Conjeturas
Alvaro Cepeda Neri
Los rateros dueños de los bancos pseudomexicanos (salvo Banorte e Inbursa, en manos de dos multimillonarios: el galletero González y el casi rey de telecomunicaciones y otros negocios: Slim Helú), radican en España, Inglaterra y Estados Unidos, a cuyas cuentas van las multimillonarias ganancias que obtienen en nuestro país por los escandalosos cobros de servicios a los usuarios, algunos de los cuales tienen sus ahorros y pequeñas cuentas para cheques y reciben miserables dizque réditos. Pero les cobran “las perlas de la Virgen” por la renta anual de una tarjeta de crédito. Salvo a los de nivel gerencial muy alto, explotan a sus empleados con el pago de dos a tres salarios mínimos. En caso de que les falten cinco centavos, se los descuentan, pero si excede los cien pesos les fincan responsabilidades penales y los boletinan para que ningún banco los contrate.
Los dueños de esos bancos, que son concesiones, cobran hasta un 20 por ciento en cualquier trámite y así se hinchan las alforjas que se llevan mensualmente a sus países, sin pagar lo justo. Incluso no pagan los impuestos de ley cuando venden sus bancos. Son ladrones con permiso del gobierno, hoy calderonista, ayer priísta. Roberto Hernández y sus compinches, cuando vendieron ¡la concesión! de Banamex, sin sus activos y edificios, se llevaron una fortuna multimillonaria… Y el gobierno federal les perdonó el pago de la transacción desde Miguel de la Madrid, hasta el general de cinco estrellas Calderón. Todos han sido complacientes con esos ladrones de la banca.
Se reunieron como cada año, hospedados en Acapulco como reyes del dinero para ver cómo aumentan sus ganancias y capitales. Y alardean de llevarse el producto de su usura sin límites. Y es que sin controles, éstos la gozan en el más absoluto libre mercado e imponen altísimas tarifas a los usuarios que, cautivos están obligados a pagar. Los banqueros son la punta de lanza del capitalismo salvaje en su versión del neoliberalismo económico. Sus nuevos aliados son los narcotraficantes que “lavan” en esos bancos sus multimillonarias ganancias. Y los politiquillos ladrones que guardan el producto de la corrupción.
Los usuarios son el botín de esos banqueros que, con los gobernantes, comerciantes voraces y demás pillos del mercado… ¡libre!, empobrecen a la población. Los banqueros no tienen controles y la reglamentación es el: “¡obedézcase, pero no se cumpla!”, que trajeron los gachupines (gachupines y españoles son dos cosas distintas, aclaro) desde la conquista. Y sigue como santo y seña de banqueros que roban impunemente, con autorización de los gobiernos. Los cobros por sus servicios son un robo, un abuso, un botín. Sentaron a los candidatos presidenciales para exigirles que, bancos y banqueros son intocables o de lo contrario quiebran y tienen que pagar los pueblos que cumplan su amenaza: “impunidad para el botín o nos llevamos los capitales”. Y están a punto de generar una crisis en nuestro país, como las de los europeos, y escaparán como ratas, cuando se hunda la nave económica mexicana.
cepedaneri@prodigy.net.mx
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