Mensaje a sí mismo...
María Teresa Jardí
El mensaje de Felipe Calderón en el Museo de Antropología fue dirigido a sí mismo. Vean ustedes: “México, con mi llegada, “haiga sido como haiga sido, se ha convertido en un paraíso al que envidian, por lo bien que van las cosas, todas las naciones”.
Cincuenta y dos mil impunemente asesinados, conservadoramente hablando “eran necesarios porque la violencia, que ahora existe, esperaba en el closet embozada para asesinar calcinados a medio centenar de niños y al mismo número de amas de casa que creyeron que podían encontrar el sustento en un casino”.
Con desparpajo, en el mismo acto faraónico de siempre, aunque se haya cambiado de sede para imposibilitar que algún legislador menos abyecto lo increpe, informa a sus empleados y un grupo de abyectos que quieren sucederle, que fecalandia es el Paraíso.
¿Qué importancia ante eso puede tener que millones y millones de mexicanos, pirados debemos estar la inmensa mayoría, no atinemos a reconocerle como “el héroe salvador” de nuestras miserables vidas?
Pirados, sí, todos los mexicanos, que “elegimos” la condena a seguir viviendo en el México que va a seguir siendo destruido, debe pensar el genocida, que ha perdido hasta la más elemental capacidad de escuchar los reclamos incluso de especialistas contratados por la comunidad internacional.
“Como las cosas marchan tan bien: no hay vuelta atrás”. No, pos sí, en fecalandia convertida en el paraíso de afines y amigos del usurpador genocida, las cosas van a seguir el mismo camino de entreguismo abominable incluso inventando contratos plagados por una y mil irregularidades y convirtiendo a empresas de países que no tienen petróleo en dueñas del único bien que le quedaba como medio suyo a la nación mexicana, en proceso de desintegración galopante en manos de traidores también a sí mismos como el mensaje que para sus oídos se recitan.
Rescatistas, incluso de empresas extranjeras ya somos, señores, con el patrimonio de millones de mexicanos condenados por el resto de generaciones a la miseria.
La represión subirá de tono y urge a los partidos representados por aspirantes a ser sus sucesores genocidas, la aprobación de la ley que garantice la impunidad que cobija a la muerte que espera a los mexicanos pobres, y no tan pobres.
Fecal seguirá con sus infames promocionales e incluso ahora tendrá un programa de radio, del que será locutor, que pasará en los Estados Unidos de Norteamérica, lugar donde se irá a esconder, en tanto el mundo cambia y lo juzga por sus muchos crímenes atroces. Y continuarán sus ofensivas intervenciones a los teléfonos privados diciendo que quieren “darnos un mensaje del “Presidente de la república”.
Ausencia de respeto que les merecemos, los ciudadanos, a los usurpadores. La campaña para quedarse o al menos para imponer a otro “haiga sido como haiga sido” que le cuide la espalda no parará porque haya ofrecido, mentirosamente, “sacar las manos –como si la ley no se lo mandase– de la contienda que se acerca”. Mensaje para los panistas a los que va a dejar solos porque ahí sí que no existe ni la menor posibilidad de que le salga bien la apuesta.
Está negociado, queda claro, el próximo “preciso” entre las televisoras y Los Pinos. Se aceptan apuestas. ¿Será Peña Nieto o Ebrard el favorito?
Pirados estamos lo mexicanos que no queremos entender que con cerrar los ojos basta para vivir en fecalandia y tercos, que somos, preferimos seguir viendo al México que va a seguir siendo, por el enemigo número uno de la patria mexicana, destruido.
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