martes, diciembre 27, 2011

¿Educación o Seguridad? : María Teresa Jardí



¿Educación o Seguridad?
María Teresa Jardí


El Procurador de la ciudad, capital de nuestra república, quiere ser jefe de gobierno de una de las ciudades más grandes del mundo y es uno de los candidatos aspirantes por el PRD a lograrlo. El otro es el secretario de Educación del actual gobierno capitalino, quien lo ha hecho bastante bien tomando en cuenta el cómo anda la educación en México por decreto de la derecha fascista acatada por la clase política y si algo necesitamos los mexicanos para salir adelante es apostarle todo a la educación de entrada, incluso para recobrar la seguridad, también por decreto, perdida.
Pero, repito, no es un mal candidato tampoco Mancera, quien, declara, a manera de exposición de virtudes para ocupar el cargo que: “una injusticia lo llevó a estudiar la carrera de abogado”. Más allá de que sería injusto no reconocerle a Ebrard y a su equipo de colaboradores el mérito de haber logrado mantener a la ciudad sin los índices de la violencia impuesta. El mismo mérito de Ivonne Ortega con relación a Yucatán y a Mérida. Con el mismo ejercicio controlador de daños y expulsor de capos. Violencia impuesta por el usurpador panista y los grupos paramilitares que merced a su llegada, “haiga sido como haiga sido”, en México hoy proliferan como decisión de Estado. Lo que salta a la vista con las masacres de pobres y de estudiantes y de luchadores sociales que se realizan de manera cotidiana en otros lugares de la república e incluso con eventos de índole política.


Baste voltear los ojos a Coahuila para entender la saña vengativa del irredento panista, al que no le importa más que dejar el control de determinados territorios —y si se puede de todo el país— a compinches que le cuiden las espaldas, dado que se sabe genocida y que el genocidio tarde o temprano siempre se castiga. Es además, el control de Coahuila, un capricho de uno de sus íntimos y por eso la llegada ya al atentado contra la vida del actual gobernador; luego de haber logrado, usando medias verdades y muchas mentiras, con golpeadores panistas a modo, deshacerse del hermano recién llegado a la presidencia del PRI. Merced, también hay que decirlo, a la incapacidad de los priístas de entender —y a los que lo entienden, mafiosos que también han elegido ser, no les importan más que los lujos que deja el poder—, que los mexicanos nos jugamos el futuro de muchas más generaciones que las ya perdidas merced al Fobaproa y otras lindezas impuestas por la derecha neoliberal que lograra, incluso, que el PRI perdiera el control del poder a pesar de la larga dictadura sexenal con algo de contenido social.


Pero...
Al mismo tiempo que Mancera busca convencer de que él es la mejor opción. Le salen del closet los fantasmas asesinados que buscan, para la familia falsamente convertida en culpable: Justicia.
La familia de Julia Marichal, asesinada, impunemente, hace unas semanas, denuncia que Alfredo Mauricio Marichal Cancino ha sido privado de su libertad de forma injusta e inconstitucional y que familiares y amigos seguirán, hasta lograrlo, demandando su inmediata liberación.
Sin que existan elementos para dudar que lo que dicen es cierto, señalan que han cooperado en todo momento para ayudar a la fiscalía a aclarar sus dudas. No obstante, Mauricio sigue arraigado. Mientras, los verdaderos responsables del asesinato de Julia Marichal siguen impunes. Exigen justicia para Julia y liberación inmediata para Mauricio. El padre de Mauricio Marichal, hermano de Julia, señala que se encuentra, como tendría que ser en todos los casos de fabricación de culpable, sumamente indignado por la actuación de las autoridades. En lo jurídico, la fiscalía ha hecho lo que ha querido: reconstrucción de hechos haciéndole tocar cosas sin ponerle guantes, cateo destructivo sin aviso, tortura psicológica, fuga de información manipulada a medios de comunicación sin ética, empleo de polígrafos, etc., sin lograr establecer una culpabilidad que no existe. No obstante, Mauricio sigue “secuestrado” por las autoridades quienes, en varias semanas, siguen argumentando lo mismo: que si la cinta, que si las bolsas… ¿Tan difícil les es aceptar que se equivocaron?

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