miércoles, enero 04, 2012
Cómo acceder al poder : Guillermo Fabela Quiñones
Apuntes
Por Guillermo Fabela Quiñones
Cómo acceder al poder
Tal como están las cosas en el país, es de la mayor importancia evitar que se compliquen aún más, como así deben quererlo quienes deben saber, aunque lo nieguen, que la sociedad nacional no aguanta un año más a la derecha en el poder. El mismo Felipe Calderón tiene que estar consciente de esto, si no lo sabe es que de plano vive en un mundo ideal, el que dibujan sus discursos autocomplacientes, y que su despertar a la realidad será más doloroso cuando esto suceda. El año que falta para que finalice el sexenio, que pasará a la historia como el peor de los tiempos modernos, podría traer males incluso mayores, debido a la posibilidad nada remota del grupo en el poder, de crear condiciones que hagan más difícil el cambio que anhela la sociedad.
Esta hipótesis es factible, teniendo en cuenta la falta de sensatez que caracteriza al “gobierno” de Felipe Calderón, ya no digamos una falta total de sensibilidad política. Tratará de aprovechar el último año de su sexenio para sacar las mayores ventajas de tal circunstancia, aprovechando que la vida política girará en torno al proceso electoral, mismo que buscará encauzar conforme a sus particulares intereses. Esto podría enturbiar aún más la de por sí turbulenta vida del país, situación que conviene evitar para no dar margen a que se desboquen las tentaciones autoritarias del régimen panista.
Bajo este punto de vista, no sería descabellado esperar provocaciones del gabinete calderonista, encaminadas a buscar los pretextos idóneos que “justificaran” una mayor escalada de violencia, con el argumento de una legítima defensa por parte del Estado. Será preciso estar muy atentos para denunciar a tiempo cualquier acto tendiente a provocar una desestabilización política, del mismo modo que se tendrían que denunciar oportunamente las corruptelas y actos ilegales en que incurran Calderón y sus secretarios.
Tales denuncias serán parte del proceso electoral, y serán ineludibles para evitar que la vida nacional se deteriore más aceleradamente. Si Calderón tuviera un mínimo de sentido común, se daría cuenta que lo mejor para él mismo, ya no digamos para el país, sería bajar su protagonismo al máximo y aprovechar el tiempo que le queda en Los Pinos para tratar de salir sin conflictos aún más graves. Lo razonable sería que pusiera toda su atención y esfuerzos en tratar de arreglar lo que todavía tenga arreglo, y frenar la voracidad que ha caracterizado su sexenio.
Con todo, desgraciadamente sería mucho pedir, teniendo en cuenta el comportamiento del “gobierno” calderonista los cinco años que lleva en el poder. Si el PRI neoliberal se derrumbó fue, precisamente, porque dejó a un lado un elemental sentido autocrítico, se perdió el rumbo político y se olvidaron compromisos elementales con el pueblo. Este ha sido el estilo de “gobernar” de Calderón, así que sería como pedir que los árboles tuvieran sangre, demandar un cambio de actitud en el último tramo del sexenio. De ahí el imperativo de estar muy vigilantes, tanto de la actuación de Calderón y su gabinete, como de su candidato, que seguramente será Ernesto Cordero, pues es al único al que le tiene plena confianza para que le cuide las espaldas.
Es fundamental no perder de vista que, nunca como ahora, las fuerzas progresistas han tenido la mesa tan bien puesta para acceder al poder. Ni siquiera en las elecciones de 1988, cuando el PRI aún mantenía mucha de su inercia de aparato gobernante hegemónico. La derecha ya demostró su total incapacidad para liderar a una nación tan llena de problemas de todo tipo, así que ahora le toca su turno a las fuerzas democráticas, incluidas desde luego las izquierdas, las cuales deben comprender de una vez, que para estar a la altura de las circunstancias deben tener una nueva mentalidad, ajustada al imperativo de gobernar a una nación de más de ciento diez millones de habitantes, de las más distintas clases sociales y modos de pensar y de ver la vida.
El PRI perdió la oportunidad de recuperar el poder porque no hizo un mínimo intento de renovarse, de zafarse de sus muchos compromisos con lo peor de la oligarquía. Es el mismo viejo PRI que siguió arrastrando los añejos vicios de su etapa corporativa, sumados a los que acumuló en tres décadas de mantenerse atado a los designios del grupo de interés que lidera Carlos Salinas de Gortari. Es absurdo suponer que con Enrique Peña Nieto el país podría salir del hoyo tan profundo en que lo dejarán los panistas. Al contrario, lo enterraría aún más porque sólo llegaría a satisfacer el hambre de poder de ese grupo oligárquico, que no fue tan beneficiado por Calderón como lo son sus patrocinadores ultraconservadores.
Por eso es vital que el Movimiento Progresista actúe sin mezquindades, con visión de futuro, con el firme propósito de no caer en las provocaciones del grupo en el poder, y demostrar, a la nación, que se tiene todo para asumir la enorme responsabilidad de sacar al país del lamentable agujero en que lo dejará la derecha.
(guillermo.favela@hotmail.com)
¡Pronto tendremos nuevas encuestas para usted!
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