jueves, noviembre 01, 2012

De burros, burradas y miedo : Jorge Lara Rivera


Jorge Lara Rivera
De burros, burradas y miedo

Banal, jactancioso, falaz y fementido; frustrado en el vano intento que su delirante megalomanía impuso a la administración pública para el derroche del erario con tal de construirle alguna proyección significativa, “histórica”, a punta de spots y propaganda oficialistas tras el estrepitoso fraude de “la presidencia del empleo” y el sangriento costo social de su improvisada “guerra al narcotráfico y a la delincuencia organizada”, el jefe del Ejecutivo federal exhibe de nueva cuenta su pequeñez ética, lo epidérmico de su supuesta “vocación democrática” y la muy dudosa “sinceridad” del “compromiso con la democracia” de que él mismo y su partido alardearan tantas ocasiones.
Hipersensible a la disidencia, resentido con opiniones diferentes e intolerante para la crítica, el ocupante “haiga sido como haiga sido” de Los Pinos ha tenido el pésimo gusto de mostrar su talante de tiranuelo al que la mercadotecnia quiso enmascarar –inútil– estos años en reciente aparición pública al proseguir el embuste de la hipotética “cobertura universal” de salud que él y sólo él cree (o pretende hacer creer) es “el mayor legado de su sexenio” tan prolijo en monumentales fiascos, rotundos fracasos, pifias de escándalo, yerros criminales, corrupción voraz exponencial y engaños sistemáticos.

Durante ella se atrevió a descalificar a investigaciones independientes serias y organismos internacionales oficiales y prestigiados que refutan las alegres cifras de los cosméticos informes del gobierno. “Podrán decir lo que quieran pero allí está” –el exabrupto de tan pueril como berrinchuda destemplanza de este beodo de poder basta para pintar de cuerpo entero la necedad, cerrazón e insensibilidad que caracterizan su pésima gestión. Aunque con mezquindad aceptó “falta calidad en el servicio, un reto que debemos asumir”, el orgullo herido de su insufrible soberbia quedó manifiesto con sus pretensiones “Hay un antes y un después de estos años (panistas)” y “No me importa lo que digan”, penoso colofón del desbarre.
La “cobertura universal total” presumida con redundancia abarca, presuntamente, a 92 millones de mexicanos –cuando somos 112 millones y medio de connacionales; consumió 20 mil millones de pesos, sólo en 2012, para el Seguro Popular (carente de médicos especialistas y atendido por pasantes) cuando, conjuntamente, las clínicas de SSA, ISSSTE e IMSS requerirían 27 mil millones para adecuada prestación del servicio a los mexicanos. Y ha habido demasiada evidencia de corrupción que la Secretaría de la Función Pública obvió como para ser autocomplacientes. Eso es lo que, parafraseando la vileza del berrinchín, aunque no quiera verlo ni admitir “allí está”.
Si la atención a la salud hubiera sido tan eficaz no tendríamos un aumento en el consumo desmedido, y a edades más tempranas, de alcohol, tal señala la directora del Instituto Nacional de Psiquiatría María Elena Medina Mora (¿algún parentesco con Eduardo Medina Mora ex procurador y flamante embajador en Londres?), pese al sesgo triunfalista la Encuesta Nacional contra las Adicciones que lo indica, como no queriendo la cosa, al reportar el inverosímil (sólo explicable por incluir a parte considerable de las 100 mil muertes violentas, “daño colateral” generado por la estupidez oficial) y marginal descenso en el consumo de drogas como marihuana, cocaína y heroína en los últimos 3 años. El maquillaje empieza a corrérsele a este gobierno y de modo rápido.
Así, mientras Hacienda alardea del aumento de ventas de petróleo que en las exportaciones de PEMEX se elevaron 8.5%, el Banco de México (a cargo del inefable doctorcito Carstens) no tiene más remedio que aceptar la inminente necesidad de una intervención monetaria, tema tabú, del Banco para atenuar el impacto negativo de la inflación (4.5%) en el poder adquisitivo de los salarios que, mientras se sintió seguro del puesto, no le importó erosionar en Hacienda, tanto como en el Banxico. Tal vez por contagio de ese nerviosismo y para dorarle la píldora al ciudadano de a pie, Bruno Ferrari (Economía) anuncia la baja –marginal, 8 centavos apenas– en el gas LP cuya alza sostenida mes a mes fue concomitante a los “gasolinazos” que nos propinan. Él, que ha maniobrado desde el cargo para contaminar el campo mexicano con transgénicos y en perjuicio de fabricantes de electrodomésticos y productores agrícolas nacionales con peligrosas e innecesarias importaciones violando muchas leyes, se rasga de pronto las vestiduras y habla hoy de la “red de corrupción” para la falta de huevos que, ahora sí, en el último mes de esta pesadilla atenderá la inútil y represiva Comisión Federal de Competencia. Algo más o menos equivalente a las ambiguas declaraciones del ex vocerito Alejandro Poiré Romero, titular de Gobernación de la cual depende el Instituto Nacional de Migración (embarrado en la desaparición de entre 72 y 80 mil migrantes centroamericanos indocumentados) con respecto a investigar la infiltración del narco con prominentes empresarios y hombres de negocios, “gente tan decente”, hecha pública a raíz del asesinato del joven Moreira; y en relación a la irónica (por sus pobres resultados) operación “Guerrero Seguro” destinada a cubrir las espaldas del autoritarismo aliancista PAN-perredista representado por el corrupto gobierno que encabeza Ángel Eladio Rivero Aguirre. Es que el miedo no anda en burro…

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