Carlos Fernández-Vega
México SA
http://www.jornada.unam.mx/2012/11/13/opinion/030o1eco
Oro negro y pujanza
¿Y el ingreso petrolero?
Deuda de Pemex a tope
En la feria de autoelogios del gobierno saliente no podía
quedar fuera el sector energético, el cual, pujante, cierra el ciclo
calderonista con los cimientos para que la siguiente administración
engrandezca el destino del país, todo ello, desde luego, según el secretario de
Energía, Jordy Herrera. Lástima que ese maravilloso resultado no sea compartido
por otros actores de la vida política nacional, como la Cámara de Diputados,
que subraya que las acciones emprendidas en la presente administración no
lograron alcanzar las metas previstas en el Programa Sectorial Energético
2007-2012, el cual, en materia de producción, establece la necesidad de
incrementar la producción de petrolíferos y petroquímicos para aumentar la
producción de los energéticos en territorio nacional; sin embargo, los datos
observados indican un claro descenso en el nivel de extracción y producción de
hidrocarburos, y una caída en el nivel de reservas totales.
Entonces, el secretario Herrera en el clóset puede
guardar el ramo de flores que él mismo se envió, porque independientemente de
lo citado nadie sabe qué hizo el gobierno calderonista con el voluminoso
ingreso petrolero, pues por ninguna parte se observa eso de la pujanza y,
sobre todo, el engrandecimiento del destino del país. Por el contrario, lo
que sí se ha documentado es que a pesar de ese enorme río de dinero (que Peña
Nieto pretende privatizar), la paraestatal se endeudó hasta la coronilla, para
elevar la deuda en 325 por ciento y llevarla a un billón 846 mil millones de
pesos a lo largo del sexenio (hasta septiembre de 2012).
De 2007 a 2011 el ingreso petrolero sumó casi 4.9
billones de pesos, todos ellos enterados al fisco, más su pilón, de tal suerte
que redondeando el sexenio calderonista ese monto podría superar los 6 billones
de pesos. Casi al cierre del gobierno foxista, el entonces gobernador del Banco
de México, Guillermo Ortiz, denunció que en ese periodo de dilapidó el ingreso
petrolero, y detalló cifras: al menos 90 de cada 100 pesos de los ingresos
extraordinarios que obtuvo el gobierno federal en los últimos cinco años por la
exportación de petróleo se han ido a gasto corriente. En otras naciones
productoras de crudo la bonanza de precios petroleros fue utilizada para
fortalecer la posición fiscal, mientras México cayó en un juego muy peligroso
de crear necesidades de gasto sustentadas en una fuente inestable de recursos.
Un lustro después, en 2010, la Auditoría Superior de la
Federación concluyó que en el sexenio de Vicente Fox y en los dos primeros años
de inquilinaje de Felipe Calderón los gobiernos obtuvieron ingresos
extraordinarios por un billón 281 mil 902.7 millones de pesos –la mitad por
excedentes petroleros–, que fueron dilapidados casi en su totalidad en el gasto
corriente de la burocracia panista, y de los estados y municipios.
Específicamente en el periodo de 2003 a 2008, 71.8 por ciento de esos
excedentes se dedicó a ampliaciones presupuestales a dependencias federales y
de los estados, que se destinaron principalmente al gasto corriente, informó el
órgano fiscalizador, al entregar ayer a la Cámara de Diputados el Informe de
Resultados de la Revisión a la Cuenta Pública 2008. Otro 15.4 por ciento se
transfirió al Fondo de Estabilización de los Ingresos Petroleros y 12.8 por
ciento al Fondo Pemex (La Jornada).
Entonces, nada que ver con la pujanza y mucho
menos con los cimientos, porque las administraciones panistas alegremente
se dedicaron a derrochar el ingreso petrolero y, paralelamente, a endeudar a la
paraestatal más importante del país, y eso es lo que heredan al gobierno
peñanietista, el cual, más rápido que una saeta, dijo quereformará Petróleos
Mexicanos para modernizarlo y asociarse con inversionistas
interesados en traer dinero para impulsar una mayor producción. No hay que
olvidar que en las últimas cinco administraciones gubernamentales todo se
modernizó paraimpulsar el desarrollo nacional, y allí están los
espeluznantes resultados: de la banca a los ferrocarriles; de los satélites a
las telecomunicaciones; de las carreteras a los ingenios azucareros, por citar
sólo unos cuantos ejemplos.
¿Qué va a hacer el nuevo inquilino de Los Pinos sin el
ingreso petrolero? Actualmente éste aporta más de una tercera parte de la
recaudación total, lo que sin duda lo convierte en un factor estratégico para
las finanzas públicas. ¿Qué pasará con la modernización? Lo más seguro es
que el capital privado se quede con ese ingreso (que será exento de impuestos)
y el gobierno con la deuda de la paraestatal, la cual pagarán los mexicanos,
les guste o no, como en el caso del Fobaproa. Entonces, ¿con qué suplirá el
peñanietismo los recursos que privatizará junto con el petróleo? Fácil,
contestan los encopetados: de la reforma fiscal, es decir de los mismos
mexicanos que también deben cubrir la voluminosa deuda de Pemex. He allí la modernización,
más la pujanza y los cimientos.
Como bien apunta el Centro de Estudios de las Finanzas
Públicas, durante el calderonato la única ventaja para México fue el elevado
precio internacional del crudo, algo en lo que, por lo demás, ni de lejos
influyó el gobierno mexicano: “el balance positivo del mercado petrolero en el
periodo 2007 y 2012 es consecuencia de que el precio promedio de la mezcla
mexicana de exportación se incrementó más de 41 dólares por barril (de 61.84 a
103.62). Esta tendencia ayudó a que la recaudación de ingresos petroleros
–excepto en 2009– fuera mayor a los previamente estimados en cada ejercicio
fiscal de la presente administración. Por otra parte, el volumen de extracción
se redujo, pero el valor de las exportaciones se vio favorecido por el entorno
internacional, donde la caída de la plataforma de exportación de la mezcla
mexicana se vio contrarrestada por una menor producción en la región de Medio
Oriente, situación que ayudó a Pemex a mantener cierto nivel de ventas de
petróleo. Mientras tanto, el mayor valor de las exportaciones fue el reflejo
del encarecimiento de los combustibles y la volatilidad en los mercados
cambiarios”.
Las rebanadas del pastel
Bruno Ferrari, el siempre atinado secretario de Economía,
es feliz, porque durante el calderonato, dijo, se apoyó como nunca a las
micro, pequeñas y medianas empresas, al destinar más de 378 mil millones de
pesos a favor de más de 422 mil Pymes. Que alguien le regale una calculadora,
pues ese apoyo como nunca se traduce en 149 mil 289 pesos anuales por
empresa, o si se prefiere, 409 pesos diarios. Entonces, qué bueno que esté
contento, pero con ese dinero ni para el café.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario