domingo, mayo 27, 2012

El mundo de revés : Jorge Lara Rivera


El mundo de revés

Jorge Lara Rivera

El despojo a la etnia huichol y la burla a la opinión pública nacional e internacional de que el Ejecutivo federal, por voz de sus impresentables personeros Alejandro Poiré Romero (Gobernación), Bruno Ferrari García de Alba (Economía), Rafael Elvira Quesada (SEMARNAT) y Abelardo Escobar Prieto, enquistado en la Reforma Agraria desde el foxiato, nos hace objeto quedó al descubierto. Por principio el régimen panista debe explicar cómo, por qué y quién autorizó ¡72 concesiones de explotación minera! a transnacionales ¡en el área natural protegida de Wirikuta!, donde además se encuentran santuarios uixáricas –El Quemado y Cerro Grande– venerados por pueblos que habitan desde tiempos inmemoriales comarcas de San Luis Potosí, Durango, Jalisco, Zacatecas y Nayarit. El anuncio oficial hecho la víspera del magno Wirikuta Fest en defensa de la Tierra y los santuarios huicholes, de constituir una “reserva minera nacional libre de explotación” se refiere a una minúscula parte de la tierra de sus mayores; tiene evidentes fines electoreros y busca evitar más deterioro de la imagen internacional del régimen, cuestionado por numerosos atropellos a derechos humanos y por su incapacidad para brindar garantías a periodistas y activistas defensores de las libertades civiles.



Tal vez por eso, para esconder las uñas sucias de intromisión del Ejecutivo quien por enésima vez falta a su palabra y viola el COFIPE, la candidata panista retrocedió casi enseguida de su inicial y descarado oportunismo, pero sin dejar de dirigir la natural animadversión juvenil a la autoridad contra el candidato opositor.


No obstante, la verdad se abre paso: en Mérida, Yucatán, por ejemplo, es evidente la intromisión de dinosaurios de conocidos membretes panistas pretendidos “jovencitos” en la supuesta apartidista manifestación de los mil muchachos “132”. Los rostros jurásicos de Gina Villagómez (Sociedad en Movimiento) y Guillermo Vela Román (Frente Cívico Familiar) trataron culpablemente pero en vano de escurrirse tan pronto como los enfocó la cámara de SIPSE.


Nada extraño en un país donde el gobierno está en manos de criminales. Donde si la PGR y la SIEDO fueran instituciones serias y leales a la República ya habrían hecho detener a sus titulares, la maquiladora de expedientes por los daños y perjuicios causados a inocentes con su supuesta “valentía”, y al omiso responsable de que no se esclareciera el caso del Casino Royal de Monterrey, Nuevo León.


Pero, según se ha informado, igualmente tendrían tras las rejas a Genaro García Luna y sus secuaces en la Seguridad Pública Federal Facundo Rosas y Luis Cárdenas Palomino, involucrados con la delincuencia organizada, junto con otros hampones de cuello blanco que lideran al PAN, partido de la simulación, tal Juan Molinar Horcasitas, Cecilia Romero Aranda, y funcionarios y ex funcionarios como Julio Frenk Mora por vender la base de datos del IFE a una empresa estadounidense, Javier Lozano Alarcón y su predecesor Francisco Javier Salazar Sáenz por falsificar firmas y actas, clonar dirigencias obreras, criminalizar a líderes y arbitrariedades violatorias de la autonomía sindical, la propia Chepina por el quebranto de 2 mil millones de pesos a la nación, tener en una celda y no en un costosísimo hospital a Alonso Lujambio por las transas y despilfarros en la Estela de Luz y festejos del Bicentenario y el Centenario.


Deberían también acompañarlos los prestidigitadores Agustín Carstens Carstens, Ernesto Cordero Arroyo y José Antonio Meade de Hacienda y Banco de México por evaporar los excedentes petroleros de participaciones de los estados; Juan José Suárez Coppel por los chiqueros en PEMEX, Francisco Mayorga Castañeda por su incuria que junto con la sequía provoca hambruna y miseria; gobernadores y ex gobernadores prestidigitadores: Eugenio Elordy Walther y José Guadalupe Osuna Millán, de Baja California; Javier Estrada Cajigal y Marco Antonio Adame Castillo, de Morelos; así como Héctor Israel Ortiz de Tlaxcala y abusivos violadores de derechos civiles y humanos como Francisco Ramírez Acuña y Emilio González Márquez, de Jalisco. Desde luego a todos los responsables del gabinete que recibieron soborno de Wal-Mart. Y asimismo, por elemental congruencia, se debe desaforar por manifiesta incapacidad al ocupante de Los Pinos y procesarlo por su política genocida.


Y todavía se atreve a decir “es curioso que se critique a un candidato pero no a quien gobierna el país”. No debe ufanarse de ello: es la expresión del desprecio que suscita y el olvido oprobioso en que pronto caerá. Pero sí es que, como con cierta ingenuidad dice el candidato de las izquierdas, vivimos en “el mundo de revés”.


Precisamente la expresión libre de la juventud mexicana no admite regateos; de la misma manera que fanatismo, intolerancia y exclusión repugnan por igual a la encendida discusión ideológica en recintos universitarios, reserva social por antonomasia de la diversidad. Ni amago violento, ni cerrazón, ni la exclusión intransigente le son propias, a pesar de desacuerdos y visceralidad legítimos que puntos de vista ajenos a su sentir pueda provocarles. Usufructuadas por oportunismos partidistas de signo vario y ganones “pescadores de río revuelto”, a poco más de una semana luego del áspero incidente en la Universidad Iberoamericana, la animosidad en las redes virtuales y la prosecución en varios puntos del país de las marchas “apartidistas” de repudio al sesgo del manejo informativo dado por el duopolio televisivo a la campaña electoral, y contra el autoritarismo, “convocadas por los jóvenes” revela el tufillo de la estigmatización y la intolerancia más características del fascismo, poniendo en duda su espontaneidad y autenticidad. La vertiginosidad con que Chepina se apresuró a sacar raja política del ambiente hostil al candidato tricolor en esa universidad con su convocatoria a todos “a manifestarse en las calles” contra él, suscitó de inmediato sospechas sobre la propiedad y autoría del régimen panista en ese lance y las marchas estudiantiles que le siguieron.

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