lunes, marzo 12, 2012

Ludopatía y casinos : María Teresa Jardí




Ludopatía y casinos
María Teresa Jardí


Así como es claro que para acabar con la violencia, que produce la droga mantenida como mercancía no sujeta a aranceles, es necesario que la droga vuelva a ser la mercancía sujeta a aranceles, que nunca debió dejar de ser, y que se destine el dinero que de manera tan inmoral se destina al combate del narcotráfico, a la educación preventiva y a la salud, de los que de todas maneras decidan que quieren drogarse.
El hombre tiene dos cosas por las que merece lugar: la vida y la libertad. Y con la firma del pacto social que es lo que garantiza la vida en paz y con tranquilidad, el hombre no negocia a la libertad como bien supremo al lado del bien que significa la vida misma. Gobernados y gobernantes de común acuerdo se consignan en una Constitución un cúmulo de principios elementales. Unos, los gobernados, se comprometen a no violar las leyes y les otorgan a cambio de un generalmente muy buen salario, a otros, los gobernantes, el derecho de castigarlos si las violan. Punto.
Pero así como no se despenaliza la droga, amén de por el dinero que produce su manutención como clandestina para el imperio gringo que mantiene con ese dinero su sistema financiero. Amén de por la lana que es idioma del imperio yanqui. No se despenaliza la droga porque el narcotráfico es un instrumento útil para deshacerse de algunos de los muchos millones de personas pobres que en el mundo existen. Pobres que molestan a los mafiosos ricos que se reparten el poder porque les afean el contorno de sus vidas más miserables, en el fondo aún que las de los que asesinan.
Porque los pobres en cualquier momento pueden tomar la decisión de rebelarse y siendo millones, poner a los otros a sufrir y a correr.


Mafiosos empresariales y gubernamentales que asesinan porque el miedo al otro se torna en su compañía en el momento de poner cada noche su cabeza en la almohada, que aunque de plumas de ganso, no les es suficiente para conciliar el sueño que el miedo les mata.
La adicción al juego, que en México, como la crónica anunciaba, crece cada día, no se va a controlar, sólo pasa por mandar las alertas educativas. En el caso del juego, amén de esas alertas deben ser cerrados los casinos que convierten a la gente en ludópata.
Al menos, en el caso de Yucatán, el POR ESTO!, está denunciando el aumento del problema, que se tapa en otros lugares de la república donde es obvio que debe ser aún más intenso.
Hay fenómenos que, como la más elemental de las lógicas indican, deben ser controlados desde antes de su nacimiento.
Hasta el cansancio alertaron muchos sobre el daño que los casinos producen en otros lugares que al menos han tenido el buen tipo de encajonarlos en determinados pueblos o ciudades.
No se escuchó a nadie, porque a Creel le urgía quedar bien con la telebasura que en México ya se ubica incluso por encima de la infame clase política, soñando quien jamás ha tenido ni la menor posibilidad de ser gobernante, porque hasta en su partido lo abominan, que a ese costo para el pueblo, que no le importa, porque los pueblos está claro que a la derecha nunca le importan, él iba a ser algo más que otro ridículo aspirante a la Presidencia.
Controlar la ludopatía pasa por cerrar los casinos. Y, sí, siempre habrá quien establezca formas paralelas de juego clandestino. Pero como entonces eso será delito. Las autoridades, si algún día, México se convierte en un Estado de Derecho, perseguirán a los que cometen ese delito. Punto.
Bien podría ser en Yucatán donde se acabara con ese mal. Yucatán, el Estado cuna del Amparo y donde se está implementando una muy interesante reforma penal, bien podría ser el lugar donde se diera ejemplo de marcha atrás en algo tan pernicioso para los habitantes como son los lugares de apuestas a los que la gente acude con la esperanza de ganar unos pesos y sale buscando cómo suicidarse.

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