Conjeturas
Por Alvaro Cepeda NeriQue Videgaray ya se apuntó para el 2018
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Todavía no toma posesión Peña para pasar, de presidente electo a constitucional, cuando ya su mano derecha: Luis Videgaray, se apuntó en la lista para la sucesión (si Peña termina su período) del 2018. Para ese año Ebrard y su Videgaray: Manuel Camacho, ahora senador y a quien se le escapó la candidatura presidencial, por las perversidades de Salinas, será el candidato del chuchismo y de Cuauhtémoc Cárdenas si es que su hijo Lazarito es el presidente de lo que quede del PRD. Por el PAN la quiere el rabioso y bravero senador panista que ladra y muerde Lozano Alarcón; aunque anda muy mansito y cínicamente quiso saludar a Martín Esparza. En la oportuna foto de Carlos Cisneros (La Jornada: 12/X/12), el líder del SME le da la espalda y se sonríe, mientras Javier Lozano hace el ridículo.
Marcelo Luis Ebrard, quien deja una administración corrupta, con sus aparatosos y privatizados “segundos pisos” (¿y la Constitución, Marcelo?), y descuidadas las delegaciones, no obstante su complicidad con los delegados, ya abrió la boca para la sucesión del 2018, porque no pudo contra López Obrador quien se lleva sus 16 millones de votos. Así que por el PRI está Videgaray, el alumno de Pedro Aspe (la hija de éste quiere la dividida secretaría de Comunicaciones), quien se siente flotar al lado de Peña. Los priistas saben, como dijo José Alfredo: que “no hay que llegar primero, pero hay que saber llegar”, y dejan que Videgaray y David López (con Carlos Olmos Tomasini y Oscar Argüelles), sigan por las nubes.
Otro apoyador de Videgaray y que se siente secretario del Trabajo es Alfonso Navarrete Prida y quien con el “líder” de la Lotería Nacional, tiene todas las concesiones para su venta fija en Sonora (y se sabe que tuvo mucho que ver en venta de extensos terrenos mexiquenses). Navarrete, por ser tapadera siendo procurador en el Estado de México, fue agraciado con una notaría; pero nunca circuló la Gaceta donde debía aparecer su nombramiento. No le calan la Banda Presidencial al de Atlacomulco, y ya su célebre hombre del maletín tiene ensueños (sueños despierto) de ser su sucesor. Primero quiere la secretaría de Hacienda, si no repite el calderonista Meade (Pedro Aspe no quiere Pemex; Ángel Gurría preferiría Relaciones Exteriores, muy peleada por el echeverrista Juan José Bremer y de Martino y Lozoya Austin).
Videgaray, acompaña y le habla a la oreja a Peña en sus giras (para que esté ocupado y no se le haga más larga la espera), y supone ser el favorito no obstante que ya en la silla, como los que han llegado, cambian de parecer o no pueden imponer a sus amigos. El futurismo a largo plazo se ha desatado en las tres facciones del peñismo: la de Peña, la de Murillo Káram y la de Emilio Gamboa, más los intereses de Salinas y Zedillo. Pero Videgaray sabe que quien “pega primero, pega dos veces”, y tal vez por eso en este primer tramo prefiere ser el Mouriño y José Córdoba de Peña, creando una poderosa Oficina en Los Pinos y desde ahí mover a sus alfiles para la sucesión 2018. Dicen, a propósito, que “no por tanto madrugar, amanece más temprano”.
cepedaneri@prodigy.net.mx
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