TENDAJÓN MIXTO
Viajar
JAIME ORNELAS
Viajar siempre es excitante, lo que ocurrirá fuera del ambiente donde se vive preocupa y altera un poco. Una invitación de la Universidad de Panamá me hizo viajar a Panamá donde se celebra entre el 15 y el 18 de junio un Congreso de Sociología. La invitación que me hicieron los organizadores fue a presentar una ponencia sobre a crisis del capitalismo que expondré en una mesa donde participan Orlando Caputo, viejo amigo chileno, y Marco Gandásegui de Panamá.
El viaje, a pesar de una o dos turbulencias de esas que asustan un poco, no tuvo mayores pesares. Sin embargo, parece que mi conflicto con las empresas de aviación será perpetuo. Resulta que al llegar al mostrador de la empresa Mexicana de Aviación, me dice la señora que atiende “los asientos que se les habían asignado al hacer la reservación no serían los mismos en los que viajarán usted y su esposa”; al preguntar la razón, la respuesta fue contundente y lacónica: “pus porque corresponden a una puerta de emergencia”, y eso qué, le respondí al tiempo de preguntar, “¿es que ahí no hay asientos?”, “si”, me dijo la empleada y antes de que siguiera la interrumpí, “¿entonces quién me hizo el favor de cambiarme (me fuera yo a salir por la dichosa puerta de emergencia)?”, “no sé” fue su respuesta, por lo que yo volví a la carga y le dije pretendiendo ser irónico y simpático: “¿fue el sistema?”, y me mató la respuesta: “exacto”, me sentenció devolviéndome los pasaportes y asignándonos asientos en filas separadas. Justo castigo a mis impertinentes preguntas.
Ya en el avión me percaté de las personas que ocupaban los asientos de la puerta de emergencia, nada especial, sólo que tenían la virtud de ser jóvenes, tal vez escogidos porque tienen la fuerza necesaria como para abrir la puerta, si fuera necesario. El caso es que se fueron en mis asientos muy cómodos pues su estatura les permitía ir despatarrados y tranquilos –esos asientos tienen una gran amplitud entre ellos y los que siguen–, en cambio a mí me mandaron a un asiento donde descansaba mi barba en las rodillas. Ni modo.
Ya en Panamá, calurosa y lluviosa lo que permite noches frescas, me sorprendo de su desarrollo inmobiliario que es el resultado típico de la inversión de capitales migrantes transnacionales que se invierten en la construcción de enormes y elevados edificios, muchos de los cuales no se ocupan ya que, me decía un profesor de la universitario, la oferta ha superado con mucho a la demanda. También me informan que buena parte de los capitales que han llegado provienen de Venezuela y de Colombia, país con el que el actual gobierno panameño, encabezado por el empresario neoliberal Ricardo Martinelli, está negociando un Tratado de Libre Comercio y estableciendo una estrecha alianza como parte de la estrategia regional diseñada para contener el avance del movimiento social en Centro y Sud América. Por supuesto, también hay capitales europeos y norteamericanos, además de otros de misteriosa procedencia. En fin, la clase dominante declara muy ufana que intentan hacer de Panamá “un pequeño Dubai”. Triste aspiración, me parece.
Leyendo los diarios panameños, me entero que a la empresa Bimbo se le sigue un proceso penal por daño económico a los consumidores, proceso que no es sino continuación de otro que, en agosto de 2009, condenó a la transnacional mexicana a pagar una multa por mentir al asegurar que uno de sus productos es elaborado con 100 por ciento de trigo integral. Como los análisis realizados comprobaron que esa publicidad era falsa le aplicaron a la Bimbo una multa de 100 mil dólares.
En base a esta sentencia, el Instituto Panameño del Derecho de Consumidores y Usuarios demandó a la empresa penalmente “por el daño económico que sufrieron los centenares de miles de consumidores que por años compraron el llamado pan 100 por ciento integral’ de Bimbo, creyendo que era un pan integral cuando en realidad no era así”.
Esta empresa de Lorenzo Sertvije, Legionario de Cristo, defensor en su momento del padre Marcial, generoso financiero de la campaña de Felipe Calderón y, sin duda, panista destacado, ya ha tenido problemas similares en varios estados de la Unión Americana, aunque ahí se le acusa de ocultar que sus productos están hechos con leche lo que provocó problemas de salud a los consumidores alérgicos a ese producto.
En Panamá también hay fiebre futbolera, nada más que aquí como no tienen equipo en Sudáfrica los panameños se han volcado a favor de Brasil. El martes, decenas de panameños portaban la camiseta verde y amarilla y muchos autos portaban la bandera brasileña. Me toco ver a cientos de personas, poco menos que eufóricas, saliendo de los casinos donde existen televisiones gigantes. Ahí habían visto el juego contra Corea del Norte y aunque el triunfo no fue tan contundente como se esperaba la gente salió feliz.
De México, los diarios nada informan, aunque en la Internet veo la recia campaña emprendida por el PAN en contra de López Zavala y me llegan muchos correos con el mismo tema y sorprende la escasa respuesta del PRI.
De cualquier manera, viendo la virulencia de la campaña un observador ajeno podría concluir que los panistas–perredistas andan preocupados, desesperados y asustados ¿será? Sin duda, la candidatura de Armando Etcheverry por el Partido de Trabajo permitirá, sin asco, presentarse en las urnas el 4 de julio.
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