jueves, marzo 29, 2012

Jaime Ornelas Delgado : Emerge un nuevo país*



Emerge un nuevo país*

Por: Jaime Ornelas Delgado


nombre de quienes han emprendido esta inquietante aventura de abrir un nuevo espacio para la democracia, me dirijo a ustedes para agradecer, en primer término, su inapreciable presencia en esta ceremonia de inauguración de la “Casa del Movimiento por el Bien de Todos”; luego, me han pedido dirija unas palabras sobre nuestros propósitos al abrir esta casa que, como nos gusta decir a los mexicanos, es también la casa de ustedes, así queremos que la vean, así queremos que sea; esperamos que así la vean y la quieran ustedes para hacerla un lugar de encuentro y trabajo ciudadano para promover la solidaridad, la cultura, la educación y la ayuda mutua, fomentando los valores de la democracia participativa y el desarrollo comunitario.
Porque creemos que la construcción de la democracia que queremos no es un trabajo en solitario, es que nos unimos para darle vigor a un esfuerzo colectivo que nos permita comenzar a vivir una democracia distinta, la democracia participativa donde la política sea práctica cotidiana para ejercer la soberanía popular y participar en las decisiones entonos aquellos asuntos que nos competen y evitar que el ejercicio  del poder político se pervierta por atender a lo intereses de quienes tienen el poder económico.
Se trata, entonces, de construir una democracia plena que no sólo necesita definirse sino ejercerse de manera permanente para construirla con la participación de todas y todos aquellos que dan legitimidad al gobierno y a los gobernantes: los ciudadanos.
El neoliberalismo nos ha conculcado mucha cosas, entre otras, nuestro derecho a decidir por eso queremos retomar aquello que le da sentido a nuestra participación: elegir, decidir y contribuir a cumplir todo aquello por lo que nos hemos decidido unir para luchar, hoy, por el cambio social; hoy y mañana, por el otro México posible al que nos convoca Andrés Manuel López Obrador.
Nosotros, como ustedes, hemos decidido participar. Por eso, nos hemos propuesto llevar hasta sus últimas consecuencias la revolución de las conciencias. La refundación ética que demanda la República, no será posible si no provocamos la revolución de las conciencias, comenzando por la nuestra.
Esto, sin duda, pasa por comprender, primero, que otro mundo es posible y que el movimiento social puede construirlo, y en seguida, que el neoliberal no sólo es un modelo económico empobrecedor, sino socialmente excluyente y políticamente autoritario que debe sucumbir ante el embate del movimiento social.

El neoliberalismo, como orden donde la razón económica desplaza e ignora a la razón social y que privilegia el enriquecimiento y olvida la parte humana de la economía, es deleznable.
Un orden así, no lo queremos. Decirlo de esta manera, sin temor a las palabras, es iniciar esa revolución de las conciencias que hace posible el cambio social.
Pero tenemos una convicción fortalecida por los hechos: sin la organización de la gente, sin el poder social que surge desde abajo, no hay salida ni cambio social posible. Se trata de reconocer que no basta con ganar el poder político, también es indispensable construir el poder social. Sin duda, la transformación del país debe llevarse a cabo simultáneamente en el ámbito político y en la sociedad.
El punto de encuentro entre ambos procesos, es el poder social que es, al mismo tiempo, la materialización política de la soberanía popular y la fuerza que desatará los procesos de emancipación que modificarán la hegemonía cultural y acabarán con la opresión social.
Pero el cambio que nos proponemos tiene rumbo, se trata de un proyecto que se resume en la República Amorosa. No nos sorprende el desconcierto y la animadversión que provoca el amor en estos tiempos de cólera, cinismo y desesperanza. El neoliberalismo y sus promotores, se empecinan en desdeñar nuestra propuesta que no cabe en el pensamiento neoliberal. Su modelo no contempla, no puede contemplar la honestidad, la justicia y, mucho menos, el amor, las tres ideas rectoras de la República Amorosa. Desconoce también, el neoliberalismo, valores como la fraternidad y la solidaridad, que hoy reivindicamos para nuestro proyecto alternativo de nación, que no es una plataforma electoral ni un plan de gobierno sino la visión del país que queremos y que entre todos habremos de construir. Aeso los convocamos, todos somos necesarios en esta tarea que consideramos histórica.
Pero la República Amorosa no son sólo buenos deseos, sino que significa un cambio verdadero, una revolución pacífica y ciudadana; un proyecto social que responde a la necesidad de construir democráticamente, todos a una, un país distinto y mejor al que hoy tenemos y nos ahoga.
Estamos hablando de un cambio total, que comienza aquí y ahora y donde la llegada a la presidencia de la República no es el puerto de   llegada, sino el de partida para cumplir la Odisea que construya un México distinto y mejor que el de hoy. 
Se trata de cambiar la sociedad en todos los aspectos: cultural, intelectual, económico y político. No se postula, entonces, una simple lucha por el poder sino de una transformación de la conciencia nacional, Un cambio, que quiere ir hasta el fondo de las estructuras sociales y no se limita a los cambios que se hacen para que todo siga igual. 
Vamos juntos en esta tarea. ¡Hasta la victoria!
Quedan ustedes en su casa. Gracias.
*Palabras pronunciadas en la inauguración de la Casa del Movimiento por el Bien de Todos.

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