sábado, septiembre 03, 2011

Se confirma: falta lo peor : Guillermo Fabela Quiñones


Apuntes
Por Guillermo Fabela Quiñones
Se confirma: falta lo peor


Con un saldo plenamente desfavorable en todos los rubros llega Felipe Calderón a su quinto informe de “gobierno”, situación que no le preocupa porque domina el autoelogio como método sistemático para engañarse a sí mismo. Tal vez crea que puede burlarse de la sociedad, y esté convencido de que mentir a diestra y siniestra es una táctica válida para ejercer el poder. Sin embargo, como bien sabía Abraham Lincoln, no todo el tiempo se puede engañar al pueblo. Como abusó del discurso demagógico, en el último año del sexenio la situación para el país en su conjunto, no sólo para él, se habrá de complicar terriblemente. Desgastó la palabra como instrumento idóneo para relacionarse con los diversos sectores, así que la incomunicación será el factor más notorio en el tramo final de su “administración”.
De nada le habrá de valer la suma multimillonaria que saca del erario público para pagar a los medios electrónicos miles de espots cuyo resultado es contraproducente, lo que se podrá confirmar en las elecciones del próximo mes de julio, cuando los candidatos del PAN reciban el desprecio de los votantes mayoritarios, en castigo a un “gobernante” que usó el poder con fines patrimonialistas, hecho que trató de ocultar con la propaganda engañosa que finalmente acabó desgastando al grupo en el poder, esto sí como nunca antes en la historia contemporánea. La realidad patentiza precisamente lo contrario de lo que dice el discurso del inquilino de Los Pinos: dejará un saldo negativo, inocultable, que será la mejor arma para sus contrincantes en la contienda por la primera magistratura en julio próximo. El desempleo alcanzará niveles récord al finalizar el sexenio, al igual que la reducción del poder adquisitivo del salario, así como los niveles de vida en general de la población.


Es que la gente vive en carne propia los problemas derivados de un pésimo estilo personal de gobernar, que se agravaron dramáticamente por la extraordinaria violencia a la que condujo la necedad de desatar una inútil “guerra” contra el crimen organizado, que sólo contribuyó a organizar mejor a las bandas delictivas, las que acabaron convirtiéndose en un poder paralelo, como lo evidencia el que ahora los empresarios de todos tamaños tengan que pagar, además de los impuestos legales, las cuotas por “pago de piso” que les cobran los delincuentes de toda laya. De ahí que al ciudadano común le tenga sin cuidado que la macroeconomía avance exitosamente, que la inflación esté controlada, que las finanzas públicas presenten una salud envidiable, según Ernesto Cordero. A la gente le interesa lo que afecta sus bolsillos, sus niveles de vida, su sentido de pertenencia a una sociedad.
Con todo, la necedad de Calderón se habrá de mantener hasta el final de su mandato, como lo revela su terquedad en no mover un centímetro de su “programa” de trabajo y su “guerra” contra el crimen organizado. Esto permite augurar muy graves problemas para los meses venideros, así como un aumento considerable de la violencia, lo que parece no importarle. No se da cuenta que al ciudadano común no le importa que se aprehenda a tales y cuales delincuentes, mientras la inseguridad pública vaya en aumento, así como el número de muertos entre la población. Es un argumento absolutamente falso que si no hubiera puesto a las fuerzas armadas a combatir a las organizaciones delictivas, éstas se hubieran apoderado del país, como le gusta decir. La delincuencia existe desde hace muchas décadas y nunca ha representado un problema para la seguridad nacional.
Lo que sí es un riesgo mayúsculo para el país es el aumento de la pobreza, de la marginación, del desempleo, pues se traduce en una más acelerada descomposición del tejido social, como ha quedado de manifiesto en los últimos treinta años. De ahí que las fuerzas progresistas y democráticas tengan una oportunidad de oro para hacerse del poder, pues las condiciones de gravísimo deterioro en que habrá de dejar al país el desgobierno de Calderón, serán el motor que puede echar a caminar el engranaje de una vida política acorde con la necesidad impostergable de frenar los avances del fascismo y de la descomposición del Estado.
Bajo esta perspectiva, es conveniente que no se pierda de vista la trascendencia de la unidad como factor esencial para avanzar en la dirección correcta. Es hora de que se antepongan los intereses de la nación sobre los de grupos de poder. Por eso es preocupante que quiera romperse la unidad de la izquierda, metiendo en la contienda por la candidatura a Cuauhtémoc Cárdenas, un hombre que ya cumplió su papel en la historia contemporánea. Nada tiene ya que ofrecer, y sí en cambio serían un factor que rompería la unidad de las fuerzas democráticas, sin la cual estarían condenadas a fracasar, con las terribles consecuencias que cabría esperar. Ni qué decir tiene que el fascismo acabaría entronizándose, así como la entrega del país a intereses extranjeros.
(gmofavela2010@hotmail.com)

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