viernes, marzo 16, 2012

Se yergue López Obrador : Julio Pimentel Ramírez



Se yergue López Obrador
Julio Pimentel Ramírez


En esta confusa etapa del proceso electoral mexicano, conocida como “intercampaña”, se iniciaron las designaciones oficiales de los candidatos presidenciales de los partidos políticos con registro y los tres actos realizados hasta ahora nos dejan vislumbrar contenido y forma de los tres principales contendientes del primero de julio.
El fracaso político y mediático, aspectos indisolubles del fenómeno electoral en la democracia formal, de la candidata del Partido Acción Nacional Josefina Vázquez Mota, la bajó de la ilusoria nube en que pretendían sostenerla sus estrategas de campaña y hace patente no solamente el semivacío estadio “Azul” sino la vacuidad de su discurso, que no supera el margen de los mensajes insustanciales de motivación personal a los que está acostumbrada.
Once años de estar en la cúspide del gobierno federal, aunque en lo fundamental mantuvo alianza estrecha con sectores del tricolor, si bien sirvieron para que el blanquiazul mostrara que igualó e incluso superó a sus antecesores en prácticas corruptas e impunes, no fueron suficientes para aprender las técnicas de acarreo oportuno y efectivo.
Las imágenes, que no pudieron ser ocultadas, muestran cómo la presencia y discurso de quien se dice va a la alza en las encuestas, hechas al gusto del mejor postor, no fue suficiente para vencer el tedio y el cansancio de militantes y simpatizantes del PAN que fueron tratados con insensibilidad por los operadores del partido en el gobierno.


Este inicio tambaleante de quien pretende continuar con la sangrienta y fallida estrategia de (in)seguridad calderonista, no le augura nada bueno. Más allá de los errores logísticos de Roberto Gil Zuarth, lo sucedido el domingo pasado en la Ciudad de México desnuda las limitaciones de una candidata que olvida que no basta con subirse a la ola de la lucha por la igualdad de género, sino que la magnitud de la crisis que padece México demanda plantear soluciones viables a los problemas nacionales, con autenticidad, ética y congruencia.
En tanto el PRI, que en este periodo mantiene a su abanderado mexiquense en “urna de cristal” consciente de que se trata de un frágil producto mercadotécnico que puede autodestruirse si se le deja enfrentar la cruda realidad por cuenta propia, optó por realizar su evento en Dolores Hidalgo, Guanajuato, cuna de la Independencia y ahora bastión conservador, pretendiendo mandar el mensaje de que Enrique Peña Nieto representa el regreso a los viejos tiempos del nacionalismo tricolor, cuando en realidad no pueden ocultar su matriz neoliberal.
A la toma de protesta de Enrique Peña Nieto solamente asistieron cerca de 800 delegados del Consejo Nacional priísta, ningún gobernador estuvo presente. El ya candidato oficial del PRI lanzó palabras duras, críticas certeras en contra de los doce años de desgobierno panista, relegando al baúl del olvido la herencia de los sexenios de su partido la mayoría de los cuales no se caracterizaron por ser honestos y demócratas.
Para colmo Peña Nieto pronunció su discurso, simple y sin complejidades, con el respaldo del Teleprompter, reafirmando que dado su desdibujado perfil intelectual su campaña será esencialmente publicitaria -con mítines políticos cuidadosamente controlados, con solamente los dos debates de ley para evitarle riesgos innecesarios- y que será difundida a través de la televisión como si se tratara de vender un producto desechable a los seis años o antes si fuera imprescindible.
Por otra parte Andrés Manuel López Obrador asumió como candidato de Movimiento Ciudadano, una de las dos fuerzas políticas que lo postula, en un acto en un local que fue insuficiente para la cantidad de las personas que deseaban estar presentes en esta especial ocasión.
En su discurso AMLO reiteró los puntos fundamentales de su proyecto de nación y señaló que aunque hay cuatro candidatos a la presidencia de la República, tres representan más de los mismo (Peña Nieto, Vázquez Mota y Quadri) y que solamente el Movimiento Progresista con la participación ciudadana consciente, organizada e individual, será capaz de cambiar el rumbo de la nación y avanzar por la senda de la transformación social.
Este es solamente un momento más en la compleja ruta hacia el primero de julio, falta mucho por recorrer, el camino está lleno de obstáculos, los factores de poder (grandes medios de comunicación, Iglesia, cúpulas empresariales, jefes y empresarios del narco, el gobierno de Washington) prefiere a dos de los candidatos. Solamente una gran participación ciudadana organizada y consciente vencerá las campañas mediáticas y derrotará las viejas prácticas de compra de votos, acudirá a las urnas a decidir el destino de México, cuidará los sufragios y defenderá el triunfo de la opción del cambio verdadero.

No hay comentarios.: