martes, enero 31, 2012
El tiempo vuela : María Teresa Jardí
El tiempo vuela
Por María Teresa Jardí
Se repite la pregunta por la red con relación a qué pueblo se necesita ser para aspirar a tener como Presidente a quien no es capaz de dar el nombre de tres libros, aunque no haya leído un solo libro a lo largo de su vida, en una feria del libro a la que ha sido invitado como aspirante a ser votado para ocupar la Presidencia de un país con la problemática del nuestro.
Un país contra el que se comete un genocidio a nombre de una falsa “guerra” contra el narcotráfico, útil para poner nuestra soberanía en manos del imperio yanqui mientras se convierte al Estado mexicano en narcoestado por la patente de corso que le otorga ese imperio a la derecha panista como pago por su vergonzoso entreguismo que debe sonrojar hasta a los gobernantes gringos.
Un país con el tejido social destruido por la limpia de pobres resultado de la falsa guerra contra la delincuencia que goza de cabal salud, vacunada por la impunidad como regla del peor desgobierno desde la Conquista.
Un país con varios ejércitos en la calle, del todo descontrolado el de paramilitares “hombres de negro” que García Luna encabeza, integrado con salidos, muchos bien comprados, de la milicia.
Un país con sesenta mil ejecutados, más de mil desaparecidos, las cárceles llenas de pobres, la justicia aniquilada y sin representación social para los gobernados que o atinamos a enfrentar lo que sucede o nos acaban.
Un país donde los desvalores promovidos por la telebasura y la educación escolarizada bajada a cero ocupan el lugar de los valores, y los poderes fácticos ponen y quitan gobernantes y mantienen de rodillas a la clase política que en su conjunto les teme, al punto de no ofrecer ni siquiera a futuro regularles.
La respuesta es que sólo un pueblo pendejo vota por un pendejo para Presidente. Pero la pregunta debería incluir también al PAN y no sólo al candidato, por cierto desechable, del PRI. El PAN, usando a la antaño institución procuradora de Justicia, hoy convertida en promotora de venganzas, ya se está ocupando de acabar con el PRI.
Es cierto que es un horror el regreso del PRI. Un PRI que no ha entendido porqué salió. Pero en el Revolucionario Institucional queda un grupo político mucho más preparado que el PAN para enfrentar lo que sucede en el país. Es cierto que sus últimos exponentes son horrorosos, los Marín, los Ulises Ruiz, los Beltrán, etc... Es cierto que también producen terror muchos de los que buscan llegar como legisladores.
Pero el PAN ha demostrado ser mucho pero que el PRI y la continuidad significa sólo más sangre derramada por el pueblo mexicano. El PAN no tiene políticos para enfrentar lo que deja.
Es incompresible que los que se reivindican perredistas y que al menos fingen que su apoyo mayoritario está del lado de AMLO, que cuestionan el regreso del PRI, no sean capaces de hacer lo propio con la aterradora continuidad del PAN. Como vergonzoso es que perredistas sean capaces de aliarse con el PAN como aventura que les permita seguir teniendo aunque sea un huesito de paloma con el que llenar sus bolsillos.
Las encuestas no casan con la realidad. Pero... las encuestas son las encuestas... Y aunque terca la realidad, más tercas son las encuestas, que cuando no paga la telebasura, son pagadas por los partidos y candidatos. Con lo que se tira a la basura del dinero del erario en México, todos los mexicanos podríamos ser tan ricos como “El Chapo”.
De un día para otro puede cambiar de idea la telebasura y apoyar a otro si le llega al precio. Y para eso puede servir la Vázquez Mota si se descarrila la llegada de Peña, que sí, que es un horror. Pero un horror, no menos horror de lo que sería la llegada de esa mujer tan siniestra como la Gordillo y la que se rebelaría aún más perversa que sus también compañeros aspirantes al continuismo de la derecha panista.
Un buen ejemplo de que la derecha panista es capaz de cualquier cosa es haber nominado como candidato al Distrito Federal a una mujer, madre de un asesinado, sí, que logró más o menos realizar la investigación del asesinato del hijo, llevada a cabo por sus amigos, y que se encarcelara a los mismos, pero la que como gobernante del Distrito Federal lo único que garantiza, de entrada, es que el horror que se vive en lugares como Juárez y Monterrey, en Estados como Michoacán y Guerrero, se traslade también a la capital del país.
La lucha social tendría que ser por la garantía absoluta de una elección limpia. Elección que, de darse, ganaría, sin la menor de las dudas, Andrés Manuel. Esa es nuestra única esperanza de cambio a algo menos peor, de entrada, puede que a mucho mejor en el mediano plazo.
Un tiempo precioso se sigue perdiendo en mandar chorradas sobre Peña mientras las sombras aletean cada vez más cerca de lo que puede venir, para peor, en nuestro país.
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