jueves, marzo 01, 2012

El programa es lo esencial : Laura Bolaños Cadena



Laura Bolaños Cadena
El programa es lo esencial


Yo no voy a votar por un tipo que va a privatizar lo que queda de PEMEX, apenas una muestra de lo que hará con el resto; o sea, continuará por la misma vía neoliberal que ha hundido al país, a más de haber dado pruebas de ignorancia y poca inteligencia política. Tampoco por una señora que ahora echa muchas sonrisas, pero que a su breve paso por la Secretaría de Educación Pública, mostró su ideología al no permitir la distribución en las escuelas públicas de un folleto de educación sexual elaborado por el Gobierno del DF. Lo sustituyó por otro que parecía salido de las oficinas episcopales, confeccionado nada menos que por las asociaciones de padres de familia afines al PAN. Ya se pueden figurar las recomendaciones de castidad, virginidad, homofobia, etc. Pero mi rechazo a ambos candidatos parte esencialmente de que el muchacho bonito es del PRI, partido que tuvo en sus manos el país durante 80 años, y aún padecemos el desastre que dejó. Y la señora sonriente es del PAN, que siguiendo los mismos lineamientos del PRI, nos ha sumido en las peores crisis económicas y de seguridad.


Lo que puede sacar adelante a México es la rectificación total, el cambio de rumbo. Un programa de gobierno como el enunciado por Cuauhtémoc Cárdenas en el documento de presentación del libro “Un México para Todos”. Entre los puntos más importantes -aunque todos los que toca lo son- propone la instrumentación prioritaria de programas de desarrollo para zonas y grupos de alta marginación; una reforma fiscal integral; impuestos a las transacciones financieras y eliminar el IETU; planeación del desarrollo nacional con visión de largo plazo, cosa que se ha hecho muy pocas veces. Las medidas tomadas por los sucesivos gobiernos, en general, han sido inmediatistas y sin proyección al futuro. Propone fomentar el uso del transporte público; preservar los avances en los derechos laborales, prohibir los contratos de protección. Librar un combate a fondo contra la corrupción; crear nuevas universidades públicas (de verdad, no las cien que sólo existen en la imaginación de Felipe). Fortalecer el Estado laico e imponer un cambio efectivo en las políticas de combate a la delincuencia. Una política exterior digna que deje de estar subordinada a intereses ajenos. Buscar una relación equitativa con los Estados Unidos.
Esto es apenas una breve muestra; el documento no tiene pierde. Concuerda punto por punto con la plataforma de gobierno que propone López Obrador. Es de suponerse que se le dará una difusión amplia durante la campaña. Esta vez el ingeniero Cárdenas se añade a las fuerzas que apoyan al candidato presidencial de la izquierda para el sexenio 2012-2018.

Ni tan amoroso

Para llevar a efecto un programa de gobierno como el enunciado, no se puede ser muy amoroso. Al intento de implantar semejantes políticas públicas, la reacción de los que se sientan afectados no tendrá nada de amorosa. Y su respuesta va a ir mucho más allá de un juego limpio. Los más sucios infundios, la peor propaganda, el sabotaje, serán empleados a fondo por fuerzas que no vacilan en llegar hasta el crimen.
Está bien que no se imponga la revancha, que no se obre llevado por el odio; pero por fuerza se tiene que hacer justicia. La justicia requiere mano firme y sin contemplaciones. Ser justo no necesariamente significa ser amoroso. A mi modo de ver, el vocablo está fuera de lugar en el caso presente. En una lucha política, lo de amoroso suena a débil o cuando menos a cursi. Suena a poner la otra mejilla. Civilidad, respeto, juego limpio son más adecuados. Ya se verá, cuando llegue la hora, que el enemigo nos obligará a olvidar lo amoroso.

El fascismo no perdona

Torcer la ley, incurrir en los más descarados absurdos legales, en el cinismo para vengarse de un juez limpio y valiente, son poca cosa para los que tienen una historia de crímenes de lesa humanidad tan atroces y repugnantes como los cometidos por los militares del Sur de nuestro continente. Quizá peores por haberse llevado a cabo durante mucho más tiempo.
Investigar un caso de corrupción en que están metidos hasta las cachas miembros de un partido derechista, hoy por desgracia en el poder, y la pretensión de indagar los crímenes del franquismo para, por lo menos, reivindicar la memoria de las víctimas y de alguna manera compensar el largo calvario de sus familiares, aunque sea nomás con el reconocimiento de la injusticia, le ha traído al juez español Baltasar Garzón una condena de 11 años de inhabilitación como magistrado. Pero todavía le reservan otras acusaciones. La venganza no ha terminado en esto. Quieren machacarlo para escarmiento. Que nadie se atreva nunca más a impugnar los crímenes fascistas. Lo acusan de “prevaricación”. Según el diccionario, la prevaricación es el delito cometido por un juez que, a sabiendas, dicta una resolución injusta”. ¿Quiénes son los prevaricadores en este caso? Los fascistas no perdonan. Lo más triste es comprobar el poder que todavía tienen en España.

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