Alguien tendría que recordarles
María Teresa Jardí
El debate no le importa a quien ha dejado de interesarse por la política, a pesar de que en ello se juegue en México el manejo de la cosa pública.
Lo que “olvidan” voluntariamente los candidatos y sus representantes es que los medios masivos de comunicación son una concesión del Estado a un particular, para que le preste, a la nación, un servicio público. Una concesión que se puede y debe cancelar cuando no funcione el que goza de la concesión de acuerdo con los intereses del país. Le tienen miedo a los dueños de la poderosa telebasura a modo del pueblo inculto en que nos han convertido, y los que manejan en el país la política como bien propio dejan a esos impresentables alzarse como los dueños absolutos de México. Punto.
El debate por supuesto que tendría que pasar en cadena nacional en horarios especiales y no una, muchas veces. Para eso sirve el avance de la tecnología que permite que los eventos se guarden para repetirse. Tendría que ser así porque en la elección que viene, convertido el país en un largo e interminable río de sangre, se juega el futuro el pueblo mexicano.
Un acto de inteligencia elemental sería que alguno de los que aspiran a gobernar, les recordara a los concesionarios televisivos lo que nunca se les debió permitir olvidar. Ahí está el quid del futuro de México como país con aspiraciones de volver a ser independiente. Lo otro es seguir condenando a México a ser sólo el pasto cercano de la ira asesina del imperio yanqui.
El debate no le importa a quien ha dejado de interesarse por la política, a pesar de que en ello se juegue en México el manejo de la cosa pública.
Lo que “olvidan” voluntariamente los candidatos y sus representantes es que los medios masivos de comunicación son una concesión del Estado a un particular, para que le preste, a la nación, un servicio público. Una concesión que se puede y debe cancelar cuando no funcione el que goza de la concesión de acuerdo con los intereses del país. Le tienen miedo a los dueños de la poderosa telebasura a modo del pueblo inculto en que nos han convertido, y los que manejan en el país la política como bien propio dejan a esos impresentables alzarse como los dueños absolutos de México. Punto.
El debate por supuesto que tendría que pasar en cadena nacional en horarios especiales y no una, muchas veces. Para eso sirve el avance de la tecnología que permite que los eventos se guarden para repetirse. Tendría que ser así porque en la elección que viene, convertido el país en un largo e interminable río de sangre, se juega el futuro el pueblo mexicano.
Un acto de inteligencia elemental sería que alguno de los que aspiran a gobernar, les recordara a los concesionarios televisivos lo que nunca se les debió permitir olvidar. Ahí está el quid del futuro de México como país con aspiraciones de volver a ser independiente. Lo otro es seguir condenando a México a ser sólo el pasto cercano de la ira asesina del imperio yanqui.
Aunque lo de que de que alguien aspire a convertirse en presidente es de suyo también del todo incompresible. La rifa del tigre sin posibilidad de llevarlo a un zoológico es a lo que se enfrenta quien llegue a recoger con cucharillas de café lo que queda de lo que fuera nuestro país, cuando era tomado como ejemplo por el mundo de una nación con futuro, donde se daba marcha atrás en la represión violadora de los derechos humanos y avanzaba a un mejor reparto de la riqueza, aunque se planteara la concreción del mismo a un muy largo plazo y de a poco se pudiera pensar en la construcción de una democracia formal, de entrada, que luego se convertiría en social tal como pintaban para ser las cosas de la política a lo largo del mundo en el siglo que tan mal empieza.
Un compañero de diario ayer decía que lejos de una policía nacional el país necesita el regreso a las policías estatales. Así se hará cuando de resolver los cada vez más agraviantes crímenes se trate. Así se hará a futuro si las cosas se encarrilan para los mexicanos algún día. La posibilidad de la policía con García Luna creando su propio ejército paramilitar de sicarios se pudrió como opción y queda demostrado plenamente con la venta del padrón del IFE que tiene como compradores fundamentales, por módicos quince mil pesos, “a los policías” cabeza de las bandas de secuestradores.
El IFE hace tiempo que fue. Y probablemente la extraña muerte de Jorge Carpizo tenga algo que ver con eso también. El único intento certero de un IFE ciudadano se dio con Carpizo y ya no queda nada de aquello que fue, o sea que o se pone las pilas AMLO y logra que cada integrante del Movimiento Ciudadano cuide las casillas o como la crónica le anuncia otra vez le va a suceder lo mismo que sucedió en 2006, entre otras cosas porque AMLO no acaba de perderle el miedo a los ciudadanos que son su única apuesta viable como él es la única apuesta de cambio para nosotros.
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