miércoles, julio 06, 2011

Alejandro Gertz Manero : El gran fracaso electoral




Alejandro Gertz Manero
El gran fracaso electoral


El triunfo contundente del PRI en Edomex, Coahuila y Nayarit tiene como contraparte un fracaso apabullante, el cual es necesario analizar en todos sus aspectos:
1. El PAN y el Presidente recibieron un golpe electoral demoledor cuando su secretario particular quedó en un lejanísimo último lugar en las elecciones del Edomex, mientras en Coahuila también les infirieron otra grave derrota sin que importaran las acusaciones que el PAN presentó en contra de funcionarios priístas; lo mismo aconteció en Nayarit, donde la camaleónica candidata perdedora del PAN era a la vez diputada por el PRD en el Congreso y esposa de un ex gobernador panista.
Esta catástrofe electoral se debe entender en razón de la política del Ejecutivo en seguridad y justicia y de su guerra contra el crimen, que fueron sus grandes banderas políticas y de legitimidad desde el principio de su gestión, y que se fueron erosionando aceleradamente hasta llegar al gran repudio nacional que queda refrendado en esta elección.


Sobre esto es obvio reiterar que la gran mayoría sí queremos un Presidente y un gobierno que se enfrenten a la delincuencia y que la sometan sin masacres sangrientas, pero rechazamos tajantemente una estrategia que no resuelve la inseguridad y que ha permitido que los delitos sigan al alza, basada sólo en la detención selectiva de narcotraficantes que envían droga a EU, y en la confrontación violenta y brutal con grupos criminales a los que evidentemente hay que someter, pero de una forma que no propicie estos 40 mil muertos que le pesan al gobierno como una lápida abrumadora.
En los temas de Seguridad y Justicia, los gobiernos locales de todas las denominaciones (PRI, PAN, PRD) no han resuelto el problema, pero sí soslayaron su responsabilidad dejándole “el paquete” al Presidente, pues él así lo asumió desde el principio, y cuando quiso compartirlo con gobernadores y alcaldes, era demasiado tarde, ya que en la percepción de la comunidad el Ejecutivo es el principal responsable de ese fracaso.
El proyecto presidencial para crear empleos tampoco cuajó y la crisis internacional lo complicó más, para que después los puestos de trabajo que se han vuelto a ganar sean de ínfima calidad y bajísimos salarios, mientras la informalidad y el ambulantaje se multiplican, lo cual repercute en otro rechazo de la sociedad, que sólo quiere un ingreso estable y razonable, y la paz más elemental.
2. Otro sector derrotado es la sociedad civil, que no cree en los partidos que mayoritariamente se sostienen en los intereses espurios y antidemocráticos del contrabando, la piratería, los monopolios transportistas, el control de la basura, las invasiones territoriales y la informalidad, cuyos grupos y líderes venden sus privilegios ilegales a dichos partidos a cambio de acarrearles votantes.
Un ejemplo de esta marginación y derrota democrática para la sociedad civil lo encontramos en el Edomex, donde más de la mitad de los votantes faltó a las urnas por no verse representada por ninguna de las opciones partidistas, y aun cuando en los demás estados esta proporción no fue tan alta, una buena parte de la comunidad también se marginó de estas decisiones electorales, mientras que los ganadores fueron quienes mejor compraron los votos, acarrearon a su “borregada” y se beneficiaron con una “ingeniería electoral” aplastante.
3. Por su lado, el PRD y las llamadas izquierdas resintieron una gran derrota, pues de poco les sirvieron sus acarreados y sus grupos de presión, que evidentemente no alcanzaron a los de sus contrincantes, lo que nos indica que la oferta de la izquierda tampoco obtuvo el consenso y el apoyo de la sociedad civil para obtener un triunfo electoral, ya que no ha demostrado ser una alternativa que realmente signifique el cambio que necesitamos.
4. El PRI ha vuelto a demostrar que es la opción mejor organizada y menos mala por el momento, e inclusive no olvidemos que las llamadas alianzas en su contra, que obtuvieron triunfos electorales en varios estados de la República, se lograron gracias a reconocidos priístas que abandonaron momentáneamente, en forma precipitada o con alguna distancia sus militancias originales, lo cual no se logró en el Estado de México, cuando Eruviel Ávila se negó a ser aliancista, y el gobernador Peña Nieto hizo a un lado a su favorito para apoyar a Eruviel, evitando así que se convirtiera en el verdugo de su partido y de su propio proyecto presidencial.
En resumidas cuentas, los mexicanos nada ganamos; el PAN y el Presidente sufrieron una derrota abrumadora, las izquierdas ratificaron su inviabilidad y fracasaron, y el PRI bien ganó con un voto masivo de castigo al gobierno, y un “cochinero” que no le favorecerán en un futuro próximo, si no entiende que su proyecto no es, ni con mucho, la mejor opción, sino la “menos peor”.
En esas circunstancias, la sociedad mexicana debe asumir su responsabilidad colectiva para obligar al Congreso a que apruebe las candidaturas ciudadanas, acabando así con el monopolio partidista que sólo nos ha dejado vergüenzas y fracasos como los que acabamos de sufrir.
editorial2003@terra.com.mx
Doctor en Derecho

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