jueves, diciembre 15, 2011

No será fácil una solución cínica : Guillermo Fabela Quiñones



Apuntes
Por Guillermo Fabela Quiñones
No será fácil una solución cínica


Como suele suceder en casos así, los responsables se tiran la pelota unos a otros con el fin de sacudirse las culpas. Esto no tiene sentido en la inexplicable represión a un grupo de alumnos de la Normal Rural de Ayotzinpa, pues tanto la policía estatal como la federal participaron en igualdad de circunstancias y con el mismo propósito: dar un firme escarmiento a los estudiantes para que ya no anden de revoltosos. Sobran pruebas de la saña con la que actuaron ambos cuerpos policíacos, en clara demostración de que lo hacían con pleno apoyo del Ejecutivo estatal.
Estamos reviviendo hechos sangrientos del pasado, los cuales quedan impunes porque quienes los llevan a cabo sólo están cumpliendo órdenes y los que las dan son intocables, tal como sucedió el 2 de octubre de 1968, el 10 de junio de 1971 y en la matanza de Aguas Blancas, entre otros muchos casos menos notables. Nada ha cambiado el sistema político, como si los mexicanos estuviéramos condenados a soportar eternamente los designios de cúpulas insensibles al dolor de los miserables de siempre. Al igual que en hechos similares, la guillotina cayó sobre funcionarios de medio pelo, con el claro propósito de que pronto se le dé carpetazo al problema.
Será difícil que la sociedad agraviada acepte que las cosas se resuelvan así tan cínicamente. Si antes fue posible, fue porque el país atravesaba por circunstancias menos desfavorables, que permitieron sanar las heridas con el paso del tiempo. Hoy se antoja imposible, con los gravísimos problemas económicos que padece la inmensa mayoría de mexicanos, la dramática inseguridad pública por una violencia incontrolable, la pérdida de confianza de la ciudadanía en la viabilidad de la clase política para superar una crisis estructural que necesariamente se habrá de agravar en los meses venideros.


Vale tal señalamiento porque no hay visos de que el “gobierno” de Felipe Calderón quiera terminar el sexenio curando heridas, o tratando al menos de que no se agraven, como lo demuestran los hechos. La descomposición social seguirá en aumento porque así están puestas las condiciones por el grupo en el poder. No le importan las consecuencias que acarrea su estrategia antidemocrática, como lo demuestra la firmeza del inquilino de Los Pinos en sacar adelante las famosas “reformas estructurales”, sobre todo la laboral, con las cuales se aseguraría de que la elite continúe esquilmando a la nación.
En este marco conceptual, la muerte de unos cuantos jóvenes “prescindibles” es un asunto de poca monta. Lo esencial para la oligarquía que patrocina a Calderón es que cumpla sus instrucciones al pie de la letra, y vaya que lo ha estado haciendo, aunque con tanta torpeza que está dejando una larga estela de descontento social que tardará mucho en extinguirse. Buen ejemplo de esta obediencia es haberse salido con la suya de que la Cámara de Diputados aprobara la iniciativa de Ley de Asociaciones Público Privadas, con la cual se garantiza que los “empresarios” que inviertan en proyectos conjuntamente con el sector público, no tendrán pérdidas sino ganancias seguras, aunque la obra de infraestructura quede inconclusa o que un proyecto no pase del papel.
Así, el Estado quedará como mero administrador de contratos, como aval para que los “socios” privados ganen aunque el gobierno se quede con la deuda generada por el proyecto, se termine o no. Ya sólo falta que la mayoría en la Cámara Baja, con el apoyo de traidores como Vidal Llerenas, apruebe la reforma laboral, con la que se le daría la puntilla a la clase trabajadora, para que pase directamente a la condición de esclavitud asalariada, sin ningún derecho, como lo han reiterado especialistas en derecho laboral que no se venden a la iniciativa privada más retrógrada y voraz, que es la que quiere se haga realidad dicha reforma fascistoide.
De acuerdo con los hechos, es obvio que de continuar por ese camino, la oligarquía y la burocracia dorada estarían llevando al país a la ingobernabilidad, pues a las clases mayoritarias no les quedaría otro camino que la desesperación, la cual es muy mala consejera. Tal parece que no les importa, como lo demuestra la realidad, e incluso actúan de manera absolutamente contraria al objetivo esencial de avanzar en la solución de los problemas concretos que agobian a millones de mexicanos. Buen ejemplo lo tenemos en el estilo de “gobernar” de Calderón, inflexible, sectario y ajeno por completo a los llamados de la sensatez.
Lo malo es que tal manera de actuar es contagiosa, como lo vemos a lo largo y ancho del territorio nacional. El gobernador Ángel Aguirre Rivero es un buen ejemplo de ello. ¿Qué le costaba haber evitado que el descontento de los alumnos de la Normal Rural de Ayotzinpa llegara a tales extremos? ¿Acaso quería quedar bien con la líder “moral” del sindicato magisterial, Elba Esther Gordillo, quien desea que México sea ya un país en el que los pobres estén completamente amansados? Parece que así es.

(guillermo.favela@hotmail.com)

No hay comentarios.: