lunes, febrero 14, 2011

Jesús Peraza Menéndez : Crítica al cinismo puro de los Chuchos

Crítica al cinismo puro de los Chuchos
Jesús Peraza Menéndez


Qué gran actor es el cínico presidente del PRD Jesús Ortega, o de lo que queda de este partido, sólo su maltrecho aparato electorero. No se piense que adjetivo y descalifico de entrada. Pienso en “cínico” con ese sentido del que se encarga de permanecer, de seguir con un estado de cosas irrespirable, en descomposición, en el que coinciden todos que ya hay que cambiar. Nadie se cree el juego “democrático” de las elecciones, ni las muchas promesas que hacen los políticos cuando quieren el voto de los ciudadanos o la resignación con la imposición fraudulenta.
Chucho Ortega, tuerce, disfraza, bandea, y cambia cualquier referencia responsable de una posición política crítica que conduzca a nuevas formas de convivencia social, resolviendo problemas económicos evidentes, planteando líneas políticas para comprender otras formas de vida social que se funden en la justicia, la honestidad, la cooperación, la solidaridad, la reciprocidad con la inteligencia puesta al servicio del más débil. Eso es lo que significa ser de izquierda, tomar una posición crítica sobre la vida, sobre cómo se vive-la-vida, cómo se plantea dejar de sufrirla con los mecanismos de opresión y explotación ejercidos por la clase dirigente y dominante, es un cambio de conductas frente al modo actual de “vivir”, fundado en la injusticia, con el abuso de quienes trabajan y producen.

En Baja California Sur, sucedió lo que se preveía hace 4 años cuando los Chuchos, con la intervención de la presidencia espuria de FECAL, se apoderaron del aparato electoral de PRD, tras el fraude contra AMLO, en las elecciones por la presidencia de la república. Sacrificarían todo para recoger las migajas del festín neoliberal: es el sacrificio de lo humano por la acumulación de ganancias muertas. “Negociar” decían los principales voceros de Nueva Izquierda, Carlos Navarrete, Jesús Zambrano, René Arce (segregado), negociar todo, principios que les suena a ideal abstracto, programa que les huele a formalismos absurdos, organización que toma sentido de esfuerzo innecesario si el aparato de partido ya está controlado, democracia que es una palabra sin una definición práctica para ellos.
Jesús Ortega, el jefe de los Chuchos, lo confirma con cinismo: “No me avergüenzo de ninguna alianza, hemos reposicionado al PRD: Yo no inicié las alianzas con el PAN, primero las hubo en San Luis, Durango, Coahuila, Nayarit, Oaxaca, Chiapas”, dice a sus críticos y refuerza: “Cárdenas no perdió principios cuando hicimos la alianza con el PAN en San Luis Potosí; Andrés Manuel tampoco cuando las hubo con sectores del PRI”.
Es un bárbaro desmemoriado, ciertamente ha habido alianzas con el PAN cuando este partido de derecha no tiene más remedio que subordinarse a un movimiento político social de masas como el de Salvador Martínez Nava en San Luis Potosí o en Oaxaca la reciente rebelión popular de la APPO contra el PRI-sistema, que pasa por la fragmentación dirigida a la derecha de Diódoro Carrasco Guerra y fraude de Ulises Ruiz Ortiz contra Gabino Cué, son alianzas sin duda, como la de la insurrección electoral del Frente Democrático Nacional en 1988, pero que resultan de movimientos sociales-políticos-de-masas, no de acuerdos cupulares entre mafias burocráticas, es este eje lucha-política- movimiento-social-proceso electoral. Los Chuchos se ahorran la lucha política y sacrifican los movimientos sociales que no construyeron en los procesos electorales, nada más y nada menos.
En Baja California Sur el PAN no representa fuerza alguna, menos un movimiento social, ni siquiera una intención de lucha política, es decir, no muestra intenciones de cambios para hacer una vida mejor para la sociedad.
EL PRD es la fuerza electoral mayoritaria y con el gobierno del Estado, con un cacique que el PRD coptó del PRI, Leonel Cota Montaño, quien logra una hegemonía de dos sexenios, que se fractura con el gobernador actual, su primo (con ese acendrado nepotismo del PRD), y decide marchar por su cuenta en una suerte de desafío-perverso-rencoroso-vengativo (dulcemarianosaurista), que lo llevan a abrazar a cualquiera, incluida Elba Esther Gordillo para mermar a su partido. No lo logra, el gobernador en turno mantiene una correlación de fuerzas que le dejan poner al candidato con el voto asegurado de la mayoría para el PRD, lo “transfieren” al PAN.
Es el candidato de los Chuchos, acuerdan retirarse del PRD y registrase con el PAN en un arreglo-cupular, que intercambia la gubernatura de Nayarit por la de Baja California Sur. Un beneficio para Nueva Izquierda, estrictamente privado, que busca mantener posiciones ante su eminente salida, ya sin grandes perspectivas de control político del aparato electorero del PRD. Fue su última jugada que conciertan con FECAL.
Ganar elecciones es una fórmula de mercadeo, no importa cómo ni con quién ni para qué, simplemente hay que ganar “haiga sido como haiga sido”. Sucede con el PRI, desdibujado, dejó de ser tricolor para entrar en su etapa monocromática-roja, que es su transición de su historia política a su modernización-mercadotécnica-mediática-salinista, la caída al vacío.
Los Chuchos, en la insurrección de octubre de los soviets el año de 1917 en Rusia, cuando se alían los bolcheviques con Kerensky para derrotar al Zar. Le hubieran ofrecido su registro a la monarquía para posicionarse. Ese es cinismo puro, en la más cruda e inhumana decadencia política con el mercado electoral desregulado.

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