viernes, enero 27, 2012

Tiempo de sosegar a los gigantes : Guillermo Fabela Quiñones



Tiempo de sosegar a los gigantes
Guillermo Fabela Quiñones
Apuntes



Es un hecho incontrovertible, que así como Alemania puede destruir a la Unión Europea, según la advertencia de George Soros en el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, de igual manera el capitalismo salvaje en el que estamos inmersos puede acabar con naciones enteras, como México, indefenso ante las embestidas de la súper potencia de la que desgraciadamente somos vecinos. Lo que persigue Ángela Merkel es lo mismo que buscó Adolf Hitler, aunque por otros medios: apoderarse de las economías de Europa, y luego seguirse con las del resto del mundo. Sólo que al igual que el dictador nazi, la mandataria tiene que superar una resistencia que cada día será más firme y mejor organizada.
Está probado hasta la saciedad, que el neoliberalismo constituye un barril sin fondo; esto aparentemente, pues sí lo tiene: se llama sistema financiero, el cual recicla las enormes ganancias que obtiene con la especulación. Así que de nada servirán los cuantiosos recursos que tiene el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), sumados a los del Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede), que dan un total de 750 mil millones de euros. En pocos años esa suma se habrá esfumado, no porque hayan desaparecido los billetes, sino porque estarán bien resguardados en bancos propiedad de los súper magnates que mueven la economía mundial.


La señora Merkel pretende que la mayor cantidad se queden en Alemania, no importa que naciones vecinas sufran las consecuencias, como hoy sucede con Grecia, Italia, España, Portugal, etcétera. Sin embargo, no será una operación fácil, no porque vayan en aumento los “indignados” en el planeta, sino porque Estados Unidos también quiere parte del botín. Los años que vienen serán de una lucha sorda entre ambas súper potencias, en busca de una hegemonía que nunca se habrá de alcanzar, pues primero se acabaría el planeta por tanta irracionalidad, tanta voracidad, tanto despilfarro de recursos. Tal realidad obligará a China, Rusia, Brasil, India, principalmente, a cerrar filas para sosegar el criminal egoísmo de los dos gigantes. Tendrán que apaciguar sus bestiales instintos, so pena de producir una última conflagración mundial.
Tal situación tendrá un precio muy alto, que tendrán que pagar los pueblos limítrofes; en el caso de Estados Unidos, en primer lugar nosotros los mexicanos. Las presiones por nuestros recursos serán cada vez mayores, sobre todo si al mando de las instituciones se ubican “gerentillos” sólo atentos a servir al patrón que se encuentra en la Casa Blanca, como sucede desde hace ya tres décadas. Esto podrá evitarse, no obstante, en la medida que haya una firme resistencia a esas presiones. No se trata de entablar pleitos inacabables en los que llevaríamos las de perder, sino de actuar con patriotismo, con la firme convicción de que el futuro de México depende de una defensa irreductible de nuestros recursos y medios de subsistencia. (Entre paréntesis, esto no entra en la agenda de la derecha representada por el PRI y el PAN.)
En esta magna y vital tarea tendríamos apoyos importantes, así lo dejan ver las declaraciones de la secretaria general de la Confederación Sindical Internacional (ITUC por sus siglas en inglés), Sharan Burrow. Dijo, en el mismo foro de Davos: “Tenemos que rediseñar el modelo y parar la avaricia prevaleciente en el sistema actual”. Acusó a los mercados financieros de “asesinar a la economía real”, y a los bancos de ser “los mayores matones del planeta”. De ahí la necesidad de que los pueblos cierren filas en torno al imperativo irrenunciable de cambiar el modelo económico, para quitar a los especuladores su arma principal.
Sólo entonces será posible aspirar a un mundo mejor, pues como dijo el brasileño Leonardo Boff, en el Foro Social Mundial que se lleva a cabo paralelamente en Porto Alegre, Brasil: “No se trata de de otro mundo posible, sino de otro mundo necesario”. Por eso es imprescindible que las naciones periféricas, las economías emergentes, estén gobernadas por políticos democráticos, progresistas, con sensibilidad social, cualidades impensables en demagogos como Enrique Peña Nieto o cualquiera de los “políticos” del partido blanquiazul.
En este momento, en el año 2012, la humanidad aún puede salvarse. Para ello es fundamental frenar las ambiciones absurdas de las súper potencias y de los súper magnates que impulsan la voracidad que las caracteriza. Esto sólo podrá lograrse en la medida que los pueblos tomen conciencia de la necesidad de contar con gobiernos comprometidos firmemente con objetivos democráticos, incluyentes, que favorezcan el pleno empleo y el desarrollo sustentable. Los mexicanos estamos más obligados a ello, por la vecindad con Estados Unidos, cuya voracidad no tiene más límites que los que les ponen los pueblos, como lo demuestra la experiencia histórica.
Vale insistir que no se trata de pelear con los ocupantes de la Casa Blanca, sino de oponer una firme resistencia pacífica, que haga posible una vecindad mutuamente provechosa, basada en el respeto a nuestro indeclinable derecho a ser una nación con futuro. ¿Acaso este anhelo es una postura “comunista”?

(guillermo.favela@hotmail.com)

No hay comentarios.: