Julio Hernández López
Astillero
http://www.jornada.unam.mx/2012/11/16/opinion/008o1pol
El mal fin
Protestas contra FC
Fumigadores fallidos
Seido bajo sospecha
En sus últimos días en el cargo, a Felipe Calderón
Hinojosa se le comienzan a aparecer con más frecuencia e intensidad los
fantasmas de su personalísimaguerra contra el narcotráfico. En Tamuín, en
la Huasteca potosina, el martes recién pasado se le reprochó la ineficacia
institucional en la búsqueda de cinco personas desaparecidas tres meses atrás,
entre ellas Ignacio Pérez Rodríguez, quien había sido candidato a la
presidencia municipal por el PRD y el PT. Como pudo, el comandante bélico
trató de salir del atorón, arguyendo que él no puede en solitario con el asunto
del crimen organizado e insistiendo en su trágica invitación a que los
ciudadanos denuncien los hechos delictivos que les consten (como si los
receptores institucionales de esos reportes cívicos no estuvieran también, en
su gran mayoría, al servicio de los cárteles delatados).
En estos mismos días finales, envilecidos, el secretario
de Gobernación, Alejandro Poiré, aportó al registro de las infamias nacionales
la roedora tesis de que el exterminio había sido forzado por la detección en
2006, al tomar el poder la nueva administración federal, de una casa infestada
de ratas (ayer mismo, ante la Comisión de Gobernación de la Cámara de
Diputados, ese funcionario emparentado conceptualmente con Arturo Montiel, el
de los derechos para los humanos y no para las ratas, fue criticado
vigorosamente). Filósofo de la fumigación, habilitado para ocupar Bucareli
solamente por capricho del jefe Felipe, Poiré no explicó las razones por las
cuales nunca hubo acciones judiciales en contra de quienes durante los seis
años anteriores a la llegada del calderonismo habían permitido y promovido que
el país fuera invadido por esos animales destructores.