Carlos
Fernández-Vega
México SA
Tres tristes privatizadores
Petróleo: objetivo electoral
Rentabilidad despilfarrada
Tres de los cuatro candidatos al hueso
mayor se han pronunciado abiertamente por la privatización de la industria
petrolera nacional. Eufemismos aparte (modernización, capitalización, asociación,apertura,
etcétera, etcétera), Enrique Peña Nieto, Josefina Vázquez Mota y Gabriel Quadri
ofrecen caminar por esa ruta, para lo cual quieren el voto ciudadano con el fin
de concluir el trabajo que en tal sentido inició Carlos Salinas y continuaron
Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón. La tercia aduce razones
deimproductividad, corrupción y falta de resultados de la
primera empresa del país, para justificar la desincorporación de este
sector estratégico.
Pues bien, compárense
tales argumentos con la detallada información contenida en el
análisis La realidad sobre Pemex (lo que todos los mexicanos debemos
saber, y también los candidatos a presidente, senadores y diputados),
elaborado por José Luis Apodaca Villarreal, especialista en la materia, ex
funcionario de la CFE y miembro fundador del Observatorio Ciudadano de la
Energía, entre otros tantos galardones, del que se toman los siguiente
elementos.
En sus múltiples
iniciativas para la apertura de Petróleos Mexicanos a la inversión
privada extranjera, los últimos cuatro inquilinos de Los Pinos han argumentado
que la renta producida por la explotación de los hidrocarburos no se comparte,
porque así lo establece la Constitución. La matemática más elemental nos dice
que la renta de una empresa es el resultado de restar de los ingresos, los
gastos. El gobierno federal, apoyado por el Congreso y los partidos políticos,
ha encontrado la manera de repartir gran parte de la renta actual y futura de
Pemex, por la vía del incremento en los gastos, contratando servicios y deuda
muy cara con grandes empresas trasnacionales. La paraestatal no ha optimizado
los gastos para incrementar la renta y disminuir los precios de los
energéticos, y México perdió la oportunidad de beneficiar a cientos de miles de
empresas mexicanas y a millones de ciudadanos, consumidores de energía y
productos petroquímicos.
Los gastos de inversión
se han destinado fundamentalmente a la extracción de crudo, la exploración es
baja y las reservas probadas han disminuido: Con el mismo ritmo de extracción
México tendrá petróleo para una década. Para maximizar las transferencias
impositivas se ha contratado deuda muy cara a largo plazo -en su mayor parte
bajo el esquema Pidiregas- que en 25 años implicará pagar 3.3 veces el monto
recibido; se estima que Pemex tiene una deuda de 145 mil millones de dólares.
Los beneficiados son los bancos que las financian y las empresas extranjeras
que son proveedoras de Pemex, a quienes además caracteriza baja eficacia en la
calidad de los servicios que ofrecen.
Durante los últimos doce
años México ha exportado 7 mil millones de barriles de crudo, la mitad de las
reservas mexicanas actuales. En ese periodo se importaron casi 2 mil millones
de barriles de gasolinas, con lo que el gobierno mexicano creó empleos y generó
utilidades para los estadunidenses que las refinan. Durante los dos sexenios
panistas se erogaron 33 mil millones de dólares por la refinación, con un
diferencial promedio de 18 dólares por barril, después de descontar el costo
del crudo. De ese monto, al gobierno de Felipe Calderón le corresponden 25 mil
millones (76 por ciento del total), monto más que suficiente para cubrir la
inversión de dos refinerías de alta tecnología requeridas para dejar de
importar petrolíferos. Sin embargo, el gobierno mexicano insiste en que no es
rentable construir refinerías, y dejó la Bicentenario de Tula para el siguiente
sexenio.
Entre 1940 y 1980,
México registró un crecimiento económico promedio anual de 6 porciento. De 1982
a 2012 los cinco sexenios neoliberales a duras penas alcanzaron un crecimiento
promedio de 2 porciento anual, y solamente multiplicaron la economía por un
factor de dos, para tener actualmente un PIB de 1.1 billones de dólares. Las
políticas de apertura de la economía liquidaron la industria petroquímica
nacional y desaprovecharon su potencial para generar un valor 60 veces mayor
que la exportación de crudo: se perdió la oportunidad de utilizarla como pilar
del crecimiento de la economía nacional. De haberse sostenido (en los 30 años
de neoliberalismo) el 6 por ciento de crecimiento anual, a estas alturas México
registraría un PIB de 3.2 billones de dólares, casi igual al de Alemania, y
ocuparía el sexto lugar entre las mayores economías del mundo.
Con Fox y Calderón,
Pemex reportó ingresos por un billón 157 mil millones de dólares; los gastos de
operación de la paraestatal ascendieron a 114 mil millones de billetes verdes,
que incluyen toda la plantilla laboral y sus pensionados, los gastos en
materiales y el mantenimiento; por importación de gasolinas se erogaron 175 mil
millones, y los gastos de inversión sumaron 206 mil millones. La transferencia
de recursos a la Secretaría de Hacienda por la vía impositiva fue de 687 mil
millones de dólares, equivalentes al 60 por ciento del ingreso total en este
período.
La Estrategia Nacional
de Energía del gobierno federal (febrero de 2012) constituye un legado para
continuar con la dependencia energética y estimular la quiebra de Pemex. En
ella se informa que en los próximos quince años Pemex requerirá de 400 mil
millones de dólares para gastos de inversión para cumplir la meta de producción
de crudo. Si contratan deuda cara similar a Pidiregas, en ese periodo deberán
pagarse 450 mil millones por amortizaciones e intereses, y tendrán hipotecado a
Pemex por otras dos décadas, independientemente de que por la deuda actual
deberá cubrir otros 260 mil millones en esos tres lustros.
Al descontar a los
costos de inversión y el servicio de la deuda, los gastos de operación y las
importaciones, en el mejor de los casos la Secretaría de Hacienda recibirá en
el próximo sexenio solamente 40 por ciento de las transferencias que le otorgó
Pemex en el actual. Y para el gobierno 2018-2024 Pemex ya no habrá remanente,
porque toda la renta petrolera se destinará al pago de proveedores y bancos
extranjeros. Es decir, los gobiernos neoliberales habrán sacrificado a Pemex
sin beneficio para los mexicanos. Así, que los tres tristes candidatos del PRI,
PAN y Panal expliquen en qué consiste su propuesta de mayor apertura de
Pemex a la inversión privada, y cómo –sin el decidido y cuantioso apoyo de
Pemex– esperan lograr 6 por ciento anual de crecimiento económico.
Las rebanadas del pastel
Entonces, ¿quiénes han sido los realmente
improductivos, corruptos y carentes de resultados? Un enorme beso para las
cabecitas blancas.
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