viernes, junio 18, 2010

ANAMARÍA ASHWELL : Israel y Gaza

OPINIÓN
Israel y Gaza

ANAMARÍA ASHWELL


La flotilla humanitaria Mavi Marmara, intentando romper el bloqueo marítimo impuesto por Israel al territorio de Gaza desde 2007, resultó en la muerte de nueve activistas (mayormente turcos) además de (según el New York Time) siete soldados israelíes heridos, uno de gravedad. Esta flotilla humanitaria, seis barcos en total, fue el intento más ambicioso entre varias flotillas humanitarias anteriores, que desde 2008, intentan romper el cerco naval impuesto a Gaza por el ejército de Israel (el ejército israelí permitió a las primeras flotillas desembarcar en Gaza; otras fueron obligadas a regresar al puerto de origen y en junio pasado el ejército naval israelí abordó una flotilla que fue escoltada al puerto de Ashdod).
A bordo en la flotilla Mavi Marmara iban bienintencionados defensores de los derechos humanos, pero existen dudas razonables sobre la intención de algunos activistas islámicos a bordo: la flotilla estaba patrocinada por IHH (Insani Yardim Vafki) Caridad Islámica que no solo esta clasificada como organización terrorista por el estado de Israel sino que sus miembros habían sido filmados en una campaña mediática por Al–Jazeera, la televisión árabe, con lemas como: “¡Judíos!.¡Recuerden Khaibar!” (para atraerse el apoyo del mundo islámico) refiriendo a una masacre de judíos por musulmanes en el siglo XVII. Desde que anunciaron su trayectoria (provenientes de Turquía cuyo gobierno actual abandona paulatinamente políticas de neutralidad ante Israel y el estado laico heredado de Ataturk) el gobierno de Israel repetidamente les advirtió, e incluso amenazó, que su ejército no iba a permitirles desembarcar en Gaza ; que serían interceptados en alta mar y que solo el gobierno de Israel se podía encargar de distribuir la ayuda humanitaria (excluyendo cemento y otras provisiones porque Hamás desde Gaza los utilizaba para lanzar proyectiles sobre Israel). Los primeros que notaron condiciones alarmantes cuando partió la flotilla fueron los israelíes, críticos del gobierno de derecha de Netanyahu. En periódicos, Haaretz en primer lugar, y entrevistas en distintos medios de Israel discutieron (lo vienen haciendo hace largo tiempo) central y abiertamente, no sólo que la política de bloqueo sobre Gaza es un error sino que es una tragedia y una estupidez política; así también que el predominio y la fuerza bélica desmesurada del ejército tiene una influencia desproporcionada en las políticas del estado de Israel. En palabras de David Grossman, este sector de la opinión pública israelí insistió desde el inicio que el bloqueo de Gaza es “inútil” e “inmoral”. Lo más alarmante sucedió; sin embargo, cuando esta flotilla con más de 600 personas abordo, muchos activistas de derechos humanos, abordaron los barcos turcos menospreciando las amenazas del ejército israelí. Lo hicieron en un momento bélicamente tenso por causa de varios enfrentamientos en la frontera de Israel con Gaza y a sabiendas que radicales islamistas se mostraban deseosos de una provocación porque cualquier uso desmedido de fuerza de parte de los israelíes sólo podía favorecer la imagen internacional de los regímenes más visceralmente anti israelí de la región (como finalmente sucedió). El ejército de Israel que abordó el Mavi Marmara es uno de los más entrenados y mejor equipados con armamento bélico y servicios de inteligencia, del mundo. Es un ejército con una misión terrorífica: garantizar la sobrevivencia del estado de Israel en un mundo hostil y además con la convicción, nacida de la experiencia horrífica de la Shoa, de nunca más permitir que los judíos encuentren la muerte como corderos. Este ejército abordó la nave turca Mavi Marmara, repleta de luchadores por los derechos humanos, con una agravante más: desde 2006 Hamás tiene preso y rehén al soldado Gilad Shalit. Hamás llevó a cabo su secuestro en territorio israelí y desde entonces le exhibe en vídeos y fotos, sometido y torturado, como si fuera su animal de presa. Shalit no puede ser rescatado sin arriesgar su vida y eso ha paralizado las acciones del ejército israelí contra Hamás; al mismo tiempo que ha aumentando la desesperación de su familia y radicalizado a ciudadanos israelitas que en general se muestran sensibles a la situación inhumana que viven los civiles palestinos en Gaza. Existe información que la familia de Shalit había ofrecido su apoyo a esta flotilla a cambio que ellos negociaran con Hamas que agencias internacionales pudieran verificar las condiciones humanas y de salud de su hijo en cautiverio. Y también que los miembros islámicos de IHH rehusaron mediar en favor del soldado aduciendo la neutralidad de la flotilla en el conflicto bélico. El escenario para una tragedia estaba puesto. Aunque nadie, menos los israelitas opositores de Netanyahu, esperaban una reacción tan desproporcionada del ejército israelí al abordar el barco turco porque solo podría resultar en una también desproporcionada condena de la opinión mundial hacia Israel (como sucedió). La tempestad de condenas que socavan hoy la autoridad moral de los líderes de Israel y su ejército por lo sucedido con el Mavi Marmara obligó inmediatamente a Egipto a levantar su bloqueo fronterizo con Gaza; y lo que no habían logrado las demandas de israelíes como Amos Oz, David Grossman o Yehuda Shaul, esta en proceso de conseguir la negociación del gobierno de EU. Según reporta el New York Times, el gobierno de Obama exige a Israel, primero, permitir la entrada humanitaria mediante puertos marítimos y aéreos a Gaza y previa la inspección del cargamento en tiempo razonable, liberar su tránsito y distribución entre la población civil; sin menoscabar ni minimizar su derecho a defenderse controlando el ingreso de armamento que Hamás introduce en Gaza para atacar las poblaciones judías vecinas.

