martes, mayo 22, 2012

Encender las sirenas incluso : María Teresa Jardí

Encender las sirenas incluso

María Teresa Jardí


Una cosa más sobre el exterminio que Calderón se empeña en continuar haciendo del único Ejército nacional y constitucional que tenemos. Está documentado que la derecha panista le abrió las puertas del presidio a Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”. Y es muy posible que lo anterior se haya hecho a sugerencia del gobierno gringo, al que debieron encendérsele todas las luces de alarma debido a la decisión criminal impulsada en contra de los mexicanos desde que se empezó a bajar la educación escolarizada para convertir a México en el laboratorio de la impunidad, frente a la infamia, para luego extender la limpia de pobres, hasta lograr el total sometimiento del resto de países hermanos latinoamericanos.


Suponiendo que sea cierto —y nada indica que lo sea– lo de la propuesta de Amado Carrillo en el sentido de que de no molestarlo en su elección criminal —como la de los Wall Mart, las empresas mineras a cielo abierto y la telebasura— elegida como forma de vida productora de dinero a raudales, ese narcotraficante le garantizaba al gobierno mexicano que la droga no se quedaría en México y que el paso de la droga —convertida en mercancía clandestina porque el sistema financiero de los yanquis así lo requiere– por nuestro territorio se daría sin violencia. Además de propiciar la cantidad de dinero necesaria para el pago de la deuda externa. Supliendo, digo yo, lo de los impuestos que se les condonan a las empresas amigas del desgobierno a la mexicana que sexenios ha sufre el pueblo mexicano.



Lo anterior debió alarmar a los yanquis. Aceptar la propuesta de ese capo como control de daños y como dictaba la sensatez y la más elemental de las inteligencias habría retrasado la conversión de México en laboratorio criminal de exterminio de pobres y habiendo fracasado la invasión a Irak y a punto de tener que retirarse de Afganistán, donde también ha fracasado el imperio, no iban a permitir a un capo no sanguinario y llegado Fox aceptó la orden de sacar al que garantizaba la masacre.


Y queda claro a estas alturas y se van sucediendo en los libros publicados por periodistas las investigaciones, que el poder oculta, que Calderón sacó a la calle al Ejército nacional con la orden de perseguir a los enemigos del cártel encabezado por “El Chapo”, hasta hace muy poco elegido como el amigo del gobierno yanqui y del usurpador de la silla del Ejecutivo federal. Y hasta el cansancio se nos ha hecho saber también que los Beltrán Leyva estuvieron aliados a ese gangster hasta que se pelearon y es posible incluso que los generales arraigados se hayan visto involucrados con esa gente en cumplimiento de la orden recibida.


Envilecer al Ejército nacional, de lo que de suyo ya acumulaba de desprestigio, como está haciendo Calderón con la detención última de los generales con apuestas políticas diferentes a la de ese impresentable genocida. Debido, también hay que decirlo, al sometimiento por parte del actual Secretario de la Defensa Nacional a los dictados de Calderón sin atinar a entender lo que eso iba a significar ni a defender a los suyos, es alarmante en sí mismo. Máxime cuando la corrupción está tan generalizada que si de su combate se tratara se empezaría por los muchos políticos que sí tienen fortunas inexplicables. Pero mucho más alarmante si ligamos lo anterior al hecho de transitar a la puerta de un proceso electoral complicado en el que los intereses de las mafias que controlan el poder están opuestos a las intenciones de voto de los ciudadanos y si a eso sumamos lo de la aparición de otro conveniente “Aburto” en solitario, o no tan solitario, cerca del templete de AMLO es para encender las sirenas incluso.



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