miércoles, marzo 28, 2012
Los vacíos siempre se llenan : María Teresa Jardí
Los vacíos siempre se llenan
Por María Teresa Jardí
Ratzinger es un Papa que no habría sido elegido como Papa, de no haber transitado también la Iglesia Católica en medio del desvarío que la imposición del capitalismo ha traído para el mundo. Pero igual, aunque a la baja y en picada, la Iglesia Católica sigue conservando políticos de alta talla y es obvio que la visita a Cuba del Papa se da ante el vacío dejado por el gobierno mexicano que habría sido en el pasado el intermediario negociante al tránsito para los cubanos. Pero en México ya se sabe que la derecha decidió dar al traste con la vía de la diplomacia, que caracterizara al país en el pasado incluso por su derecho de asilo de cuando la república mexicana se alzaba como pionera solidaria de las mejores causas.
Qué tiempos aquellos de cuando gobernaba un general como Lázaro Cárdenas, con ministros de Educación ilustrados y de Relaciones Exteriores a la altura de las circunstancias.
Dicen que el pasado nunca es mejor, aunque así se recuerde. Pero nadie puede negar, a la luz de los sesenta mil asesinados impunes y los más de mil quinientos mexicanos desaparecidos forzadamente, en tan sólo los últimos seis años, que la nación mexicana vivió en el pasado mejores tiempos que, aunque ya hasta parezca que nunca existieron, qué tiempos aquellos en los que lejos se encontraba de ser una puntada, al estilo de las de la clase política de hoy, la política en materia de diplomacia que ubicaba a México como paladín del resto de países de nuestra América Latina.
Qué lejos se encuentra hoy el país de cuando los que gobernaban egresaban de esa UNAM teniendo en su sitio todas las neuronas. Esa universidad a la que la Vázquez desprecia, aunque se vea obligada a “rectificar que eso era antes y ya no ahora que la UNAM cambió”. Sí, a la baja, como todo.
Es claro que la UNAM también cambió. Cambió, como todo para mal, en el México de la derecha desgobernando al país. Aunque siga siendo con mayúsculas: la UNAM, la máxima Casa de Estudios del país, de América Latina y una de las mejore universidades del mundo. Pero de esa UNAM, a la que se refiere despectivamente la Vázquez, también admiradora de lo “logrado” por Pinochet en Chile, egresaron grandes gobernantes que llevaron a México entonces al primer lugar y ejemplo a seguir entre los países hermanos de América Latina y hoy, con el PAN en el Ejecutivo Federal, usurpándolo, ya hemos alcanzado el “honor” de ocupar en todo el último lugar y no sólo en Latinoamérica. No competimos ya por el último lugar ni en seguridad ni en educación ni en nada ni siquiera con Haití. Prestigio que se perdió con la llegada de la derecha y que se dinamitó con la llegada de la derecha panista vinculada a El Yunque, del que, por cierto, están denunciando en España también su existencia, con sus ramificaciones a la mexicana incluso en los programas de chismes y persecuciones a “delincuentes”, que por la telebasura también son condenados, que pasan por Antena 3 por las mañanas. La Vázquez Mota lleva lo fascista en la sangre, se le ve, se le sabe, se le nota...
La UNAM, no es lo que era, aunque sea lo mejor que aún nos queda. El golpe a la educación ordenado por la CIA y acatado por Echeverría también a la UNAM le pegó y la prueba más contundente es la diferencia entre el Movimiento Estudiantil del 68 y la no movilización de los estudiantes, aunque sea a la mexicana indignados, teniendo muchas causas, pero saltando la de necesidad de para la guerra genocida que Calderón en México desata.
Una vez que la corrupción y la impunidad se impusieron como regla, aunque la derecha mexicana y en particular la panista, no haya sido capaz de entenderlo, se ejecutó, también, la visión que en el extranjero en general y de manera particular en América Latina se tenía de México como ejemplo a seguir en materia incluso de intervenciones en aras de apoyar los acuerdos necesarios para transitar países hermanos a vías de entendimiento que entonces ellos eran los que no tenían.
Y la Iglesia Católica es obvio que busca ser la que llene el vacío dejado por el desgobierno mexicano en el caso cubano. Y en ese sentido se da la visita de Ratzinger para preparar el terreno para cuando se muera Fidel Castro influir en el regreso a la época de Fulgencio Batista.
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