jueves, febrero 24, 2011

María Teresa Jardí : Identificar al enemigo

Identificar al enemigo
María Teresa Jardí



Se acusa de la represión al Ejército Nacional, al único ejército constitucional, y, sin embargo, al escuchar a la señora Reyes, a quien le quemaron la casa luego de asesinarle a dos hijos y de desparecerle, de manera forzada, a otros dos; y al escuchar a Malú García Andrade, a quien también le quemaron la casa, a todas luces por apoyar a la familia Reyes, siempre son hombres de negro los autores de los graves ilícitos, violatorios de todos los derechos humanos y cada una de las garantías individuales, que hasta antes de que la criminal derecha panista se hiciera -“haiga sido como haiga sido”- del poder no otorgado en la urnas por la ciudadanía mexicana, a veces eran respetadas o al menos no tan cínicamente violadas como sucede desde la llegada de la usurpación fecalista, la que ya debe rondar en su haber con cincuenta mil ejecutados, además de varios miles de desaparecidos, todos forzados, y muchos, pero muchos, políticos. Gerardo González es un último ejemplo de desaparición forzada de persona, delito de lesa humanidad de gravedad extrema en términos del derecho internacional.


Se anuncia que regresan a sus cuarteles a los policías de Ciudad Mier, en Tamaulipas, y que se aplicará el modelo utilizado desde el retiro del Ejército nacional de Ciudad Juárez.


Es decir, se deja el campo libre a los paramilitares hombres de negro de García Luna para que hagan la limpia de jóvenes y mujeres pobres. Lo mismos que sucedió en Juárez donde esa policía, luego de retirado el Ejército Constitucional, llegó a hacer una limpia de jóvenes estudiantes hijos de familias normales que nada tienen que ver ni con el narcotráfico ni con la delincuencia institucionalmente organizada.



Y con esto no quiero decir que haya sido un acierto el haber sacado al Ejército nacional a la calle como hizo el usurpador. Un error era hacerlo sin poner un límite de tiempo y sin consignar debidamente las responsabilidades. No. Pero es obvio que nuestro problema fundamental de seguridad tiene incluso una composición aún más alarmante en ese ejército que comanda el intocable García Luna, protegido por el usurpador Calderón, al grado de no importarle, al usurpador, que virtualmente estén rotas las relaciones con Francia y el que incluso se siente presidenciable y a quien presumiblemente le gustaría dejar Calderón para cuidarle la espalda.


Identificar bien a cada enemigo es una tarea imprescindible para la sociedad mexicana si aspiramos a cambiar las cosas. E incluso es necesario hacerlo en función de las denuncias internacionales que pueden, quizá, ayudar, ante la alarma que sin duda causa en el mundo lo que en México ocurre, a que se reviertan aquí las cosas.


Mientras más se sabe del affaire en el que perdiera la vida un agente de migración yanqui, más claro va quedando que los propios yanquis, con gringos o mexicanos amigos, son los autores del “atentado” en aras de justificar la intervención aquí de los gringos, permitida por el mismo usurpador, también entreguista y, aunque sólo fuera por eso, el enemigo número uno de la patria mexicana.


Felipe Calderón Hinojosa es un traidor a la patria en términos jurídicos, éticos y morales.


Nadie puede perdonar los crímenes de lesa humanidad que el PAN, con Calderón a la cabeza, está cometiendo contra el pueblo mexicano, como pretende “El Chucho” también entreguista y patético se va viendo Encinas convertido en “bueno” por los a modo, porque él se queda en el PRD con “El Chuchito”, al que efectivamente los comunistas le regalaron el registro, que en mala hora, se puede pensar hoy, le fue concedido al PC, acabando con la oposición necesaria para poner los candados para que ningún traidor llegue y en caso de llegar para que se vaya.

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