Drogas: rectificación tardía
EDITORIAL DEL DIARIO LA JORNADA
http://www.jornada.unam.mx/2012/11/13/edito
El titular del Ejecutivo federal, Felipe Calderón, firmó
ayer en esta capital, junto con los gobernantes de Honduras, Porfirio Lobo; de
Costa Rica, Laura Chinchilla, y de Belice, Dean Barrow, una declaración sobre
la cooperación contra la delincuencia trasnacional. El documento exhorta a los
países consumidores a explorar todas las alternativas posibles para
eliminar las ganancias exorbitantes de los criminales, afirma que es inaplazable una
revisión del enfoque de la lucha antidrogas y recomienda analizar a
profundidad las implicaciones sociales de políticas públicas y de salud que
permiten la producción, el consumo y la distribución legal de mariguana, lo
cual constituye un cambio paradigmático de algunos países del continente
con respecto al régimen internacional vigente. Esto último constituye una
referencia inequívoca a la despenalización de la mariguana en Colorado y
Washington, a raíz de sendos referendos realizados en paralelo con la elección
presidencial estadunidense.
El hecho referido no sólo ha descolocado al gobierno de
Estados Unidos, tradicional promotor de la guerra contra las drogas en
territorios ajenos al suyo, sino también a los regímenes latinoamericanos que
se han plegado a las directrices de Washington en materia de estupefacientes y
que, de manera acrítica, las han venido aplicando con un enorme costo humano,
social, económico e institucional.
En el caso de México, el gobierno calderonista emprendió
una cruzada contra el narcotráfico en nombre de una prohibición cuestionable
desde cualquier punto de vista y durante seis años se negó a rectificar su
estrategia a pesar de las decenas de miles de muertos, de la descomposición de
instituciones, del sufrimiento humano incuantificable y de la grave pérdida de
soberanía nacional. Es una triste paradoja que ahora, a poco más de dos semanas
de entregar el cargo, Calderón, en compañía de algunos mandatarios
centroamericanos, reconozca la pertinencia y hasta la urgencia de revisar el
paradigma prohibicionista de la guerra contra las drogas, y que ello
ocurra, a mayor abundamiento, justo después de que dos estados del país vecino
decidieron excluir la mariguana de la lista de productos prohibidos.
La conclusión es por demás descorazonadora: en la
supuesta defensa de la salud de consumidores estadunidenses el gobierno
mexicano se metió de lleno a un conflicto que ha convertido la muerte violenta
en parte de la vida cotidiana, desvió recursos inestimables de la salud, la
educación y el desarrollo social en general y entrega un saldo catastrófico de
muertos, de infiltración de la delincuencia en corporaciones de seguridad, de
zonas del país abandonadas al control de los criminales y de funciones
soberanas del Estado rendidas a la injerencia estadunidense.
El país vecino, por su parte, realizó negocios espléndidos
al calor de la guerra calderonista: su industria militar y de servicios de
seguridad logró convertir al territorio mexicano en un nuevo mercado bélico y
varias dependencias militares, policiales y de espionaje de Washington lograron
hacerse de posiciones de influencia –si no es que de coordinación y de control–
sólo comparables a las que ostentan en países militarmente ocupados. Por lo
demás, los productores y distribuidores de mariguana en Colorado y Washington
pronto podrán dedicarse a su negocio sin que nadie los moleste.
En esta circunstancia resulta claro que el gobierno que
asuma el primero de diciembre próximo tiene como tarea inmediata la formulación
de una nueva concepción y de una nueva estrategia en materia de
estupefacientes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario