Tenemos que aprender a dejar de mentirnos a nosotros mismos
María Teresa Jardí
Hoy todos los trabajadores del mundo saldrán a las calles en un intento de dar marcha atrás a la ilusión de que el fin de la historia se había consumado con la caída del Muro en Berlín. Y como inicio quizá del hecho constatable de que la lucha de clases sigue en pie.
Saldrán los proletarios, inmensa mayoría en el mundo, a decir ya basta a las políticas impuestas por un puñado de burgueses canalla.
Y de todas maneras muchos de los asistentes no acabarán de entender la importancia de reivindicarse como clase proletaria.
E igual las clases medias que son también proletarias, pero que se sueñan burguesas, continuarán siendo la losa en el cuello que impedirá que el cambio se dé lo más rápido posible.
Pasto del fascismo han sido siempre esas clases medias a las que se hace creer, por telebasura a modo como la mexicana, que son lo que nunca van a ser.
Los que mandan son unos cuantos y contra esos enemigos de clase de la inmensa mayoría es que juntos tendríamos, el resto, que enfilar todas las baterías.
Perder el miedo a las palabras es lo que sigue si se aspira realmente a la construcción de un futuro diferente.
Hoy todos los trabajadores del mundo saldrán a las calles en un intento de dar marcha atrás a la ilusión de que el fin de la historia se había consumado con la caída del Muro en Berlín. Y como inicio quizá del hecho constatable de que la lucha de clases sigue en pie.
Saldrán los proletarios, inmensa mayoría en el mundo, a decir ya basta a las políticas impuestas por un puñado de burgueses canalla.
Y de todas maneras muchos de los asistentes no acabarán de entender la importancia de reivindicarse como clase proletaria.
E igual las clases medias que son también proletarias, pero que se sueñan burguesas, continuarán siendo la losa en el cuello que impedirá que el cambio se dé lo más rápido posible.
Pasto del fascismo han sido siempre esas clases medias a las que se hace creer, por telebasura a modo como la mexicana, que son lo que nunca van a ser.
Los que mandan son unos cuantos y contra esos enemigos de clase de la inmensa mayoría es que juntos tendríamos, el resto, que enfilar todas las baterías.
Perder el miedo a las palabras es lo que sigue si se aspira realmente a la construcción de un futuro diferente.
Cuántas veces no hemos escuchado que se hará justicia, que se resolverá tal o cual caso, que no habrá ni un periodista más asesinado ni otra mujer muerta ni otro niño masacrado.
Cuántas veces desde hace ya demasiados sexenios no habremos escuchado pedir que se envíe tal o cual caso a la PGR a pesar de que no exista nada que haya garantizado mejor la impunidad que el envío a esa instancia cancelada hace tiempo como procuradora de justicia.
Lo está diciendo Mario Renato Menéndez Rodríguez en las visitas que realiza al interior de Yucatán. Es en nosotros, en la sociedad y en las familias, donde está la posibilidad de impulsar los cambios. Lo ha dicho el actual rector de la UNAM. Y lo sabemos todos. El problema de las drogas es un problema de salud y de educación, de prevención y de atención a la niñez y a la juventud.
Pero continuamos sin azorarnos por el crecimiento de la capacidad de encierro en cárceles de alto nivel de seres humanos orillados a vivir de las drogas mantenidas como mercancías clandestinas porque de eso viven los Obama y los Calderón. Porque con el dinero que deja el narcotráfico se mantienen los sistemas financieros de allende el Bravo y en el caso mexicano, de Colombia y de Honduras y de Panamá...
Tenemos que aprender a dejar de mentirnos a nosotros mismos. ¿Cuándo “el gobierno de la república” ha dejado de condenar la muerte de un periodista ofreciendo el apoyo de las autoridades federales? Nunca. Pero ¿cuántos casos de periodistas mexicanos que denuncian violaciones a los derechos humanos han sido resueltos? Ninguno.
Un miembro de la Connac en un correo nos pregunta: ¿Sabías que hay sólo 30 familias, una oligarquía, que manda en el país y que contribuyen con menos del 1.78% de sus impuestos? ¿Que hay funcionarios públicos que ganan $ 600,000 pesos al mes? ¿Que hay 60 millones de compatriotas en la pobreza y 40 en la extrema pobreza?
Lo saben ustedes. Seguramente sí, son de los que leen. Pero en hacer consciencia de lo anterior nos va el futuro a esos cien millones de mexicanos y a muchos más millones que en el mundo se encuentran en similares condiciones.
Hoy es sin duda un día importante para el mundo. Pero la pregunta es: ¿será el día en el que la mayoría hará consciencia de lo que está en juego y de por qué es que eso es lo que está en juego? Ahí está el quid de la cuestión sin duda.
Sobre el futuro que nos acecha de no empezar a tomar las riendas la sociedad en su conjunto unida alertaba ayer Carlos Fazzio en su colaboración publicada en La Jornada: “... En los años 90 participó en la invasión militar a Haití y en la guerra de los Balcanes que fragmentó a la ex Yugoslavia; después apoyó la Operación Libertad Duradera en Afganistán y se integró a la Operación Libertad para Irak, desde donde coordinaba acciones en Pakistán... Con el envío de Wayne y Kilrain (a México) el mensaje de Barack Obama es claro: la guerra debe continuar...”.
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