Calderón y Aguirre: la mancuerna mediática
Daniel Lizárraga y Beatriz Pereyra
El uso político del futbol se está llevando al extremo en México. Montado en los quehaceres de la selección mexicana, Felipe Calderón ataca con sus arengas de unidad envueltas en el discurso deportivo, mientras que Javier Aguirre, el técnico del equipo tricolor, se ha convertido –alejado ya de sus convicciones izquierdistas– en punta de lanza del mandatario. En el mayor de los excesos, Aguirre comparó al presidente mexicano con Nelson Mandela. Por si fuera poco, se paró al pie del Ángel de la Independencia y, con un lenguaje mimetizado del oficial, nos recetó una perorata con resabios de informe de gobierno.
MÉXICO, D.F., 5 de junio (Proceso).- El presidente Felipe Calderón se presenta como un devoto del futbol. Frecuentemente ataviado con la camiseta verde, al menor pretexto se deja ver con la selección mexicana que participará en el mundial de Sudáfrica. Con sigilo, su gobierno se aprovecha políticamente del equipo tricolor y de su director técnico, Javier Aguirre, antes de que se mueva el balón en Johannesburgo.
Sin saberlo, los jugadores y Aguirre han servido al gobierno: primero como señuelo para desaparecer a Luz y Fuerza del Centro (LFC), luego como estandartes para llamar a la unidad nacional en la guerra contra el narcotráfico, como comodines de una campaña publicitaria de programas oficiales y, por último, como arietes en los festejos patrios de 2010.
Daniel Lizárraga y Beatriz Pereyra
El uso político del futbol se está llevando al extremo en México. Montado en los quehaceres de la selección mexicana, Felipe Calderón ataca con sus arengas de unidad envueltas en el discurso deportivo, mientras que Javier Aguirre, el técnico del equipo tricolor, se ha convertido –alejado ya de sus convicciones izquierdistas– en punta de lanza del mandatario. En el mayor de los excesos, Aguirre comparó al presidente mexicano con Nelson Mandela. Por si fuera poco, se paró al pie del Ángel de la Independencia y, con un lenguaje mimetizado del oficial, nos recetó una perorata con resabios de informe de gobierno.
MÉXICO, D.F., 5 de junio (Proceso).- El presidente Felipe Calderón se presenta como un devoto del futbol. Frecuentemente ataviado con la camiseta verde, al menor pretexto se deja ver con la selección mexicana que participará en el mundial de Sudáfrica. Con sigilo, su gobierno se aprovecha políticamente del equipo tricolor y de su director técnico, Javier Aguirre, antes de que se mueva el balón en Johannesburgo.
Sin saberlo, los jugadores y Aguirre han servido al gobierno: primero como señuelo para desaparecer a Luz y Fuerza del Centro (LFC), luego como estandartes para llamar a la unidad nacional en la guerra contra el narcotráfico, como comodines de una campaña publicitaria de programas oficiales y, por último, como arietes en los festejos patrios de 2010.
En 1995 Nelson Mandela se apoyó en la selección sudafricana de rugby para transmitir un mensaje de reconciliación tras la caída del apartheid. Este ícono universal, que estuvo 27 años en prisión, arrasó en las elecciones para convertirse en el primer presidente negro de Sudáfrica.
En 2010, guardada toda proporción, Calderón ha usado a la selección de futbol para llamar a la unidad en la guerra contra el narco, que ha dejado 22 mil 700 muertos, entre ellos víctimas inocentes. El segundo de los mandatarios panistas llegó a Los Pinos con una diferencia de votos de 0.56% sobre una izquierda que lo acusa de haberse encumbrado mediante un fraude.
A pesar de las evidentes diferencias que hay entre Calderón y Mandela, según Aguirre ha sido igual de alentador para sus jugadores sentir el apoyo del panista que para los sudafricanos era escuchar a su presidente.
El pasado 7 de mayo, tras un juego contra Ecuador disputado en Nueva Jersey, Aguirre dijo que para sus futbolistas tuvo el mismo efecto de bienestar haber comido con Calderón y su esposa, Margarita Zavala, en Los Pinos, que para la selección sudafricana de rugby haber sido apoyada por Mandela en la Copa Mundial de 1995.
“Sudáfrica apela mucho a eso, a su presidente, como en la película Invictus. Nosotros también estamos cubiertos en ese aspecto. Imagínate lo que es para los chavos compartir con la familia del presidente. A mí me ha tocado convivir con cinco presidentes distintos y siempre nuestras señoras y nuestros hijos lo ven por televisión, pero ahora fue muy emotivo. Una muy buen idea de la primera dama y del presidente invitarnos”, dijo.
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