jueves, diciembre 15, 2011

FECAL, su mayor exponente : Gilberto Balam Pereira



FECAL, su mayor exponente
Por Gilberto Balam Pereira
Los pifiosos de moda


Pifia. Como metáfora es interesante. A ver. Pifia es un golpe en falso que se da con el taco en la bola de billar o de trucos. Y las pifias han sido un común denominador, sobre todo de los políticos. Curiosamente, por ejemplo, Fox no era precisamente pifioso, sino ocurrente, payaso improvisador diríamos, hasta talentoso en sus frases diarias, vamos, hasta simpático que nos hacía reír todos los días por sus puntadas. No faltaron comentaristas patéticos que lo criticaban “seriamente” por sus dicharachos ridículamente espontáneos.
Pero recientemente los políticos se han lucido como verdaderos analfabetos que incurren no en chistosadas foxianas, sino en metidas de pata, éstas sí, patéticas.
Han desfilado recientemente por la alfombra roja de la ignorancia numerosos especímenes de la clase política que han sido objeto de mofa por parte de los mexicanos.
Ciertamente, coincido con mi viejita juvenil lúcida Rubí Betancourt quien ha opinado en la forma más congruente y razonable sobre el tema.
Ciertamente repito, con ella, que ultimadamente no se trata de que se desconozca a tal autor o tal obra. Nadie puede ser un erudito todólogo. La verdad, y esto sí es preocupante, los políticos y en particular los aspirantes a gobernarnos, pueden no ser leídos, pero es inaceptable en ellos la notoria incapacidad de improvisar elementales respuestas a sencillas preguntas del público. Nos preguntamos, ¿y cómo responderán en los foros nacionales e internacionales a preguntas sobre los problemas que pulsa el país? Aceptemos que las estadísticas duras no se manejan fácilmente, pero aquí es donde se demuestra la incapacidad para responder de forma coherente e inteligente a las dudas que se formulan. ¿Con que substancia gris cerebral asumirán estos personajes, iniciativas y decisiones de importancia nacional en el momento en que las circunstancias inesperadas exijan decisiones inmediatas?


¿Consecuencias de esta incapacidad? Las tenemos a la vista con las lamentables políticas fallidas de los gobiernos pasados y actuales. Y la población se arrepiente luego desilusionada y decepcionada después de haberlos ungido como sus representantes.
Lamentablemente la clase política no tiene interés ni lo ha tenido por cultivarse, por estudiar o simplemente leer. La grilla y su falta de interés no les permite tiempo para hacerlo. Y ahí estamos viendo las consecuencias que los medios han dado vuelta al mundo exhibiendo la desnudez analfabeta de figurones candidatos. ¿Cómo vamos a esperar que entiendan los problemas del país derivados del abandono de la educación e información a la población, en particular de los jóvenes?
Pero a donde quiero llegar, es al señalamiento de que el ilegítimo FeCal es un pifioso empedernido que pifia todos los días y escapa de la opinión pública.
Un ejemplo, el 22 de noviembre el INEGI (gubernamental) dio a conocer que la economía del país, creció 4.5% en el tercer trimestre de este año, arriba de la cifra esperada de 3.5 que previó FeCal, lo que le permitió a éste hacer alharaca en rueda de prensa y felicitarse por tan “magno acontecimiento”, chacoteó y chacoteó con los periodistas porque la economía había subido 1% (sic), cuando en realidad la información debía interpretarse como un alza de 28.6% en relación al supuesto 3.5%. Y eso es sin polemizar si el tipo lee o no. Bueno, lo más probable es que tampoco, no, como sus congéneres.
El gusto del Pelele no le duró mucho, porque unos días después, el mismo INEGI dio la noticia que la tasa de desempleo en octubre fue “tan sólo” 5% contra 5.7% de octubre del año pasado lo que significaba que unas 300 mil personas, en un año habían conseguido ocupación.
El tal FeCal calló en esta ocasión, su optimista algarabía de días antes se vino abajo, entonces, como los mariachis, calló ante esta reciente información. Porque ya sabemos que una tasa de desocupación de 5% de la población económicamente activa, delata que 2 y medio millones de mexicanos y sus familias siguen sin trabajo, en el desamparo total.
Para desasosiego del Usurpador presidente, la tasa de subocupación (trabajo informal) subió en octubre de este año 9.3% muy por arriba del 8.5% de octubre de 2010.
En otras palabras, que hay en el país casi 4 millones y medio de mexicanos que, es cierto, tienen un “trabajo” pero que no satisface las necesidades básicas de una familia.
Estos trabajos aparentemente recuperados son tan precarios, tan mal remunerados que da origen al aumento de la tasa de subempleo. Esto lo entiende cualquier ciudadano, pero no el régimen de FeCal. Este tipo es tan mañoso que siempre le da la vuelta al problema del desempleo. Verdaderas pifias.
Este individuo (ni siquiera puedo llamarle señor) que se autopostuló como el “presidente del empleo” hace tiempo que junto con su proclama ocupan un lugar en el basurero de la historia. Y todavía con estas pifias, sus congéneres panistas aspiran ocupar “el águila de la silla”.
FeCal insiste en magnificar el número de empleos formales como lo hizo en Cancún hace tres semanas. Aquí festinó que se han creado en lo que va en el año 764 mil nuevos empleos. Pero nunca aclara que estos trabajos son transitorios y mal remunerados.
El pasado 29 de noviembre, el Espurio enmudeció en Santiago de Chile cuando la mexicana Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) denunció en su informe “Panorama Social de América Latina 2011” que en 2010, de todos los países de la región, sólo en México y en Honduras habían aumentado la pobreza y la indigencia. Según este informe 36.3 de cada 100 personas están en condiciones de pobreza, cifra superior a la registrada en 2008, que era de 34.8%. Lo cual quiere decir que en México 46.8% de sus habitantes son pobres. FeCal enmudeció en ese foro de Santiago de Chile.
Uno se percata de que se habla de pobreza y de pobreza extrema en función de ingresos, gastos y condiciones de vida. Pero poco se habla de la indigencia o sea, sobre la situación de que hay todavía un estrato inferior a la pobreza extrema: el de la indigencia. Es decir, los que no pueden responder a los interrogatorios que se aplican a los pobres en general. Me refiero a los sin casa, a los sin ingreso, a los que pepenan para subsistir. Son los que mal sobreviven de los desechos de los basureros, de la mendicidad y de pequeñas raterías. Este infrahumano sector pasó de 11.2% de la población en 2008 a 13.3% en 2010.
Ante este lacerante panorama, resultan insufribles las pifias, las mentiras, los disimulos del peor gobierno que le ha tocado a México soportar.

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