Carlos
Fernández-Vega
México SA
Evo sigue adelante
España: una menos
Recuperar lo nuestro
El gobierno boliviano siguió el camino de
su par argentino, y ayer anunció la nacionalización de la empresa Transporte de
Energía (TDE), propiedad, al 99.4 por ciento, de la trasnacional Red Eléctrica
Española. La causa de tal acción es prácticamente la misma que llevó a Cristina
Fernández de Kirchner a proceder en igual sentido con YPF, es decir, la nula
inversión del grupo privado, la siempre prorrogada recapitalización del
consorcio y el jugoso reparto de dividendos entre los accionistas peninsulares,
mientras a los bolivianos destinaban las moronas, si es que quedaban. A partir
de ayer, TDE regresa al control de la paraestatal Empresa Nacional de
Electricidad.
Evo Morales explicó que
“en 16 años (de presencia en su país, por obra y gracia, desde 1997, de Gonzalo,
el Goni, Sánchez de Losada, una suerte de Menem o Salinas
boliviano) esta empresa española apenas ha invertido 81 millones de dólares,
una inversión en término medio de 5 millones anuales”, monto notoriamente
insuficiente. En un año, por cada dólar que obtenía por utilidades netas, la
empresa que ahora retorna al Estado invertía, si bien va, 10 centavos. Los 90
restantes eran dividendos para sus accionistas. Por ello, dijo el mandatario, hoy,
nuevamente, como justo homenaje a los trabajadores y al pueblo boliviano que ha
luchado por la recuperación de los recursos naturales y los servicios básicos,
nacionalizamos la Transportadora de Electricidad. Esta determinación
beneficiará al país con mayores ingresos, como ocurrió con el caso de la
nacionalización de los hidrocarburos y la empresa de telecomunicaciones.
Con esta acción el
gobierno de la nación sudamericana redondea la nacionalización de la industria
eléctrica, propiedad del Estado hasta 1996. Dos años atrás, en la misma fecha,
nacionalizó las cuatro mayores plantas hidroeléctricas del país (Corani,
subsidiaria de la trasnacional francesa GDF Suez; Guaracachi, cuyo principal
accionista era la británica Rurelec PLC; Valle Hermoso, donde la mitad del
capital estaba en manos de The Bolivian Generating Group de la Panamerican de
Bolivia, y Luz y Fuerza Eléctrica de Cochabamba). El gobierno nacional
tiene un mandato: recuperar para los bolivianos lo que era de los bolivianos.
No había ninguna razón de privatizar TDE; era una empresa altamente rentable.
Pero se privatizó, y el capital privado no invirtió, invirtió muy poco; 81
millones de dólares en 16 años. Nosotros, el gobierno de Bolivia, en 6 años
hemos invertido 220 millones de dólares en la transportadora. Tenemos que
garantizar los servicios básicos al pueblo, y los servicios básicos son un
derecho humano. Entonces, recuperamos lo que es nuestro. Y esa política va a
continuar, dijo Evo.
A golpe de
nacionalizaciones Mariano Rajoy va directo al infarto (lo que le suceda a sus gobernados nada
le importa, porque los está destrozando), y tras conocer la decisión del
gobierno boliviano es de suponer que ya dio instrucciones a sus incivilizados
ministros de Exteriores y Economía para que públicamente amenacen a Evo
Morales, como en su momento lo hicieron con Cristina Fernández de Kirchner,
porque según su tesis el gobierno de España defiende los intereses de
todas las empresas españolas, dentro y fuera, (y) si en alguna parte del mundo
hay gestos de hostilidad hacia esos intereses, el gobierno los interpreta como
gestos de hostilidad hacia España y hacia el gobierno de España. Si hay gestos
de hostilidad estos traerán consecuencias. Tales consecuencias se han
traducido en que nadie ha hecho caso de las valentonadas del inquilino de La
Moncloa. Sólo falta que el presidente español solicite, como en el caso de YPF,
la mediación del inquilino de Los Pinos y que éste designe a la CFE
como reclamante oficial por la nacionalización de TDE.
Como sucede en no pocas
naciones latinoamericanas, el capital español llegó a recolonizar la región (en
este sentido México es un paraíso dentro del paraíso). En el caso de Bolivia
más del 50 por ciento de las pensiones de los bolivianos sonadministradas por
la trasnacional BBVA, mientras los beneficios de los tres únicos aeropuertos
rentables del país se los quedan Abertis y AENA, de la misma nacionalidad. La
industria editorial es prácticamente monopolio del Grupo Prisa (editor del
periódico El País), que también controla el mayor canal de
televisión. Por su parte, Repsol sigue controlando el mercado del gas y del
petróleo, e Iberdrola el de la electricidad, de acuerdo con un estudio del
Observatorio de Multinacionales en América Latina, el cual indica que fue Unión
Fenosa la que en 1997 adquirió (concesión por tiempo indefinido) el 69 por
ciento de TDE y el entonces español Banco Central Hispano compró otro 10 por
ciento. Unión Fenosa pagó 39.9 millones de dólares por una empresa cuyos
activos eran de 124 millones. En 2002 (segundo mandato de Sánchez de Losada),
en un movimiento especulativo, esta trasnacional vendió TDE al grupo Red
Eléctrica Española por alrededor de 110 millones de dólares (monto que
duplicó en apenas tres años), por los que obtuvo el 99.4 por ciento de las
acciones (el 0.06 por ciento restante a los trabajadores de la empresa).
De acuerdo con su propia
información, la empresa Transportadora de Electricidad (TDE), fundada el 17 de
julio de 1997, es agente transmisor en el mercado eléctrico mayorista de
la República de Bolivia y posee 73 por ciento de las líneas de transmisión en
el Sistema Troncal Interconectado (atiende 85 por ciento del mercado nacional).
A partir del primero de julio de 2002, TDE forma parte de la Red Eléctrica
Internacional, filial del Grupo Red Eléctrica de España, que canaliza y
potencia los negocios del grupo en el exterior, con criterios de rentabilidad y
de control en el nivel de riesgo asumido. La red de TDE tiene mil 961.60
kilómetros de líneas y 22 subestaciones en todo el país. Su actividad es
transportar la energía generada por los productores y entregarla a los
distribuidores y consumidores no regulados, ubicados en distintos puntos de la
red interconectada. A la trasnacional española TDE le representaba casi 3 por
ciento de su ingreso global.
Y, como dice Evo,
seguirá adelante para recuperar lo que es de los bolivianos.
Las rebanadas del pastel
Ricardo Salinas Pliego, el empresario de
los abonos chiquitos y los intereses de agio, dice que sólo sus chicharrones
truenan. Y la supuesta autoridad se muestrasorprendida, aunque nadie
sabe por qué, pues fue ella misma la que construyó elFrankenstein, lo
hizo crecer y lo enriqueció, pero ahora no sabe cómo regresarlo a la jaula.
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