viernes, septiembre 21, 2012

Sombríos presagios : Julio Pimentel Ramírez

Sombríos presagios
Julio Pimentel Ramírez
http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=193241 

En su primera gira por Centro y Sudamérica Enrique Peña Nieto, con el característico discurso priísta grandilocuente, elíptico, que encubre las verdaderas intenciones con frases hechas, adelanta lo que muchos ya preveían: su gobierno continuará con la fallida y sangrienta estrategia de seguridad calderonista y alentará la “modernización”, eufemismo para privatización, de PEMEX; mientras que en la Cámara de Diputados su partido, en alianza con el PAN, principalmente, se esfuerza en sacar adelante una reforma laboral que no afecte los intereses de las cúpulas sindicales aunque signifique un nuevo golpe a los trabajadores, de por sí empobrecidos.
Cabe reflexionar en el caso de la explosión de la planta de gas de Pemex en Reynosa, Tamaulipas, tragedia en la que ya han muerto 30 trabajadores, siete se encuentran desaparecidos –estremece pensar en su destino en medio de una conflagración de esas dimensiones- y 20 se encuentran lesionados, algunos de gravedad.
Las autoridades descartan que se trate de un acto terrorista o de una agresión de grupos del crimen organizado, que para el caso es lo mismo, y aseguran que se trata de un accidente inusual provocado por acumulación de gases sin que se sepa cómo se produjo el estallido fatal.


Tal vez sea muy pronto para sacar conclusiones, pero no está fuera de lugar anotar que dentro de la estrategia privatizadora uno de sus tópicos es el descuido en el mantenimiento de las instalaciones de Pemex, lo que conlleva riesgos para sus trabajadores.
De este modo nos encontramos ante decenas de víctimas más de la política neoliberal y sus operadores que de manera consciente instrumentan acciones u omisiones que generen condiciones para que se facilite la demanda de inversión privada para “rescatar” y “modernizar” una empresa de la importancia de una de las principales petroleras del mundo.
Un análisis de la Cámara de Diputados subraya que hay coincidencia absoluta del PRI, PAN y PRD en 11 de los 17 capítulos (65 por ciento del total) en los que se estructura la ley a reformar (principios generales, relaciones individuales de trabajo, condiciones de trabajo, derechos y obligaciones de los trabajadores y de los patrones, trabajo de las mujeres, trabajo de los menores, trabajos especiales, relaciones colectivas de trabajo, riesgos de trabajo, autoridades del trabajo y servicios sociales, y personal jurídico de las juntas de conciliación y arbitraje). En tres capítulos más (18 por ciento del total) la coincidencia absoluta se da entre priístas y perredistas (representantes de los trabajadores y de los patrones, derecho procesal del trabajo, y procedimientos de ejecución); en otros dos (12 por ciento del total) de la mano van panistas y tricolores (huelgas y prescripción) y sólo en uno (5 por ciento del total) blanquiazules y tricolores van juntos (responsabilidades y sanciones).
En fin, todo indica que la reforma laboral, que será aprobada al finalizar este mes, las posiciones se decantan y se hace patente que los sindicatos priístas y los independientes evitaran la aprobación de los apartados que de alguna manera afectan la organización sindical actual. No es que les interese la autonomía y la libertad sindical sino mantener intacto el control corporativo de sus agremiados y recursos que generan.
Como dice Rodolfo Sánchez Rebolledo, para la izquierda es vital volver a reflexionar sobre el papel de los sindicatos y, en general, sobre la significación de un movimiento de masas organizado a partir de sus intereses legales e históricos. Más que atraer al seno de sus propias organizaciones, lo que falta para darle a la aspiración democrática es la representación real de las mayorías, la construcción de alternativas permanentes guiadas por una visión del país conforme a sus grandes necesidades.
En una economía en la que el desempleo y subempleo –el subempleo es el máximo ejemplo de “flexibilización” laboral, pues en este sector se trabaja por horas, sin prestaciones y sin necesidad de gastar en despidos- alcanza enormes cifras y en la que los salarios son ínfimos dado el costo real de la vida –no el que dicen los maquillados índices oficiales-, una reforma como la que probablemente será aprobada se traducirá en una tragedia social.
Aún no comienza la administración del retorno del PRI a Los Pinos y ya se sienten sus efectos: por “orientación” de Washington seguirá la “guerra” contra algunos cárteles del narco, con asesor colombiano de “lujo”, general represor con historia cuestionable convertido en “académico”; se avanza en la primera de las reformas estructurales neoliberales, la laboral, y se promete acelerar la “modernización” privatizadora de Pemex.

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