En el caso de la flotilla Mavi Marmari si los muertos fueron “activistas por la paz” o “islamistas radicales”, como explica Lawrence Wright en el New Yorker (junio 4, 2010) es algo que nunca vamos a saber con certeza (aunque existen serias dudas solo sobre algunos a bordo, como Amin Abu–Rashid y Yasser Muhammad Sabag, con antecedentes de apoyos a Hamás). En un sugerente ensayo Joseph Ramoneda (El País, 12 de junio, 2010) dice que no es fácil encontrar una explicación a una acción tan incompresible políticamente como es el bloqueo de Gaza. Confieso que yo misma, quizás esperanzada que este acto bélico desmedido contra la flotilla humanitaria Mavi Marmara de parte de Israel tenía que tener una justificación defensiva, contribuí en divulgar (me rectifiqué inmediatamente) un vídeo que recibimos por internet que mostraba un descomiso de armamento atribuido a la flotilla de Mavi Marmara, pero que en realidad sucedió en 2009 (hubo solo palos y metales que algunos a bordo del Mavi Marmara confeccionaron unas horas antes del abordaje militar israelí). Porque es difícil aceptar que el estado de Israel y su ejército estén guiados por el odio y el fanatismo de los judíos ortodoxos fanatizados y de los 400 mil colonos en territorios ocupados; un odio y sed de venganza sólo equiparable al de los líderes y seguidores de Hamás en Gaza. Y porque Israel tiene que avanzar, tomando la iniciativa por su superioridad militar, hacia la consolidación de dos estados independientes que mutuamente se respeten sus soberanías territoriales. La ausencia de paz con sus vecinos palestinos, como gritan las voces de Oz y Grossman, sólo apuntala el declive moral de Israel y favorece a Hamás; es decir, favorece el radicalismo asesino que impulsa el odio antisemita de regímenes como el de Irán. La situación en Gaza bajo el bloqueo israelí se ha vuelto insostenible, no sólo por razones humanitarias, sino porque Israel no puede sobrevivir inflingiendo a sus vecinos las condiciones des–humanizadas dentro de un ghetto territorial equiparable al que el antisemitismo impuso al pueblo judío a lo largo de su historia; y que allanó el camino de los nazi hacia la “solución final”.

Israel se encuentra entrampado en un nudo gordiano de dimensiones éticas insondables, como reflexiona G. Steiner. Solo las voces de sus “justos” (como explica M.Vargas Llosa, Reforma, 13 de junio, 2010) le pueden guiar hacia una existencia “justa”. Porque, a pesar de lo que piensan algunos, la Shoa justifica y justificará cierto derecho paranoico e ilimitado a la autodefensa del estado judío; porque un pueblo que ha sufrido, apenas sobrevivido, un intento de exterminio total en nombre de Dios, sabe que la existencia del estado de Israel es la única garantía, el último refugio, para todos los judíos cuando la bestia antisemita resurja.

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