domingo, septiembre 27, 2009

Cambios necesarios, Susana Rappo escribió este artículo



A DEBATE
Cambios necesarios


Susana Rappo

La crisis económica se encargó en un tiempo breve de mostrar la fragilidad de la economía mexicana. El discurso de las fortalezas se desplomó al parejo de las variables que permiten valorar la marcha de una economía, y mostró la ineficiencia del gobierno para actuar cuando se trata de prevenir, enfrentar o mitigar los efectos de un proceso de desajuste global.

Hoy, la realidad impone visiones críticas, e incluso desde el mundo financiero, donde empresas como Merrill Lynch, señalan que “en México, la fragilidad estructural de la recaudación del sector público ha probado ser una seria limitación para implantar medidas contra cíclicas efectivas en el ámbito fiscal”. Además de que la propuesta del Ejecutivo “no presenta un serio intento para eliminar los privilegios fiscales y aumentar la base tributaria” ( La Jornada, 24/09/09)

La crisis evidenció la inoperancia gubernamental, basada en el ajuste automático y refrendó una vez más la necesidad de transformar al Estado y sus instituciones; más cuando desde las instancias oficiales se pretende, una vez más, que el peso del ajuste para sortear la crisis recaiga sobre los que menos tienen.

La propuesta presupuestal para 2010 realizada por el gobierno federal y presentada al Congreso el 8 de septiembre parte de la necesidad de solucionar el hoyo financiero que dejó la caída del precio internacional del petróleo y los ingresos generados por exportaciones, además de la disminución en la recaudación debido a la recesión. Para ello, propone incrementar la tasa del Impuesto sobre la Renta de 28 a 30 por ciento, tanto para las personas como para las empresas; incrementar los gravámenes a los servicios de telecomunicaciones como a cerveza, licores y cigarrillos, y un impuesto al consumo de 2 por ciento, incluidos alimentos y medicinas.

Se busca convencer a la población de que el nuevo impuesto será en beneficio de los pobres, pero se dejan intactos los privilegios fiscales, de los cuales se benefician las grandes empresas, mientras al pequeño contribuyente y a los asalariados como causantes cautivos se les requiere y presiona cada día más.

Las crisis siempre presagian transformaciones, y en este país esos cambios se vienen demandando desde hace tiempo; si hay hoyo financiero, habrá que revisar en primer lugar las instituciones estatales. No es posible que la sociedad cargue sobre sus espaldas el dispendio gubernamental en remuneraciones y prestaciones millonarias de funcionarios en los tres niveles de gobierno.

Por ello, la propuesta de López Obrador de un plan de austeridad republicana y acabar con los privilegios fiscales resulta sumamente pertinente.

No hay comentarios.: