lunes, septiembre 06, 2010

Ricardo Andrade Jardí : No hay cortina de humo que maquille la barbarie

No hay cortina de humo que maquille la barbarie
Por Ricardo Andrade Jardí


Como todo en los cuatro años del desgobierno del “haiga sido como haiga sido”, se anuncia con bombos y platillos el fin de la era analógica para dar paso a la era digital.
El decreto anunciado por el usurpador como cortina de humo para distraer la atención sobre los 72 migrantes asesinados, cobardemente, por presuntos sicarios del narcotráfico o por grupos de “Minuteman”, que pudieran estar operando ya en el país, donde gracias al fraude patriótico y la campaña de odio y miedo orquestados por los modélicos empresarios chatatarra que se han apoderado del país, todo es posible. En todo caso el vergonzoso evento deja claro que en el México usurpado, el crimen organizado sirve también a los intereses de racismo yanqui, país fundado por migrantes que han olvidado, a cambio de un puñado de monedas, sus orígenes; migrantes también que se han convertido en los persecutores de sí mismos.

Y, ahí está, Fecal decretando el fin de la era analógica para dar inicio a la era del agandalle digital a favor, presumiblemente, como lo ha demostrado durante su usurpado mandato de la telecrática casa de Chespirito, convertido en la guía intelectual de la clase política mexicana.
Pese a las cortinas de humo, la decadencia del desgobierno panista le da la vuelta al mundo y México ocupa los titulares de la prensa internacional, en la justa medida de los que hoy somos.
Es difícil distinguir dónde termina la corrupción del desgobierno político y dónde inicia el “gobierno” corrupto del narcotráfico.
Pero resulta igualmente difícil distinguir dónde se extravió la sociedad mexicana, que por momentos parece no comprender que la sufrida suerte de unos, será el futuro de todos, dónde extraviamos la solidaridad, dónde dejamos la capacidad de conmovernos ante el dolor ajeno...
Y así es como llegamos a nuestro promovido bicentenario de una independencia que en la práctica, y luego de casi 30 años de neoliberalismo, no es otra cosa que una maquillada dependencia económica, que deja mucho qué desear en cuanto a eso que se le ha llamado demagógicamente soberanía nacional.
No hay cortina de humo que pueda maquillar la decadencia. No se puede ocultar la bestialidad que nos desgobierna, con anuncios electoreros ni con pretensiones tecnológicas.
Hemos llegado a septiembre del 2010 casi en las mismas condiciones contra las que en 1810 nacieron las condiciones concretas para la revolución de Independencia y por más intentos que la telecracia haga para dibujarnos a un Hidalgo irresponsable y conmovido por la carnicería realista. La verdad histórica nos hace saber que el cura que leía a Moliere y también se había impregnado del pensamiento liberal de su época, que recorría ya casi todo el continente y que su aventura bélica tenía un objetivo bien claro, que no era otro que conquistar la felicidad que la barbarie colonialista les había arrebatado a miles de seres humanos.

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