martes, abril 19, 2011

Guillermo Fabela Quiñones : Espino y su organización fantasma

Espino y su organización fantasma
Apuntes
Guillermo Fabela Quiñones

La extrema derecha comienza a dar señales de alarma, no sólo por el evidente fracaso de Felipe Calderón como gobernante espurio, sino por la firmeza con que mantiene su marcha ascendente el movimiento ciudadano que lidera Andrés Manuel López Obrador. Así lo revelan diversos testimonios de connotados personajes del conservadurismo mexicano, quienes quisieran que la sociedad nacional se tragara el cuento de que con la llegada del PAN a Los Pinos las cosas caminan mejor en este país. Sin embargo, la realidad los contradice abiertamente, por lo que resultan vanos los esfuerzos que hacen para tratar de engañar a la ciudadanía afectada por tanta violencia y tan duros flagelos como el desempleo, la carestía galopante y una corrupción imparable.
En los empeños por tratar de confundir a la población, ahora se suma quien fuera el dirigente del partido blanquiazul en el sexenio de la “pareja presidencial”, Manuel Espino Barrientos, conocido por su militancia en la ultraderecha continental, un personaje polémico incluso dentro de su partido por sus posiciones retrógradas, que lo identificaron plenamente con Martha Sahagún de Fox. Ahora pretende mantenerse vigente por conducto de un “movimiento” que denominó “Volver a Empezar” (VAE), que según él “sí tiene visión social y raigambre ciudadana”.

Hace tal afirmación para puntualizar su diferencia con el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) que encabeza López Obrador. Vemos así que si de audacia se trata, allí está Espino, pues sólo en su casa es conocida la organización que dice liderar. Sin ambages afirma que el librito que escribió, de igual título, o sea “Volver a Empezar”, despertó conciencias por ser “una conjunción de voluntades movidas con libertad desde la convicción nacional de una idea”. ¿Cuál será tal idea? ¿Quizá la de volver a empezar a revivir el siglo diecinueve?
Con la rabia característica de los ultraconservadores que quisieran que la humanidad siguiera viviendo en la Edad Media, critica el proyecto de país que presentó López Obrador en cincuenta puntos, el resumen de su magnífico libro “La mafia que se apoderó de México y el 2012”, éste sí con visión social de largo alcance y raigambre ciudadana lograda en decenas de recorridos por todo el territorio nacional, en contacto directo con la ciudadanía de todos los sectores sociales, particularmente aquellos que los aristócratas blanquiazules son incapaces de saludar.
Las críticas de Espino no tienen el menor asidero, son tan insustanciales como la parrafada siguiente: “Lo que más me llama la atención en el mensaje de AMLO es su falta de autocrítica”, y cita a López Obrador: “No habrá influyentismo, amiguismo, nepotismo ni ninguna de esas lacras de la política. La corrupción será considerada como delito grave y se castigará sin derecho a fianza”. Aquí termina la cita, y a continuación el comentario de Espino: “Es decir, describe justo lo que nunca hizo como jefe del Gobierno del Distrito Federal”. ¿Por qué no señaló Espino ejemplos concretos de que López Obrador haya incurrido en las lacras que condenó?
Precisamente, lo que le acarreó a AMLO la inquina de la mafia en el poder fue que no pudieron inducirlo a corruptelas, a malos manejos del presupuesto, ni tampoco lo atraparon en comportamientos criticables, como el nepotismo.
Por último, Espino comenta que “estamos ante la hora de sumar, de aceptar, de perdonar, de recordar que una sociedad no crece con la victoria de un grupo sobre otro, sino con la reconciliación y el encuentro entre los diferentes”. Es claro que tal parrafada es producto del miedo, miedo a la pérdida del poder, como así habrá de suceder en el 2012, cuando la sociedad organizada en torno al proyecto de nación más completo hecho hasta el momento, se sacuda la modorra y la enajenación propiciadas una y otra por los medios electrónicos, principalmente.
Otro sexenio más de conservadurismo no lo aguanta este malogrado país. Tampoco una simulación demagógica para hacer creer al pueblo que no hay más camino que el neoliberalismo, pero acaudillado por los tecnócratas del PRI. Urge el rescate del Estado de derecho, de la democracia verdadera, del usufructo de las riquezas nacionales por parte de la sociedad en su conjunto. Es imperativo poner un freno contundente a la descomposición social que ha generado tanta violencia y corrupción, objetivo que sólo se habrá de lograr sumando a todos los ciudadanos, incluso los excluidos en las últimas tres décadas. Si Espino quiere “volver a empezar”, que lo haga sentado, o soñando en el paraíso decimonónico de los feudos que añora. El México del futuro tendrá que ser incluyente, con estabilidad política y crecimiento real, y eso sólo se podrá alcanzar con un proyecto de país nacido de las entrañas del pueblo.
(gmofavela2010@hotmail.com)

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