jueves, septiembre 24, 2009

La mesnada de los voraces, artículo publicado por Jorge Lara Rivera


La mesnada de los voraces



Jorge Lara Rivera



Como perros de presa, en un jornal de vertiginoso cinismo, el martes 23 tres señalados culpables –Agustín Carstens, Ernesto Cordero Arroyo y Javier Lozano Alarcón– del deterioro actual que padece el país desplegaron, provocadores, desafíos a la capacidad de asombro de los mexicanos en sendas comparecencias ante representaciones y medios informativos del pueblo al que sangran.


En el colmo de la desvergüenza, el doctorcito Carstens, Secretario de ¿Hacienda? y (des)Crédito Público aseveró a los senadores de la República que el paquete fiscal propuesto por su patrón (el cual busca imponerlo a toda costa) resulta necesario, urgente e inevitable e incluso se permitió tentar a los legisladores con la venenosa manzana de su ofrecimiento de que “el gobierno federal está dispuesto a acatar los mecanismos que el Congreso apruebe para transparentar el destino de los recursos que provengan por concepto de aquél”, ¡Vaya generosidad! ¡Cuánta largueza!
Su comentario indirectamente indica la verdadera causa de que los acuerdos relativos a la reforma energética, autorizados por la anterior legislatura, no se hayan concretado para evitar la bancarrota “técnica” de Petróleos Mexicanos: la incuria criminal de un gobierno inepto regido caprichosa y mezquinamente.
El acatamiento de mandatos del Legislativo no puede tratarse por el Ejecutivo ni sus empleados como una concesión graciosa o que queda librado a su mejor parecer, toda vez que se trata de ¡leyes!, crucial andamiaje en un verdadero “Estado de Derecho”. Es decir, bajo su declaración Carstens desliza veladamente que el régimen podría sabotear las disposiciones, conducirse al margen del imperio de la ley, lo cual resulta inadmisible.
No lejos de ahí, frente a los diputados de la nación, el gerente de la Fábrica de Pobres que es la Secretaría de “Desarrollo” Social, a la cual se debe el surgimiento de cinco millones, cien mil nuevos mexicanos extremadamente depauperados en menos de dos años, Cordero Arroyo, pretendió desmentir la realidad con respecto del uso clientelar dado por el Ejecutivo a la dependencia federal a su cargo para inclinar indebidamente la balanza en las elecciones del país; eso, mientras dejaba la horrible duda acerca de quién o quiénes se quedan con el 5e los miles de millones de pesos que constituyen los fondos de programas sociales destinados a socorrer a los más pobres; y aunque alardeaba de las bondades de su labor institucional dejó sin explicación, ni la más mínima, la causa del enorme subejercicio de los recursos federales.
Por su lado, con la manida salida del consuelo para tontos que es mirar a otros en lugar de asumir la resolución del propio problema, razón por la que se le paga tan generosamente, el esquirol Lozano Alarcón, secretario del Trabajo y Previsión Social, ha querido tender una cortina de humo sobre la incompetencia rampante del régimen de su, por él, bienamado jefe, aduciendo en declaraciones a los medios que “nadie debe alarmarse por las cifras del desempleo” –las peores de 13 años– relativas a agosto, pues “los índices de desempleo de países en desarrollo como Brasil Chile y Argentina están peor” –lo cual podrá ser cierto o no, pero definitivamente no nos sirve de nada.
Además, desde luego que cuidó bien omitir que en esos países el subempleo y el empleo informal no se acercan ni remotamente a los porcentajes de magnitud del total de la población económicamente activa que alcanzan en México, donde el panismo no sólo ha fracasado con su simplón proyecto changarrizador, sino, además de resultar incapaz de crear puestos de trabajo y tras provocar la emigración masiva de “braceros” a Estados Unidos, a punta de alzas tributarias y creación de nuevos impuestos se propone en el actual régimen destruir las fuentes de los que quedan.
Rematando ese día infame, desde la Secretaría de Gobernación Fernando Gómez-Mont Urueta, como la Doroty del “Mago de Oz” junta las zapatillas y cierra los ojos negando con obcecación los signos de la perturbadora posibilidad de expresiones de malestar social; como regateando un rasgo de decoro al pueblo mexicano el cual, cansado de sus opresores, bien puede estar mostrando hartazgo y su frustración con el mal gobierno, sin que le sean ajenos los recientes atentados (aerosecuestro, tiroteo en autobuses, balacera en el Metro, petardos en cajeros automáticos) contra la paz social y que los cuarenta grupos radicales armados que, se sabe, existen en el país buscarían capitalizar.
¿De qué se trata? ¿Por qué tan poca seriedad en los asuntos de interés general? ¿Qué persiguen estos funcionarios con argumentos tan falaces?
En un ejemplo del valor y confiabilidad de sus dichos, la Junta de Agua Potable y Alcantarillado de Yucatán padece la embestida revanchista y el sabotaje esquizoide de la Procuraduría del Medio Ambiente en manos del ex gobernador panista y del polémico y sectario titular Carlos Luege Tamargo desde la Comisión Nacional del Agua, dependencias federales con “ejemplar” conducción politizada.
Los falsarios podrán mentir pero no ocultar su voracidad de riquezas y poder. Son insaciables, irresponsables e inconscientes de su papel de servicio; sólo se preocupan por conservar para sí privilegios, prebendas y canonjías sin importar a qué abismo de peligro llevan al pueblo, confiando en que podrán librarse de problemas envueltos en la impunidad. Sólo que...

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