sábado, septiembre 11, 2010

Guillermo Fabela Quiñones : Los motivos reales de la terquedad

Apuntes
Los motivos reales de la terquedad
Por Guillermo Fabela Quiñones


Nos esperan dos largos años de pesadilla inacabable, porque es un hecho que Felipe Calderón seguirá por el mismo rumbo que le trazó la oligarquía cuando lo llevó a la primera magistratura del país. No variará un milímetro su marcha hacia el abismo al que nos quiere conducir, sin importar las consecuencias fatales de tan insensata e irracional determinación. Sin embargo, dentro de su propio partido hay quienes comienzan a darse cuenta del gravísimo daño que le está haciendo el inquilino de Los Pinos a la nación, con su terquedad reaccionaria al servicio de una minoría voraz que no se harta de lucrar a la sombra de un Ejecutivo que acabará finalmente con la escasa gobernabilidad que aún tenemos los mexicanos.

Así como los tecnócratas del PRI, que dieron un golpe de Estado incruento que marcó el nuevo rumbo impuesto por la Casa Blanca y los principales organismos de la plutocracia global, actuaron dócilmente sin oponer ninguna resistencia en defensa de los intereses nacionales (recuérdese la firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá), así Calderón se mantiene firme en una posición que afecta gravemente el futuro de los mexicanos. La única explicación razonable es que ello se debe a los beneficios que le acarreará a él y a su grupo favorecer al costo que sea a unos cuantos grandes empresarios que son los únicos beneficiarios de las políticas públicas fascistas seguidas por Calderón.
Prueba clara de ello es la actitud asumida por el titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, Javier Lozano Alarcón, en defensa de los intereses del Grupo México de Germán Larrea, así como de la minera canadiense Gammon Gold, que explota la mina El Cubo, situada en el estado de Guanajuato. Sin ningún tapujo ha estado actuando como abogado defensor de ambas empresas, y ante la firmeza de los trabajadores al defender sus legítimos derechos, no dudó en tacharlos de “delincuentes y arbitrarios”, como lo hizo el jueves al término del Encuentro Internacional de Mujeres Empresarias realizado en la capital de Guanajuato.
En los hechos, Lozano ha puesto en práctica algunas medidas que se contemplan en la reforma laboral fascista que quieren imponer al país, como prohibir de manera terminante el derecho de huelga, como sucedió en Cananea, Sonora, donde los mineros de la sección 65 siguen luchando contra tal imposición anticonstitucional, por lo que el funcionario, fuera de sí, afirmó que tal actitud “es un acto reprobable de delincuencia que el Estado mexicano no debe tolerar”. Más claro no podía ser su llamado a imponer por la fuerza un estado de cosas no sólo injusto, sino abiertamente reaccionario con graves implicaciones sociales y políticas en un momento extremadamente delicado.
Esto podría explicar la terquedad de Calderón en utilizar a las fuerzas armadas con fines policiales y de represión social, pues sabe que sólo así será posible seguir en el poder para garantizar la preeminencia de la oligarquía sobre el resto de la sociedad nacional. En cuantas oportunidades se le presentan, lo primero que afirma es su pleno convencimiento de que las tropas deben estar en las calles cumpliendo tareas que no le corresponden y las han distanciado lastimosamente de la población, por tanto abuso cometido y un absoluto desinterés por los derechos humanos de la sociedad civil. Esto lo tiene sin cuidado, pues “modestia aparte, siempre salen ganando los militares” en los enfrentamientos con la delincuencia organizada.
Concediendo que sea verdad tal afirmación, también lo es que tales “triunfos” son en realidad victorias pírricas que han estado debilitando al Ejército y a la Marina porque lo más sobresaliente de sus actos bélicos son las violaciones a las garantías individuales de la población indefensa. Si en verdad los enfrentamientos se tradujeran en derrotas para los delincuentes, después de cuatro años la situación sería muy diferente. La violencia se habría reducido de manera considerable y las organizaciones delictivas se habrían replegado o hasta desaparecido las más de ellas. La verdad incuestionable es que sucede lo contrario, cada día están más fortalecidas y mejor organizadas, con más capacidad ofensiva, como lo demuestran los hechos.
Lo único claro es que la situación creada por la terquedad de Calderón ha justificado una intervención más directa del gobierno estadounidense en los asuntos de México. Quizá ese sea el objetivo oculto que subyace en la docilidad del inquilino de Los Pinos para aceptar situaciones violatorias de lo poco que queda de soberanía nacional, como la imposición de la llamada Iniciativa Mérida. Es tan grave esta realidad que los senadores de todas las fuerzas políticas, incluidos del PAN, rechazaron el jueves que Estados Unidos condicione la Iniciativa Mérida al tema de los derechos humanos. Sin embargo, es muy tardío este arranque de nacionalismo, pues la Casa Blanca nos tiene bien puesto el pie en el cuello, no sólo por motivos económicos, sino por el entreguismo de las elites a sus designios antinacionales.
(gmofavela2010@hotmail.com)

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