miércoles, marzo 28, 2012

Rogelio Ramírez de la O : ¿A quién sorprende el acuerdo con Brasil?



¿A quién sorprende el acuerdo con Brasil?
Por Rogelio Ramírez de la O


Al acceder México a las presiones de Brasil para autolimitar sus exportaciones de automóviles dentro del Acuerdo de Cooperación Económica (ACE) 55, sin proponérselo debilitó no sólo la confianza de las empresas que invierten aquí para exportar, sino también su futura capacidad negociadora.
Por una parte limitó a mil 450 millones de dólares anuales el monto de sus exportaciones a ese país, según su Ministerio de Industria. De acuerdo con la Industria Nacional de Autopartes, aunado a la mayor exigencia de contenido regional de 35%, representa una exportación máxima por tres años de 65 mil vehículos, casi la mitad de los exportados durante el año pasado.
El argumento, como lo saben los industriales, es que con un cambio de reglas en medio del juego, muchas inversiones que se habían pensado con el anterior contenido de 30% ya no son viables hoy. Por esta vía también se afecta el potencial de inversión en México.
Por eso es que la exigencia de Brasil tenía que haberse evaluado con mucho más que un solo criterio. De entrada se sabe que cualquier decisión era difícil para el gobierno mexicano. Pero aun aceptando esto, fue claro, por la prontitud con la que los funcionarios mexicanos acudieron a ese país para atender el llamado de los brasileños y la candidez con la que revelaron su temor a la cancelación del acuerdo, que los mexicanos se autodefinieron como la parte débil del mismo.
El resultado es conocido: Brasil logró que México aceptara los cambios que exigía. Por ello es explicable que ahora Argentina también exija revisar su propio acuerdo. Independientemente de cómo reaccione el gobierno mexicano, lo que es increíble es la falta de comprensión del fondo del problema. Por una parte, unos indican que al gobierno mexicano le faltó aplomo. En el extremo opuesto, otros indican que ahora hay que ir por un acuerdo aún más amplio con Brasil, para darle incentivos de no volver a cambiar sus términos.


Sorprende la ignorancia sobre los determinantes del comercio mundial. Clyde Prestowitz, quien sirviera como jefe de la Fuerza de Ataque Contra el Comercio Desleal en el gobierno del presidente Reagan, aclara que, basado en su experiencia, hay dos juegos actualmente el comercio: aquéllos convencidos del libre comercio y otros no convencidos y dedicados a explotar los huecos del régimen global, indicando a Brasil como uno de estos últimos. Éstos, según Prestowitz, siempre van a aplicar sus propias reglas.
Y, más aún, hay gran ignorancia de que los flujos de comercio son una resultante de las condiciones económicas globales. En prosperidad es fácil para los países aceptar las reglas del libre comercio. Pero en las recesiones casi todos querrán disminuir sus importaciones para así impulsar la producción nacional y con ello el empleo.
Por eso sorprende que el gobierno mexicano siga sin entender que desde hace varios años muchos acuerdos de libre comercio no valen el papel en el que están escritos. Hoy la economía global sufre gran debilidad de la demanda y en contraposición un exceso de capacidad instalada. Casi cualquier medida que tomen los grandes países, por ejemplo la política de la Reserva Federal, que ha debilitado el dólar o los requisitos impuestos por China para que se fabrique localmente, causan gran impacto en países de menor tamaño, como Brasil, Argentina o México.
Lo sorprendente es que aun Brasil se haya tardado tanto para responder con medidas que, al fortalecer su producción, dañan a otros. Ya es tiempo de que al gobierno mexicano le caiga el veinte, pues el comercio mundial continuará años por este camino.
rograo@gmail.com

No hay comentarios.: