lunes, diciembre 05, 2011

En la prevención está la solución : María Teresa Jardí

ADIOS MOREIRA


En la prevención está la solución
María Teresa Jardí


Para sus amigos, y también para sus enemigos, de esa luchadora incansable que era Julia Marichal, la orden directa que, a manera de decreto a todos nos daba, era la de: “A pesar de los tiempos, ser feliz todo este siglo”. Siglo que pintaba para hacer felices a todas las personas a mediados del siglo anterior. Siglo, el anterior, que a pesar de la revolución inconclusa, para los mexicanos pese a Díaz Ordaz y a Echeverría, hasta la llegada de los tecnócratas, luego del desastroso gobierno de López Portillo, a la distancia reivindicado como el hombre culto que a su llegada se encontró con que ya no había nada que hacer por cuanto a que eran los grandes capitales los que dictaban las reglas del mundo y ante la evidencia convirtió, para sobrevivir los seis años de su gobierno, a la frivolidad en su divisa.
Pese a lo cual José López Portillo emitió La Ley de Amnistía, que permite hoy a Pablo Gómez, entre otros, ocupar escaños en el Legislativo. Aunque, igual, Pablo, como el resto de legisladores que no acaban de entender que no es mintiendo, ni con leyes a modo, que además son discriminatorias, que se van a resolver los terribles problemas que nuestro país hoy enfrenta.
Muchos ciudadanos, encabezados por gente de derecha, exigen en la Red, que se ponga fin a la Cámara de Senadores. Tantas veces ha circulado el correo que seguramente todos leyendo las cifras, inmorales, de lo que al pueblo le cuesta el mantenimiento de esos señores, todos de tanto en tanto habremos caído en la tentación de pensar que sí, incluso los que entendemos que leyes como la de Seguridad Nacional enviada por Calderón, que en el fondo busca legalizar la inseguridad para el pueblo mexicano, sin el Senado ya estarían aprobadas, hemos pensado, que sí, que de una buena vez se acabe con esa figura.
Senado, por otro lado, al que como control de daños, se le ocurre, medio acotar el fuero, convertido en la patente de corso incluso de individuos que tienen claros vínculos con el narcotráfico. Pero acotarlo de manera falsa.


La intención del fuero entendida, correctamente, por los antaño constituyentes, simplemente debe servir para que no pueda ser detenido un legislador por sus opiniones en contra del Ejecutivo.
Pero ahora quieren vendernos lo que lo “acotan” permitiendo, a los muchos que además ahora gozan de esa patente de corso, presidente, gobernadores, etc., continuar en funciones, aunque denunciados por delitos graves, hasta que sean sentenciados. Una farsa más. Farsa creadora de una ley particular y para el resto de los acusados por la comisión de algún delito, ley discriminatoria.
En fin... siglo, el pasado, que no había sido tan funesto para los mexicanos, como lo han sido los últimos seis años de inconcebible genocidio. Genocidio cometido a nombre de una falsa guerra con un objetivo muy claro: el de hacerle el “favor” —- al imperio gringo al servicio de los grandes capitales financieros que dominan al mundo—- de realizar en México una limpia de pobres.
Cien mil o quién sabe ya cuantos van masacrados sin piedad a nombre de un crimen: el narcotráfico, que, no sólo no se combate, que se promueve y tolera por la derecha apoderada del poder y del dinero. Derecha que además a los pobres mata también de hambre y de enfermedades curables. Falsa guerra, como falso es lo de que buscan los senadores acotar el fuero, para que el imperio que para desgracia de México nos tocó en el reparto de males por vecino, pueda apoderarse de todo del país convertido en su patio trasero, que es hoy México, con la venía de desgobernantes entreguistas y sin un ápice de sensibilidad social, evidenciado lo anterior en la masacre continuada de pobres, ordenada por el que hoy usurpa el Ejecutivo federal, al servicio, como criado, del imperio que ha convertido a la falsedad en su divisa, a cambio de otorgarse a sí misma, la fascista clase política de ese país, el derecho de convertir en asesinas a sus fuerzas del orden y en adicto a las compras y a las drogas al pueblo estadounidense, casi analfabeto, que azorado, supongo, como la gran mayoría de habitantes del planeta, apenas atina a sobrevivir cada día un poco más de peor manera.
Ausencia total de sensibilidad social tiene hoy en general la clase política. Ejecutada y enterrada en una fosa común en el gran cementerio en que se encuentra convertido nuestro país, está la sensibilidad social propiciadora de la sensibilidad política de la que carecen en México los integrantes de los tres poderes que son expresión de las repúblicas cuando las mismas se alzan generosas como la forma de gobierno elegida por una nación orgullosa de su pasado que guarda en la memoria presente como la única forma posible de construcción de un futuro luminoso.
La mentira como regla cuando el problema de la droga tiene la fácil solución de todos conocida. La solución, incluso sin la conversión de la droga en mercancía, está en la educación para la prevención de la adicción. Ausencia de prevención porque si se previene se acaba con el negocio que mantiene financieramente al mundo.

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