lunes, septiembre 28, 2009

La Blanca Nieves universitaria, Julio Glockner escribió este artículo



OPINIÓN
La Blanca Nieves universitaria




JULIO GLOCKNER

Permítanme recurrir a una narración popular conocida por todos para ejemplificar lo que ocurre en nuestra universidad. Supongo que todos recuerdan el cuento de Blanca Nieves y los siete enanos. Lo que me propongo es hacer una analogía entre el tema central de este cuento y la situación que vivimos en la universidad en estos días.

Tenemos en el escenario una universidad adormecida en medio del bosque. Pero su sueño no es un sueño natural, ha sido adormecida por un rey mago que habita en el palacio y que constantemente, en un acto de narcisismo político que expresa su gran inseguridad, consulta un espejo para preguntarle una y otra vez quién es el hombre mejor vestido; o quién es el rey más emprendedor y precioso que habita estos desolados lugares. El espejo, conformado por un dócil Consejo Universitario, perfectamente pulido y adiestrado, responde una y otra vez, con una voz un tanto extraña, exenta de naturalidad, y yo diría que hasta de inteligencia: “eres tú, oh rey mago, el más precioso, emprendedor y bien vestido del reino.

Satisfecho con esta respuesta, el rey mago se ocupaba en administrar sus bienes, rodeado de una Corte convenientemente servil y bien dispuesta a compartir la bonanza del reino. Pero hete aquí que llegó el día de las elecciones y el espejo universitario le respondió que en el bosque habitaba una hermosa muchacha a quien se conocía con el nombre de dignidad universitaria. Dijo el espejo que era ella la que realmente sostenía al reino con su trabajo cotidiano: estudiando, dando clases, investigando, publicando, difundiendo la cultura, las ideas, el conocimiento científico y el arte.

El rey mago, astuto como era, decidió entonces seducirla con magia verbal, conducirla suavemente al mundo de la banalidad, de las ilusiones insustanciales y efímeras, de frívolas promesas de una vida mejor, todo ello a cambio de lealtad a su trono. Quedó así adormecida la universidad, con ayuda de unos tarros de cerveza, en medio del bosque y entre pueriles sueños de prosperidad futura.

Pero como ocurre en todo cuento, siempre hay un personaje inesperado, que aparece repentinamente y le da un sentido distinto a los acontecimientos. Fue así que apareció en escena una vieja amiga de la universidad: la conciencia crítica. Llegó en su carruaje de libros, análisis y reflexiones largamente meditadas. Se acercó amistosamente a la joven adormecida y le susurró al oído estas cuatro palabras: ¡Despierta, no seas tonta!

Justamente en este punto se interrumpe el cuento pues en esta situación nos encontramos actualmente en la universidad. De nosotros depende el sentido que esta historia tenga en el futuro.

¿Y los siete enanos? Eso lo dejo a la imaginación de ustedes.

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