jueves, febrero 16, 2012

Manuel Bartlett : La obligatoriedad, medida vacía de contenido



La obligatoriedad, medida vacía de contenido
Manuel Bartlett


De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), patrón del actual gobierno mexicano, sólo 36% de la población mexicana ha tenido acceso a la educación media superior (EMS).
De los mexicanos que se encuentran entre 15 y 17 años de edad, más de 2 millones y medio no están en la escuela y sólo 52% de los que inician esos estudios los concluye.
Más de dos millones y medio de niños entraron a primaria en 2002; nueve años después terminaron la secundaria sólo 1.6 millones. ¿Dónde está el millón restante...? Pues como no están en la escuela, parecen no importar al Ejecutivo ni a sus funcionarios del ramo.
Sólo así se puede explicar que, en las postrimerías de su mandato, Felipe Calderón firme el 8 de febrero un decreto que hace obligatoria la EMS. Ucronía: si el país no se desmorona antes, la obligatoriedad funcionaría en 2022.


En noviembre de 2002 Vicente Fox firmó el decreto mediante el cual se hizo constitucionalmente obligatoria la educación preescolar. Era el tercer año de su gestión. De esa firma él no se hizo responsable, pues remitió al año 2008-2009 la obligatoriedad del preescolar y su consiguiente escolarización. Ya entonces mentes lúcidas advirtieron que “el desarrollo integral que se pretende de los educandos de preescolar, no depende de que sea obligatoria o no, sino de su desarrollo curricular y de que las condiciones en que ocurra sean adecuadas” (Observatorio de la Educación).
La obligatoriedad de la EMS surgió en 2003 como propuesta en el Congreso de Jalisco. Al asumirla constitucionalmente, el Estado mexicano deberá sostenerla con un conjunto de políticas públicas, hasta ahora carentes de coherencia.
Las políticas públicas se concretan en la asignación de recursos financieros. ¿Cómo puede explicar Felipe Calderón que para la EMS y la superior ofrece 5 mil millones de pesos a los alumnos de escuelas particulares y para el soporte de la obligatoriedad sólo reserva mil millones de pesos?
El costo por estudiante de EMS en 2010 fue 28 mil pesos anuales. ¿Sabrá Calderón que con esos mil millones sólo se podrían atender 35 mil 712 estudiantes? ¡Eso, si los “deslices económicos” de su gestión no se siguen dando! Ucronía.
En 2011 se contabilizaron más de 200 mil estudiantes “rechazados” de universidades públicas con la ridícula ampliación presupuestaria de 293 millones de pesos entre 2010 y 2011, tras la presión de algunos rectores. Si la EMS incrementa el número de estudiantes “debido a la obligatoriedad, ¿ya se proveyeron los recursos para nuevas demandas estudiantiles en la educación superior?
Como el Estado no es capaz de cumplir con su obligación educadora, el gasto escolar recaerá en las familias, la mayoría ya empobrecidas; fomentará la exclusión y (merced al visto bueno de los congresos) proseguirá el camino ordenado por la OCDE: privatizar la educación pública. Esto mismo aconteció con la obligatoriedad de la secundaria en tiempo de Salinas.
La obligatoriedad por sí misma además de ucrónica es demagogia pura.
En realidad, la obligatoriedad es una medida vacía de contenido. Plantea un cumplimiento quimérico que se deja a un futuro incierto: olvida que el fin de la educación es el desarrollo de los individuos así como el mejoramiento económico, social y cultural del pueblo. La educación y sus efectos deben ir más allá de los muros de la escuela, para generar y sostener un movimiento social educativo en todo el pueblo.
Las tres medidas privatizadoras (preescolar, secundaria y EMS), abandonos del Estado, profundizan la violación del compromiso de justicia social: habrá más rechazados, creciente desempleo, mayor pobreza, ruptura social: desesperanza generalizada.

mbartlett_diaz@hotmail.com

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