TENDAJÓN MIXTO
Alto a la guerra
Jaime Ornelas Delgado
La guerra en la que Felipe Calderón metió al país tiene uno de esos rasgos trágicos característicos de toda guerra imperialista, las armas con las que se matan los contendientes provienen de un mismo proveedor: Estados Unidos.
Hoy sabemos que el gobierno de Barack Obama lo mismo financia, mediante la Iniciativa Mérida, el armamento de las fuerzas públicas mexicanas que al crimen organizado a través de operaciones como Rápido y Furioso. Esto hace del tráfico de armas un cuantioso negocio para los de siempre, para aquellos que ven las guerras desde la comodidad de la sala de televisión.
Contra esa guerra, que deja ya 40 mil muertos, hubo el miércoles pasado una movilización nacional que reunió a miles de ciudadanos, así como a organizaciones civiles, activistas y defensores de derechos humanos que confirmaron el rechazo a la violencia, en buena medida provocada por la estrategia gubernamental con la que Felipe Calderón se ha empeñado en combatir a la delincuencia organizada con resultados poco menos que desastrosos. Después de ese día, muchos mexicanos más han seguido demostrando estar hartos de la violencia que impide la normalización de la vida nacional y han salido a la calle en muchas expresiones que tienen un único fin: detener el baño de sangre que envuelve el país.
Alto a la guerra
Jaime Ornelas Delgado
La guerra en la que Felipe Calderón metió al país tiene uno de esos rasgos trágicos característicos de toda guerra imperialista, las armas con las que se matan los contendientes provienen de un mismo proveedor: Estados Unidos.
Hoy sabemos que el gobierno de Barack Obama lo mismo financia, mediante la Iniciativa Mérida, el armamento de las fuerzas públicas mexicanas que al crimen organizado a través de operaciones como Rápido y Furioso. Esto hace del tráfico de armas un cuantioso negocio para los de siempre, para aquellos que ven las guerras desde la comodidad de la sala de televisión.
Contra esa guerra, que deja ya 40 mil muertos, hubo el miércoles pasado una movilización nacional que reunió a miles de ciudadanos, así como a organizaciones civiles, activistas y defensores de derechos humanos que confirmaron el rechazo a la violencia, en buena medida provocada por la estrategia gubernamental con la que Felipe Calderón se ha empeñado en combatir a la delincuencia organizada con resultados poco menos que desastrosos. Después de ese día, muchos mexicanos más han seguido demostrando estar hartos de la violencia que impide la normalización de la vida nacional y han salido a la calle en muchas expresiones que tienen un único fin: detener el baño de sangre que envuelve el país.
Pero frente a la decisión ciudadana y las muestras de inconformidad sobre la estrategia seguida para acabar con el trasiego de drogas, contrasta la actitud de las autoridades tanto mexicanas como estadounidenses, que no están dispuestas a revisar, ni siquiera a reflexionar, sobre su estrategia bélica; es más, preocupan las declaraciones sobre la prolongación de la guerra por varios años, pues si las cosas continuan como ahora no habrá quien haga el recuento de los daños; sin embargo, la demanda de detener la guerra ¡YA!, comienza a correr por todo el país, aunque el gobierno haga que ni ve ni escucha.
Las respuestas a la demanda de terminar la guerra son francamente desalentadoras. Primero la señora Michelle Leonhart, directora de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos, viene a México a decirnos que debemos estar de plácemes y muy contentos porque, dijo, aunque parece “contradictorio este nivel de violencia visto en México es una señal de éxito en la lucha contra los cárteles”. Así es que hay mucha violencia porque el gobierno va ganando su guerra. Esto reafirma el hecho de que no habrá cambo de estrategia, pues hay tanta violencia que las cosas marchan bien.
Y no nos reponíamos de esta afirmación proveniente del exterior, de ahí, precisamente de ahí de donde provienen las armas con que se matan los mexicanos, cuando aparece en escena el señor Genaro García Luna para decirnos, reflexivo y con una seriedad como para que le creyéramos: “para 2015 comenzará la disminución sostenida de la violencia”, aunque no nos dijo qué hacemos con las víctimas de 2011, 2012, 2013 y 2014 y mire usted, si en cuatro años de guerra llevamos 40 mil muertos, nos esperan otro tanto en los próximos cuatro años, y tal vez si la guerra sigue por el camino del éxito que nos dice la señora Leonhart, lo muertos aumenten de manera exponencial.
La banca mexicana, de las más rentables del mundo
La verdad usted es pobre porque quiere, porque no es emprendedor, como esos que ahora egresan de las universidades públicas, y no se ha decidido a abrir un banco de esos que en México alcanzan a ser los más rentables... del mundo. Claro tendría que gustarle la actividad de usurero, pues la elevada rentabilidad de la banca mexicana registrada en los últimos años, es producto de los elevados intereses pagados por las personas físicas en el uso del crédito al consumo.
Diversos analistas financieros han advertido que el sistema bancario de México, por su estructura y regulación, facilita a los bancos tener amplias ganancias sin incurrir en riesgos y permite a las matrices que no son de origen mexicano, disfrutar de las utilidades generadas; por ejemplo, sabido es que 35 por ciento de las utilidades del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria, a nivel mundial, sale de México.
No obstante que en el periodo precrisis la rentabilidad de la banca nacional alcanzó niveles de hasta 20 por ciento, muy por encima del promedio mundial que es de 10 por ciento; hoy esa rentabilidad es de 13.5 por ciento, aún más alta que el promedio mundial, según informes proporcionados por la Comisión Nacional Bancaria de Valores.
En síntesis, el crédito al consumo es la principal fuente de ingresos de la banca mexicana, debido al diferencial de tasas que existe entre lo que paga por recibir dinero y lo que cobra por prestarlo; en efecto, el perfil del crédito que otorga la banca en México, a partir de 2000, privilegió el crédito al consumo, y en una segunda instancia al financiamiento de vivienda y nadie hay que pueda explicar los criterios que siguen los bancos para fijar las tasas de interés y las comisiones cobradas por sus servicios, que en otras partes son gratuitos.
Hoy la economía mexicana está dominada por unos cuantos monopolios, que además concentran la mayor parte de la riqueza nacional y absorben una elevada proporción del ingreso. Por eso a nadie emociona que nos digan que el PIB crecerá a una tasa de 4.2 por ciento en este año, pues sabemos que esa nueva riqueza ira a engrosar las arcas de los monopolios y traerá escasos beneficios para la población.
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