jueves, octubre 22, 2009

Jaime Ornelas Delgado: ¡Qué atropello a la razón!


TENDAJÓN MIXTO
¡Qué atropello a la razón!




Jaime Ornelas Delgado

Si la ley de ingresos aprobada por los diputados en la madrugada del pasado miércoles 21 de octubre responde a su visión de la crisis, el país, inevitablemente, se hundirá aún más ante la barbaridad aprobada en esa fecha y, después, el cinismo de las declaraciones para justificarlas, que es ya norma de conducta de los funcionarios gubernamentales, los apologistas del régimen y de los periodistas demofóbicos.


¿De verdad creerán los diputados que se puede enfrentar la crisis del capitalismo, o por lo menos paliar sus efectos sobre la población trabajadora que no es culpable, sino víctima de los peores efectos de esta situación, incrementando el uno por ciento al IVA, o elevando el precio de las gasolinas; cobrando 3 por ciento de impuesto a los servicios de telecomunicaciones como Internet, telefonía celular y televisión por cable; o haciendo que los fumadores paguen 80 centavos más por cajetilla de 20 cigarros, y subiendo el Impuesto Sobre la Renta de 28 por ciento a 30 por ciento o pasar del 2 por ciento al 3 por ciento el impuesto a los depósitos en efectivo superiores a los 15 mil pesos?


Si de verdad lo creen los diputados, si buscaron estas opciones pensando en ayudar al país a salir de la crisis, tienen una pobre, muy pobre visión de la gravedad de la crisis y desconocen, ignoran, lo que no deberían ignorar: la situación de creciente pobreza y desesperanza del pueblo mexicano ante una situación que lo agobia y le ha cancelado cualquier expectativa de un futuro mejor.


Haciendo una triste y patética mayoría, los diputados del PRI y del PAN decidieron apoyar al gobierno y sacrificar a la población, y de verdad para eso no necesitamos ni queremos diputados; al mismo tiempo, los diputados que formaron esa perversa alianza decidieron proteger a las grandes empresas que apenas pagaron el año pasado, por concepto de Impuesto Sobre la Renta (ISR), el 1.7 por ciento de sus mas de 5 billones de ingresos anuales; así, los diputados de esa santa alianza decidieron dejar intocados los regímenes especiales, los privilegios fiscales que alientan la concentración de la riqueza y el ingreso, haciendo que los ricos sean cada vez menos, pero mucho más ricos, y que los trabajadores, hoy sin empleo o con bajos salarios y sin prestaciones, sean cada vez más pobres; diputados que dan la espalada a la realidad y votan por consigna, haciendo una mayoría mecánica, irreflexiva, le salen sobrando al pueblo de México que a esos no los necesita, pues de nada le sirven y sí se inclinan dócilmente ante el poder del dinero o la decisión de la cúpula de sus partidos que entablan oscuras y sigilosas negociaciones con quienes manejan la Secretaría de Hacienda para pactar, con algún beneficio inconfesable –toda negociación que termina en pacto significa beneficio para los participantes– y si perjudican, para variar, a los trabajadores que no tienen ningún beneficio fiscal y que con su pago puntal de ISR soportan el peso del sistema fiscal mexicano, tan injustamente concebido y aplicado.


Se aprobó una ley de ingreso pro cíclica, le llaman los economistas porque alimenta las peores expresiones de la crisis: la pobreza, el desempleo, los bajos salarios y el trabajo precario.


El daño que se le ha hecho a la población es enorme, y ni siquiera el voto de castigo redimirá a quienes elaboraron el proyecto de la Ley de Ingresos, a quienes hicieron los cambios cosméticos para dejarlo todo igual y a quienes la aprobaron, atropellando la razón y la ética comprometida con el pueblo a través de las campañas electorales.


En fin, esta nueva miscelánea fiscal resulta regresiva, pero sobre todo insuficiente para enfrentar una crisis de cuya magnitud es imposible ver desde la comodidad de las apoltronadas curules.




¿Alguien sabe cuál es el rumbo?

La miscelánea fiscal, o mejor dicho el parche fiscal aprobado por los diputados, muestra, simple y llanamente, una sola cosa: nadie sabe cuál es el rumbo del país. El fracaso de la modalidad neoliberal del capitalismo mexicano, aunado a la incompetencia de los gobiernos panistas, ha puesto en evidencia que se perdió el rumbo, que el mercado es incapaz de alentar el crecimiento y la distribución de la riqueza y el ingreso, pero que quienes gobiernan –tanto el PRI como el PAN– no han logrado diseñar un nuevo paradigma que sustituya al neoliberal.


En 2006, la burocracia en el poder frustró la posibilidad de llevar adelante un proyecto alternativo de nación, propuesto a los mexicanos por Andrés Manuel López Obrador, quien ha sido el único dirigente que ha propuesta medidas efectivas para enfrentar la crisis.


Nada ha superado sus propuestas: “Primero los pobres”, era el camino, y hoy el gobierno ilegítimo pretende seguirlo; resolver la insuficiencia de la oferta de derivados del petróleo construyendo tres refinerías era solución verdadera, Calderón prometió una y seguimos esperando; la inversión en infraestructura productiva es el uso adecuado del gasto público para enfrentar la crisis, el gobierno ilegítimo mantiene el derroche de una burocracia que llegó al gobierno no con el ánimo de servir sino de servirse de los recursos públicos en su particular provecho. En fin, muchos recordaremos 2006 como el año que todo pudo cambiar, pero que el poder del dinero y la oligarquía de derecha lo impidieron mediante un fraude electoral, cuyos resultados agravan la culpa.



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