jueves, marzo 15, 2012
Candidatura democrática por el PT : Manuel Bartlett
Candidatura democrática por el PT
Manuel Bartlett
Invitado por el PT competí en Puebla por la candidatura al Senado conforme a reglas de la Alianza Progresista, gané en tres encuestas, fui declarado consecuentemente candidato de PT, Convergencia y PRD. Recibí apoyo de todas las expresiones de la izquierda, por identificación de coincidencias entre mis posiciones políticas y las del movimiento de López Obrador.
Además de mis intervenciones en el Senado, en una década de artículos en esta sección de Opinión, espacio que agradezco a El Universal, he expuesto insuperables desacuerdos con la derechización del PRI.
La posición que adopto es ideológicamente congruente y, considero, obligada para quien se asume comprometido con el destino de nuestro país, amenazado de inminente desintegración, de perpetuarse el modelo que sostienen los candidatos del PRI y del PAN, así, permanecer pasivo, sería conformismo inmoral.
Participar con las izquierdas, estimo, es la vía para rescatar a México y, desde luego, reto para quienes pretenden preservar privilegios en una sociedad empobrecida, sometida. Mi eventual llegada al Senado no es grata para los intereses de la continuidad, lo que anuncia lucha en el terreno político, pero también en el de la difamación y campañas descalificadoras. Recibí advertencias intimidatorias.
Al pronunciarse mi elección como candidato surgió la primera oleada: ¿Cómo es posible que sea candidato de las izquierdas el autor de la “caída del sistema” que despojó a Cárdenas? aunque éste apoyara mi candidatura, quien ante interesados insistentes comentó que conviene que dé una explicación, lo que hice de inmediato en televisión nacional e internacional y en prensa escrita y lo vuelvo a hacer:
La elección de 1988 fue regida por el Código Federal Electoral (D.O., 12 de febrero 1987), el Art. 170 fijó las atribuciones de la Comisión Federal Electoral que yo presidía, ninguna le asignó contabilizar los votos de la elección presidencial, no existe referencia de computadoras ni encuestas de salida.
El cómputo (Arts. 296 a 298, 301 y 302) correspondió a los 300 distritos, como la integración de los paquetes electorales con el Acta de Cómputo Distrital, remitiendo la documentación a la Cámara de Diputados para que erigida en Colegio Electoral calificara la elección. Nunca tuvo la Comisión Electoral ni la responsabilidad de computar esa elección, ni los documentos de ésta, si hubo fraude fue con la abstención concertada del PAN. Atribuirme un fantástico fraude: la “caída del sistema” que no existía, no resiste el menor análisis, pero distrae la atención del Colegio Electoral y su contubernio.
No sólo he aclarado, lo he judicializado, demandé hace seis años a Germán Martínez, presidente del PAN, por imputarme en el IFE haber sido el “artífice del fraude electoral del 88”, descalificándome por haber llamado al voto útil por la izquierda, no por la derecha, contrario a la propuesta de priístas calderonistas. No aportó ningún elemento, ninguna prueba, presentó algunos artículos falaces como se funda rutinariamente esta recreación y fue sentenciado por “daño moral”, aunque patalea alegando derecho a decir lo que no probó.
Alguien desde la izquierda refritea este absurdo evento, coincidiendo con la derecha. Columnistas viejos lo repiten ligados a claros intereses, periodismo sin análisis, prácticamente difamación. Aquí mismo en esta sección, un columnista de derecha el pasado lunes ataca a López Obrador por mi postulación —democrática— “siendo el operador del fraude”, que dice demostrado, atribuyéndome de paso, haber escrito que Salinas no ganó por el fraude, sino porque el PAN avaló su elección, falsario, escribí que el PAN apoyó al abstenerse de votar en contra del dictamen. Chabat descalifica la esencia de la decisión que pretende ridiculizar, la posición ideológica que convenientemente no analiza, basta con la suya.
mbartlett_diaz@hotmail.com
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