lunes, enero 30, 2012

Calderón y Luege sabían de la sequía : Alvaro Cepeda Neri



Alvaro Cepeda Neri
Conjeturas
Calderón y Luege sabían de la sequía



Tenemos los mexicanos un desastre más: la sequía en la mitad del territorio. Del centro a la frontera norte. Y los desgobernadores de Sonora, Chihuahua, Tamaulipas, Nuevo León, Durango, Colima, Sinaloa, San Luis Potosí… etc., hicieron caso omiso, no obstante que lo sabían de primera mano, como Calderón y Luege, el director de la Comisión Nacional del Agua: Conagua. Nada hicieron, como es su obligación. En sus respectivas jurisdicciones, sabían de la hambruna que, tradicional entre los rarámuris, en la sierra Tarahumara, se extiende por toda el área donde sobreviven los campesinos pobres, los indígenas olvidados, los ganaderos de unas cuantas cabezas y quienes sobreviven entre miles de desgracias, por falta de agua, de centros de salud y subsidios cancelados por el calderonismo, siguiendo la consigna de “¡sálvese el que pueda!”.
Los 10 millones de indígenas muertos de hambre son un problema conocido desde hace medio siglo. Los priístas los usaron para sus perversos fines electoreros. Y a los del PAN, nada les importa esa población marginada, despreciada y que sobrelleva sus desgracias y carencias con resistencia dramática: se mueren de hambre. Quienes acceden a las redes sociales, alertaron a la Nación de la catástrofe tarahumara. Conmovieron la conciencia nacional y empezaron las donaciones y, tardíamente, reaccionaron algunos funcionarios (¡la misma Cruz Roja!) para intervenir ante la tragedia. El desgobernador Duarte, de Chihuahua (porque tenemos al Duarte de Veracruz, otro bribón), de inmediato salió a desmentir que los tarahumaras estuvieran suicidándose por hambre. Y esgrimió como su gran “descubrimiento”, que no sabían los de las redes, que esos mexicanos son de tal temple humano que no se suicidan, sino que… ¡mueren serenamente y de pie!


Ante el cambio climático, de cuyo programa Calderón alardea estar pendiente, y que es una de las causas de la falta de agua, se ha recomendado las desaladoras, pues la escasez del líquido tiene a las presas de esas entidades casi secas, ya que en más de seis años ha llovido poco o nada en la región centro-norte. Y Calderón con su funcionario Luege, por negligencia y omisión, dejaron agravar la situación. Y para colmo se han presentado heladas. Y así no hay cosechas. Se mueren el ganado y las aves. Padecen terrible sed millones de mexicanos.
Calderón, al cuarto para las doce de su mal gobierno, minimiza las ayudas colectivas y habla de que el problema es “estructural”. Ya sólo quiere irse cuanto antes e incluso hasta suspender las elecciones federales (para una presidencia interina, con tal de parar a la oposición: PRD y PRI, para que no obtengan la Presidencia de la maltrecha república). Calderón y Luege pretenden atender el problema de la sequía… ¡con discursos y declaraciones! Pero la cuestión es que es un asunto de vida o muerte inmediato, no para mañana. A la sequía por la falta de agua, se agrega la sequía por la falta de buenos gobiernos en los estados y federal. Ésta es la cuestión. Ésta es la peor desgracia nacional.
cepedaneri@prodigy.net.mx

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