jueves, septiembre 15, 2011

Pobre Patria la nuestra : María Teresa Jardí


Pobre Patria la nuestra
María Teresa Jardí


Si la toma de nota no tiene nada que ver con el hecho de que Ebrard haya negociado la retirada del SME del Zócalo, como dice Javier Lozano, el más tonto de los muy limitados de cerebro que integran eso que llama gabinete el usurpador genocida, entonces él y su jefe tendrían que explicar el porqué de la tardanza de ese evento jurídico que debió ser tomado en el momento oportuno por la instancia respectiva.
¡Ah!, claro, es que México no es un Estado de Derecho, ni Lozano un secretario del Trabajo. Se trataba de entregar la energía a empresas transnacionales de los países que, de nuevo, hoy colonizan a México. Y si de paso había que dejar sin empleo --al fin que varios millones de miserables no cuentan y contra ellos ya se realiza una limpia-- a cuarenta y cuatro mil, más, desempleados, dejando en la miseria de paso a sus familias, qué más daba.
Algo le tienen que dar a Ebrard, empleado de Salinas, por jugar el papel de no permitir la única esperanza que nos queda y es la de que, a partir de la radiografía que el movimiento encabezado por Sicilia, nos unamos todos para impulsar la llegada de AMLO, aunque sea a paliar las cosas, mientras el pueblo se entera de que el cambio no va ser sin un cambio de cultura, que pasa, necesariamente, por apagar el televisor.
A cambio ¿de qué? ¿Qué cantidad de dinero puede justificar ante uno mismo la entrega de la patria al punto de cancelarle la soberanía, condenar al pueblo a la muerte y a los que no alcancen a limpiar, a no tener nunca más, ninguna de las generaciones que les sigan, una vida digna?
Ni todo el oro del mundo justifica lo anterior. Más allá de que mortales que también son los que usurpan, lo único que es seguro es que van a llevar en su bagaje, al momento de su muerte, sus crímenes horrendos con los que se han convertido en genocidas por voluntad propia.
Porque no solamente con el derramamiento de sangre, con el que se ahoga a México, es que se está cometiendo un genocidio. Genocidio también es privar de la vida digna a millones de mexicanos.


Un asalariado, apenas es Lozano, al que manda el usurpador a decir cualquier mentira, lo mismo que le mandó renunciar a lo que no podía ganar. Asalariado, como le dijera, a manera de insulto a un policía, una de “las ladies de Polanco” evidenciando el nivel de la telebasura, que se sabe impune. Y, sí, claro que lo son, mientras así le convenga al poder fáctico que lo mismo sentencia que perdona y que hoy ya pone y quita políticos.
La telebasura sabe que tiene el control que solamente los ciudadanos podríamos quitarle apagando el televisor. Pero ya se garantizaron antes a base de bajarle a la educación al punto de convertirnos en un pueblo analfabeta, de que al igual que somos incapaces de dejar de beber Coca-Cola, lo somos de apagar al enemigo uno de la nación.
Insisten en expulsar a Larrazábal los panistas y nada dicen del alcalde “rudo”, Mauricio Fernández, que tanto les gusta, incluso por lo verbalmente violento. Callan que el hipócrita imperio los pescó y perdonó, a él y a su novia, cargados con drogas, mariguana y éxtasis, al cruzar a Texas.
¡Ah!, claro, él cumple con el cometido generador de limpias que a EU interesa y Larrazábal en cambio, al parecer, odia los casinos que el imperio quiere que existan en México.
La Vázquez Mota, quien sin duda es la candidata elegida, aunque el usurpador finja que es Cordero, exige la renuncia de Larrazábal y nada dice de Fernández. Con un poco más de mala suerte, en la entrada al tercer milenio de la Independencia perdida, a la Gordillo nombrará al frente como secretaria, de la ex-Secretaría de Educación Pública. Total qué tanto es tantito, más en un país al que se le ha cancelado la memoria de su historia a sólo dos siglos de haber obtenido su independencia...

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