sábado, septiembre 15, 2012

Los arranques de Calderón y la guerra

Los arranques de Calderón y la guerra
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Si entre la gente común y corriente el tema del carácter de Felipe Calderón Hinojosa es conocido, entre panistas mucho más. Alguna vez cierto legislador comentaba a propósito de una reunión en Los Pinos: “Qué monserga. Imagínense: ir, antes de las vacaciones de fin de año, a que el Presidente te regañe. Porque no hay de otra: si vas, te toca. Manotea, se acelera. Es muy desagradable”.

Entre los de su equipo más cercano también es sabido su mal humor. Pero además, su piel delgada: casi cualquier cosa lo enciende, lo pone de malas.


Si en público, a Patricia Espinosa Cantellano y a José Francisco Blake Mora les tocó un regaño propio de un empleado de quinta categoría (sin menospreciar el escalafón: los de quinta terminan haciendo lo que no hacen los de primera), imagínense lo que sucedió en corto. Eso dicen.

Cierta vez, un diplomático mexicano comentaba que Calderón Hinojosa dirigía Relaciones Exteriores no por su vocación ni porque supiera, sino porque la secretaria temblaba en cuanto entraba a su oficina y a todo, absolutamente todo, le decía que sí.

El carácter iracundo del Presidente provocó muchas otras desviaciones. Por ejemplo, que nadie se atrevió a decirle que no, o mostrarle lados flacos de la administración, por temor a un regaño o a ser contradicho. Estuviera quien estuviera, lo habría hecho.

Entonces Calderón vivió en una gran burbuja. Sus decisiones autoritarias se afianzaron conforme pasó el tiempo porque él mismo tendió a aislarse. O su carácter impulsó ese aislamiento. Eso se comenta. Y no entre la gente ordinaria: principalmente entre su equipo cercano. Esto no tendría ningún interés público si no fuera porque se trata del Jefe del Ejecutivo. Imagínense –porque nunca lo sabremos a ciencia cierta– la cantidad de decisiones que se tomaron en Los Pinos por miedo a contradecir al Presidente, o porque el Presidente estaba enojado.

Aquí cabe una pregunta, una duda validada por 70 mil o más muertos: ¿Cómo se tomó la decisión de lanzar una guerra en contra del crimen organizado? Hasta el momento, ni entre los mismos panistas encumbrados se tiene la respuesta.

Nadie, que se sepa, conoce a alguien que estuviera en esa reunión, que sucedió entre septiembre y finales de noviembre de 2006, cuando Felipe Calderón decidió lanzarse a una guerra sin estar preparado. Nadie sabe de un especialista en la materia que asistiera, o que fuera consultado.

Incluso hay quienes dicen que ni siquiera el alto mando del Ejército mexicano fue requerido antes de que la decisión estuviera ya tomada.

Como decíamos: Nadie sabrá a ciencia cierta cuántas decisiones se tomaron así, tal cual, en la ira o en los arranques de Calderón Hinojosa. Pero ante la gravedad del daño causado por la estrategia, simplemente vale la pena dejar la pregunta al aire: La guerra al narco, lanzada en diciembre de 2006, ¿fue un arranque del Presidente? ¿Lo sabremos algún día?

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