miércoles, diciembre 21, 2011

Nada garantizan estudios en Harvard.: Guillermo Fabela Quiñones



Nada garantizan estudios en Harvard.
Guillermo Fabela Quiñones
Apuntes


 Se nos fue el año más peligroso para los mexicanos, tanto como si en vez de un país como el nuestro, sin guerra según el gobierno espurio, estuviéramos en el Medio Oriente o en la península de Corea. El número de muertos es por demás ilustrativo de la afirmación anterior. Concluyeron cinco años del sexenio que confirmó la imposibilidad histórica de que la derecha tenga capacidad para gobernar. Lo más descorazonador es que faltan once meses para que finalice la permanencia del PAN en Los Pinos, y en este lapso, pueden agravarse las condiciones políticas, sociales y económicas de México, como sin duda así lo quieren los agentes de quienes desearían tener los pretextos idóneos para recrudecer la mano dura que garantizara la permanencia de las políticas públicas que han favorecido a la mafia del poder, la que se ha beneficiado de manera extraordinaria desde hace tres décadas.
Según Pedro Joaquín Coldwell, presidente del PRI, Enrique Peña Nieto está capacitado para gobernar a México porque estudió en dos universidades muy prestigiadas. Es por demás obvio que esto no es una condición ineludible que garantizara una tarea exitosa, no en un país como el nuestro que vive las consecuencias devastadoras de treinta años de saqueo inmisericorde de los bienes de la nación por parte de una minoría insensible y apátrida. Esto hay que reiterarlo cuantas veces sea necesario, porque la sociedad debe tener conciencia de nuestra realidad, a fin de que la demagogia, la compra de conciencias, el reparto de platos de lentejas, no cumpla los objetivos que pretende la clase política en el poder.


Cabe preguntar de qué ha servido que los tecnócratas que detentan el liderazgo del Estado, sean egresados de las principales universidades estadounidenses. Todos ellos, sin excepción, han estudiado posgrados en Harvard, Yale, Princeton, etcétera. Los resultados de su paso por las dependencias del Ejecutivo son por demás evidentes: su fracaso es total, como así lo han corroborado los principales organismos internacionales, como la ONU, la OCDE, la CEPAL, todos los cuales coinciden en que México no ha presentado ningún avance real en materia económica desde la década de los ochenta. Las consecuencias están a la vista, las sufre con gran dramatismo la inmensa mayoría del pueblo. Lo que causa escozor es que, por eso mismo, los priístas pudieran ganar la Presidencia en el 2012.
En efecto, ha sido tan humillado y ofendido el pueblo mexicano, que ha perdido en buena medida su capacidad para comprender las causas reales de su situación tan lamentable. A ello le apuesta la mafia del poder, a la posibilidad de comprar con mendrugos el voto de las clases mayoritarias. Si esto ha sido posible en el pasado, no tiene por qué no serlo ahora, cuando la sociedad está harta de tanta violencia, de tantos yerros del PAN en el gobierno federal, de correr nuevas apuestas dándole una oportunidad a la izquierda. El partido tricolor no tiene otra propuesta que la de presentarse como el partido con experiencia, que robaba pero repartía y dejaba robar, que pudo mantener una precaria gobernabilidad durante siete décadas, con intervalos de inestabilidad que fueron superados hábilmente, como quedó demostrado después del movimiento estudiantil de 1968 y después del Jueves de Corpus de 1971.
Sin embargo, tal hipótesis ya no es válida porque luego de tres décadas de neoliberalismo y diez con el PAN al frente de las instituciones nacionales, el sistema político se agotó completamente, algo que no era real hasta los años setenta del siglo pasado. El PRI podía darse el lujo de abusar de la población porque estaban vivos aún los frutos del desarrollo estabilizador, los años de crecimiento de 6 por ciento anual, que permitieron una extraordinaria movilidad social que fue ejemplo para América Latina.
En la actualidad, cuando la movilización es en reversa, como lo demuestra el aumento de la pobreza en el país, cuando no hay crecimiento económico real, que se quiere disfrazar diciendo que la inflación está bajo control, es impensable que pueda tener éxito la estrategia que tantos años dio al PRI tan buenos resultados. Será difícil que toda la población afectada por la miseria, quiera apoyar a sus verdugos. No es de dudarse que un porcentaje mínimo lo haga, pero será insuficiente para argumentar que el PRI (o el PAN, el que demostró ya seguir fielmente los pasos del partido tricolor), podrá alzarse con un triunfo inobjetable.
Por eso es fundamental que las fuerzas progresistas se mantengan unidas, que no le abran posibilidades a la derecha de ganar espacios, que tengan plena claridad sobre la importancia de hacerse del poder, única alternativa para impulsar los cambios de fondo que reclama la sociedad nacional. De ahí la intrascendencia de un argumento como el esgrimido por el dirigente del PRI. Peña Nieto, al igual que el delfín de Felipe Calderón, el grotesco Ernesto Cordero Arroyo, no garantizan una mínima eficacia al frente del Estado mexicano, porque lo que hayan aprendido en Harvard es absolutamente inviable en nuestro desafortunado pero aún extraordinario país.
(guillermo.favela@hotmail.com)

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