domingo, mayo 20, 2012

Irrumpen los jóvenes : Julio Pimentel Ramírez

Julio Pimentel Ramírez
Irrumpen los jóvenes

En plena campaña electoral, tres fenómenos evidencian las contradicciones de un sistema que se encuentra en crisis: la primavera estudiantil, que nos recuerda que el espíritu rebelde, democrático y anti autoritario, del 68 no ha muerto; la detención de militares de alto rango, que sin entrar al terreno de su responsabilidad o inocencia, tiene signos de formar parte de la descarnada lucha por la sucesión presidencial; y la reuniones de carácter económico en las que se evidencia que los neoliberales y sus tres candidatos -PRI, PAN y PANAL- pretenden continuar con sus políticas depredadoras.
La movilización estudiantil, que incluye a jóvenes de instituciones educativas públicas y privadas, que muestran su descontento e indignación en contra del autoritarismo y la manipulación de los grandes medios de televisión, vive momentos acelerados en los que se utiliza de manera creativa la nueva tecnología de la comunicación, sin que se deje de lado la presencia juvenil en las calles.


La irrupción de jóvenes estudiantes en el proceso electoral es una bocanada de aire fresco que oxigena la conciencia social adormecida, al menos de ciertos sectores de la ciudadanía, y llena de intranquilidad a las cúpulas del poder que pensaban que la llegada al poder de Enrique Peña Nieto era un paseo dominical porfirista, es decir que solamente había que cuidar la imagen telegénica del cachorro de Atlacomulco.
Después del primer debate, efectuado en un formato rígido y sin condiciones de que en verdad se confrontaran programas y personalidades, del que Peña Nieto salió sin grandes tropiezos, con una imagen en la que el “maquillaje” no sufrió deterioro, algunos pensaron que ya nada afectaría al candidato del PRI-PVEM-TELEVISA, puede usted cambiar los extremos de la fórmula que eso no alterará al producto.
Sin embargo, como parte de las secuelas de la accidentada visita de Enrique Peña Nieto a la Universidad Iberoamericana el viernes 11 de mayo, jóvenes pertenecientes a diversas instituciones de educación superior se manifestaron a las afueras de las instalaciones de Televisa en el Sur y el Poniente de la Ciudad de México.
Demandaron equidad informativa y respeto a la libertad de expresión; rechazaron los empeños por descalificar, desde los medios, esas y otras muestras de descontento estudiantil, y convocaron a una nueva movilización de universitarios de todo el país, tanto de instituciones públicas como privadas, para el próximo 23 de mayo.
El jueves 17 de mayo, en la Universidad Nacional Autónoma de México, más de 20 mil estudiantes participaron en un simulacro de elección presidencial en el que quedó de manifiesto el rechazo generalizado de esa comunidad a los partidos que han detentado el poder formal en nuestro país y han dado continuidad al proyecto político económico vigente. Andrés Manuel López Obrador obtuvo alrededor de 85 por ciento de los votos, relegando a los demás candidatos al fondo de las preferencias.
Aunque respondiendo a condiciones y causas diferentes los acontecimientos de Morelia, Michoacán, en los que la movilización estudiantil que demanda atención a las necesidades de las casas de estudiantes, en las que se alojan jóvenes de escasos recursos económicos, recibió respuestas represivas, también se inscriben en el resurgimiento y fortalecimiento de la conciencia juvenil.
Dirigentes priístas y ciertos medios de comunicación, hablan de manipulación pues no comprenden la dinámica de la ebullición juvenil, en particular de estudiantes de escuelas de educación superior, que ante el autoritarismo y corrupción de los partidos y administraciones federales, del PRI y del PAN, dejan de lado la indiferencia, “toman” redes sociales y salen a las calles de las ciudades a manifestar que sí es posible el verdadero cambio.
El salinista Gurría, ahora en la OCDE, prototipo del neoliberal químicamente puro, dice que la economía mexicana, estable y sólida, parece de “otro planeta”. Dice una verdad a medias y por ende una gran mentira, en realidad tenemos dos “mundos”: uno en el que los magnates viven en la opulencia, al grado de que presumimos al hombre más rico del mundo y los bancos extranjeros, en plena reconquista, envían a sus matrices un promedio de 40 mil millones de pesos anuales de utilidades; otro el de más de 60 millones en la pobreza, el sub y desempleo, el de los más de 60 mil ejecutados y 10 mil desaparecidos. En fin nos encontramos en el México bárbaro del siglo XXI, opulencia y miseria entrelazadas, unos pocos arriba la mayoría abajo.
En estos “dos mundos” y una sola realidad, es en la que irrumpen los jóvenes que en medio de condiciones complejas y difíciles construyen alternativas que los partidos no ofrecen. Es cierto que la articulación de un movimiento nacional juvenil está en ciernes, pero ya ha dado sus primeros pasos, será difícil frenar su marcha.

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