jueves, septiembre 01, 2011

JAIME ORNELAS DELGADO : Tiempos convulsos


TENDAJÓN MIXTO
Tiempos convulsos
JAIME ORNELAS DELGADO


Los tiempos son convulsos, muchas son las cosas que han pasado que ponen al mundo en vilo y México es parte del mundo y a los problemas generales, como la recesión que amenaza de nuevo a la economía capitalista mundial, agrega los suyos propios derivados tanto de la modalidad neoliberal del capitalismo como a la incompetencia de quienes ocupan cargos en la cúpula del gobierno panista.

Sin duda, el hecho de que, según información del Inegi, la economía mexicana haya registrado en el periodo abril–junio la variación más baja en su crecimiento de los últimos seis trimestres, preocupa y mucho, tanto que hasta Ernesto Cordero, quien en los minutos que le deja libre su campaña declara como secretario de Hacienda, esta vez ha dicho que la economía del país puede resentir los efectos de la recesión en la que ha entrado la actividad económica estadounidense. Claro, para Cordero, todos los males vienen del exterior, incapaz de la autocrítica no reconoce, por ejemplo, en la falta de inversión interna y en el deterioro del ingreso de los trabajadores o en aumento del desempleo abierto y en la precariedad del trabajo, las debilidades del mercado interno y la impotencia estratégica del modelo neoliberal, cuya continuidad él mismo representa.

Pero no solamente, la economía es parte de las preocupaciones nacionales. En estos días, el país se ha visto sometido a niveles inéditos de crueldad y violencia. La balacera acontecida fuera del estadio de futbol en Torreón y la crueldad con que fueron asesinadas 52 personas en un casino de Monterrey, muestran el poder de la delincuencia organizada, poder que no tenía y que se fue acrecentando conforme la guerra que les declaró Felipe Calderón tomaba el sangriento rumbo que tiene ahora.



Lo que más indigna, es ese burdo intento de Felipe Calderón de lucrar políticamente con el absurdo e irracional ataque perpetrado en contra de los asistentes a un casino en la capital de Nuevo León. Calderón, tratando de evitar la caída de su ya menguada aceptación entre la población, apresuradamente decreto tres días de luto nacional, mientras que en el caso de la Guardería ABC ha mantenido silencio cómplice y alentado con su indiferencia la impunidad de los responsables de la muerte de 45 infantes. Y no sólo eso, pecando de oportunismo Calderón trató de trasladar a la responsabilidad del suceso criminal al Congreso, al sugerir que las cosas ocurrieron porque no se ha aprobado la infausta Ley de Seguridad y ha demandado su pronta aprobación para evitar cambios en su contenido original que nos aproxima a lo que sería un gobierno todavía más autoritario.

Pero, no sólo los acontecimientos internos nos afectan, hay otros que ocurren fuera y que, es previsible, tengan impacto en el país. Ocurre que, por fin, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (la OTAN), es decir, Europa y Estados Unidos, lograron destruir, además de Libia, al régimen de Muammar Kadafi y adueñarse del petróleo de esa nación, que ahora se repartirán las empresas de los montoneros países vencedores: Francia, Gran Bretaña, Canadá, Dinamarca, Bélgica, Italia y Estados Unidos. El triunfo de esta nueva “cruzada civilizatoria”, se logró después de 19 mil 751 misiones de ataque que asesinaron a cientos de civiles y destruyeron Trípoli y otras ciudades libias. Ahora, la entrada prevista del petróleo libio al mercado internacional, seguramente, acentuará la tendencia a la baja del precio del crudo y el gobierno de Caderón sufrirá la astringencia de fondos pues sigue dependiendo de los ingresos petroleros para sostener su elevado gasto corriente, y como si faltan recursos al Cordero del PAN no se le ocurre, por ejemplo, cobrar impuestos a quienes más ganan, sino disminuir el gasto social, serán los 52 millones de pobres del país los a más sufran.

Finalmente, no podemos dejar de comentar una acción soberana que, si el secretario de Hacienda tuviera dos dedos de inteligencia, debería ser asumida también por el gobierno mexicano. Resulta que el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, nacionalizó la exploración y explotación del oro, con lo que el país de inmediato se beneficiará del elevado precio que el áureo metal está alcanzando en el mundo por ser el refugio de los capitales especulativos. Además, la nacionalización cumple otro propósito de fundamental importancia, como es el de racionalizar la explotación del oro evitando la depredación ambiental que su explotación por empresas privadas provoca; así, al mismo tiempo de fortalecer la economía elevando el valor de las reservas internacionales venezolanas se protege a la naturaleza. En cambio, en México se concesiona a empresas mineras extranjeras la extracción de oro, que después el Banco de México compra en el mercado internacional a precios elevadísimos. ¿Esta actitud tiene alguna lógica?

¿Quién le cree?

Ahora se declara presidente de la infraestructura, se le olvidó otra vez que se decía el “presidente del empleo.”

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